viernes, 28 de junio de 2019

Volar bajo (uno)


Este artículo ha sido publicado en la revista OP Machinery, en su número de junio-julio de 2019.


VOLAR BAJO (1)






A todos los profanos, que un avión vuele nos parece, en principio, algo maravilloso. Luego, tras ver tantos aviones y haber volado tantas horas y tantas veces, si te explican eso del aire, la inclinación de las alas, y ciertas fuerzas que operan, ya te parece normal. Pero si eres un político lo suficientemente encumbrado como para estar en la toma de decisiones sobre la fabricación de un avión, aunque este sea enorme, y del resultado positivo de tus decisiones puedan derivarse grandes beneficios, con miles de puestos de trabajo en juego y el prestigio que da la gran aeronáutica, la conjunción de tus deseos junto con los de otros colegas de otras nacionalidades, va a hacer muy difícil que los técnicos que diseñan aviones sean capaces de negarse a todos tus requerimientos.
Lo dicho puede que sea la razón de que acabara aprobándose una gran lista de requerimientos que el nuevo avión debía cumplir, algunos de ellos en posible contradicción con otros. A esto añadámosle que como la empresa que se va a responsabilizar es pública y el control de los ciudadanos nulo, el resultado puede que sea impredecible.
Pues bien, seguramente ustedes habrán oído hablar de los aviones Hércules, unos aviones americanos de carga especialmente usados en los ejércitos de medio mundo; en la otra mitad se usan unos aparatos rusos similares. Llegó el momento en que la UE tras el incuestionable éxito comercial y económico de los aviones Airbus, que llegó a sobrepasar las cifras de venta de Boeing, se planteó la fabricación de un nuevo avión europeo similar al viejo Hércules. Al fin y al cabo podía haber un mercado cautivo muy importante entre los países de la órbita de Bruselas, y otro mercado en el resto del mundo con lo que se podría tener clientes suficientes. Conviene señalar que la historia de la industria aérea española tiene cerca de cien años, aunque hace poco más de setenta que fue capaz de diseñar y fabricar sus propios aviones. Construcciones Aeronáuticas, S.A., CASA, que pasó a formar parte del INI (Instituto Nacional de Industria) entregó al Ejército Español y a otros, especialmente, el indonesio, una cierta cantidad de aviones de los modelos CN-235, principalmente. Eran pequeños aviones de carga con un comportamiento muy notable. Finalmente, en 1999, España aportó esa compañía al grupo militar de Airbus, dentro de la operación de creación del mismo. La nueva compañía europea, Airbus Military, en la que participan Alemania, Inglaterra, Francia e Italia, además de España, es responsable de los programas de fabricación de la línea militar de Airbus, donde destaca el nuevo A-400M, sin olvidar otros modelos más ligeros, como los derivados de los viejos CN de CASA. Tras las típicas reestructuraciones del grupo, finalmente en 2014, se crea Airbus Defence and Space, cien por cien dependiente de Airbus Group, y dedicada a aviación militar, drones, satélites y lanzaderas espaciales. El grupo tiene su sede en Munich, e instalaciones industriales en la propia Alemania, Francia y España, con la planta de ensamblaje del A-400M en Sevilla e instalaciones en Getafe. Su departamento de estudios radica en Madrid; España es la primera en cuanto a efectivos humanos. Para saber más lea aquí: http://www.airbus.com/defence.html.
Pues bien, ya tenemos a los políticos de que hablábamos más arriba exigiendo a los ingenieros un avión que va a llamarse A-400M, bastante complejo. Veamos: este modelo ha de proveer una gran capacidad de carga (lo que implica motores potentes), una alta autonomía (consumo moderado), alta velocidad de crucero, pero también baja para que pueda aterrizar y despegar en pistas no preparadas (tren de aterrizaje reforzado), con carga y descarga rápida (portón trasero), lanzamiento de paracaidistas y repostaje en vuelo para helicópteros y otros aviones. Algunas capacidades se consiguieron desde el principio, aunque no otras que habían de ser implementadas después, con el consiguiente encarecimiento del producto, ya de por sí elevado al ser tan complejo.
Se empezó con una cartera de pedidos superior a las 200 unidades, que por retrasos y encarecimiento empezó a bajar hasta los 180 aparatos. Actualmente se han entregado alguno más de 60 y la cartera no solo aumenta, sino que España, que había pedido 27 solo se quedará con 14, debiendo vender los 13 restantes -por su cuenta, claro-, unos 50 M€ más baratos que su precio de coste. (continuará)







lunes, 17 de junio de 2019

A vueltas con el populismo



Anoche tuve ocasión de ver en la televisión una entrevista a una de las personas más populistas que esta nueva hornada de políticos españoles nos ofrece. Me estoy refiriendo a Inés Arrimadas, la que ha cambiado Cataluña por España, donde se adquiere más notoriedad y se gana más. Y como siempre utiliza el término populista como algo denigrante, me permito ofrecerles a ustedes un texto sobre este vocablo, escrito ya hace unos años.


LUNES, 15 DE DICIEMBRE DE 2014

¿Qué es el Populismo?



Este artículo se ha publicado en la revista Euroequipos y Obras, en su número de noviembre-diciembre, ya en distribución.




¿QUÉ ES EL POPULISMO?

Un conspicuo lector, que prefiere seguir en el anonimato, me ha pedido que le dé una explicación acerca del populismo. Como me confesaba supina ignorancia en temas políticos, en vez de ofrecerle una definición de manual que podría encontrar en internet,  me pareció más didáctico y más entretenido explicarle la cuestión por medio de una buena lista de cosas que son propias de populistas; así, le decía yo, aprenderás lo que no debes hacer o decir, so pena de que te tachen con tan ignominioso adjetivo. Y se me ha ocurrido publicar aquí tal lista; no dudo de que ustedes conocen del tema, pero siempre ha podido haber algo que se le haya escapado a alguien.
Esta lista no pretende ser exhaustiva –para eso se necesitarían varias páginas más-, pero espero que les dé bastantes pistas, y después, ustedes mismos podrán aplicar el criterio con razones de similitud o lo que les parezca mejor.
Por ejemplo, ser populista es no estar de acuerdo con la política de nuestro gobierno, en particular, con los recortes en educación o en sanidad; es pensar que los ciudadanos no deben conformarse con votar cada cuatro años –los que voten- y dejarles el campo libre a los políticos profesionales; es no creer que la soberanía popular resida en congresos convenientemente organizados, y pensar que otra forma de representatividad es posible; es no estar de acuerdo con la práctica de las puertas giratorias; es escandalizarse con la endogamia galopante del Tribunal de Cuentas; es no aceptar el régimen de corrupción que practican los distintos partidos políticos; es pensar que un presupuesto sostenible puede ser atacado, no solo por la vía de reducir el gasto, sino también por la de aumentar los ingresos; que una política fiscal más progresiva puede servir para reducir el déficit y para lograr una mayor cohesión social; es creer que en España la desigualdad social está creciendo hasta límites insostenibles y es propugnar que no haya tanta desigualdad salarial.
Ser populista es creer que no hay derecho a que haya cada día más pobres, en tanto las grandes empresas siguen ganando enormes sumas y sus dirigentes ingresando sueldos, dietas y pagas por objetivos que superan los criterios más responsables. Es denunciar la creciente miseria en que se encuentran el veinte por ciento de los niños españoles. Es de populistas no ponerse de perfil ante la noticia de que Caritas atiende a dos millones y medio de españoles.
Populismo es creer que hay más verdad en las filtraciones de Julian Assange o de Snowden que en lo que nos puedan contar los medios de comunicación que sirven a intereses financieros y de poder muy lejanos a los verdaderos intereses de nuestro país.
Populismo es avergonzarse de la imagen que España está transmitiendo al exterior con esa caterva de gente inculta y casposa que nos dirige. Es lamentar que la consecuencia de su actuación sea la ruina para millones de españoles y una larga etapa de miseria y explotación para la ciudadanía española. Populismo es expresar el hartazgo por esta situación que parece no vaya a tener fin, en tanto los de la casta –sí, amigos, llamemos a las cosas por su nombre- siguen gozando de las prebendas que el ejercicio de su poder les otorga. Es pensar que la democracia debe ser otra cosa.
Bueno, ya tienen una ligera idea, pero no se consideren seguros. Si no les llaman populistas, les pueden llamar anti sistema, chavistas, filo etarras, iraníes, venezolanos, bolivarianos, extremistas o cosas así, que deben ser aún peores. Pero quién tenga un mínimo de decencia no debe consentir que los causantes de este delito de leso país continúen esquilmando impunemente los cada vez menores recursos y, encima, nos tachen a los demás con adjetivos como este de populistas o demagogos. ¿O todavía creen ustedes que ellos llevan razón?



viernes, 14 de junio de 2019

Sicilia en 10 claves y una coda







1. No hay vida en el campo, cualquier pueblo es un abigarrado conjunto de bloques de 6 a 12 pisos. Fuera de las zonas residenciales junto al mar, apenas hay viviendas, concentrándose éstas en las ciudades, grandes o pequeñas.

2. Los edificios de hormigón muestran en sus fachadas y balcones lo que puede ser un defecto congénito de construcción, por no hablar de aluminosis. Algún día los problemas serán más graves, como los de los puentes, febrilmente inmersos en obras de mantenimiento.

3. La abundancia de palacios, iglesias y conventos nos lleva a imaginar cuántos clérigos, obispos, príncipes y nobles pudieron vivir de las rentas de una isla necesariamente rica. Lo grave es que hoy en día quedan obispos y príncipes, pero no son exportables.

4. Esta estructura ha generado una situación económica en la que la población siente que no hay futuro, la emigración es la única salida, y ciertos políticos han encontrado un chivo expiatorio en la inmigración africana. Los sicilianos e italianos han comprado esa mercancía averiada.

5. En algún momento del día o de la semana se recoge la basura, porque aunque se vean los contenedores rebosando de bolsas de plástico, si no se recogiera se formarían tres Etnas mensuales; tampoco se ve regar o barrer las calles, salvo en determinados lugares.

6. El tráfico caótico y el comportamiento desinhibido de los conductores se aproxima al que mostraban las ciudades chinas antes de la modernidad. Es posible ver familias enteras a bordo de una moto, o gente de pie en una camioneta.

7. El comercio es la actividad económica por excelencia. En cualquier calle, en rotondas, en los sitios más inverosímiles siempre hay alguien tratando de vender algo, lo que sea, incluida alimentación. Pareciera que no hay reglas establecidas sobre su salubridad.

8. No obstante lo anterior, siempre podrá verse una patrulla de la Guardia di Finanza, luchando, entre otras cosas, contra la delincuencia financiera y económica, el blanqueo de capitales, el tráfico de drogas o la evasión de impuestos; es lícito preguntarse por el resultado.

9. Al reino de las Dos Sicilias le sucedió la monarquía liberal de los Saboya y a éstos, la República Italiana. Las calles siguen llamándose Vittorio Emanuele, Cavour, Garibaldi, o anteriores, como el virrey Maqueda. Solamente han desaparecido los nombres de la etapa fascista. ¿Volverán?

10. Si tuviera que pintar un mural aparecería el Etna, padre, madre, norte y guía, avisando de su presencia con su penacho blanquecino, como una advertencia de la fragilidad de la vida humana; también la fachada y el pantocrátor de la catedral de Cefalú y el claustro de la de Monreale; el templo dórico de Segesta y la plaza del elefante de Catania; una calle cualquiera con tenderetes, bares y tiendas de souvenirs; un montón de basura desparramada con un Maserati aparcado al lado y, al paso, cuatro jóvenes vestidos a la italiana, todos delgados, de un negro impoluto, trajes impecables, pantalones hasta los tobillos, zapatos largos y sin calcetines; más atrás unos clérigos y la policía; en lontananza, una refinería de petróleo y a los lados, campos de trigo, viñas y un olivar. Todo festoneado de palacios e iglesias.

Coda final. Y el gran resumen sería la frase, si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie; Giuseppe Tomasi de Lampedusa conocía el percal.

jueves, 13 de junio de 2019

Población y poesía (3)


El manuscrito encontrado en Agrigento.



Una emoción comparable a la que me hubiera producido el encuentro de los manuscritos del Mar Muerto, me supuso ver en una pared del lobby del Grand Hotel Mossés de Agrigento un cuadro colgado, cubierto de cristal, con unas líneas escritas a modo de poema, a lápiz, sobre un fondo azulado. Vean:








El texto me subyugó por su belleza y traté de hacer averiguaciones acerca del autor y el significado de algunas palabras. La primera ayuda la obtuve de M.ª Rosario Guttadauro Billante, mutrikuarra de ancestros sicilianos como resulta obvio, y la segunda de Chiara de Meo, que ha buceado hasta encontrar al autor del poema y algunos datos biográficos; a ambas, mi agradecimiento.

Vincenzo Cancila, natural de Castelbuono, provincia de Palermo, arquitecto, diseñó y construyó varios hoteles en Sicilia, amén de un destacado proyecto turístico en Favignana, Islas Egadas, promocionado por el gran actor Vittorio Gassman. Para ver más de este proyecto pueden clickar aquí http://reportagesicilia.blogspot.com/2016/02/lutopia-del-villaggio-gassman-favignana.html

Fuera de su faceta de arquitecto, Vincenzo Cancila era, evidentemente, poeta, y murió el 10 de noviembre de 2008 a los 83 años en el pueblo que le vio nacer. No ha sido posible encontrar rastro de su obra poética y solo podemos leer este poema que dejó en uno de los hoteles que diseñó.
Diez años después, la casualidad ha querido que yo lo viera, y con más atrevimiento que genio, me he permitido hacer una traducción libre de su “Doppo la tua partenza”. En Italia tienen un refrán, traduttore, traditore, es decir, traductor, traidor, así que me he sentido totalmente libre para traerlo al español; cuando Vincenzo lo colgó en aquella pared lo dejó al albur de los turistas, y no creo que le importara mi fechoría. Ahí se lo dejo a ustedes:

Después de tu partida” de Vincenzo Cancila

Traducción libre de José María Pozas

Un día tras otro, tras tu marcha
he sentido la disolución de las cosas
que me parecieron eternas,
de los pensamientos que retuve inmutables
hasta descubrir la magia de la esencialidad,
porque tu recuerdo
me ha mostrado la poesía de los desiertos,
míseros granos de arena pulidos
por milenios de sirocos
que el mismo viento depositará mañana
modelando otras dunas,
otros sentimientos sin memoria,
otros espejismos de luces, para inventar,
para esconder las colinas de polvos y detritos.
  Yo, lo que queda de los mitos,
solo árida tierra,
si la piedad de la lluvia no la cubriera
en cada primavera de tiernas
y blancas margaritas.



martes, 4 de junio de 2019

Notas de mayo (y dos)








Uno. La constitución del nuevo parlamento surgido de la jornada electoral del 28 de abril ha dado mucho que hablar.
Como en otras ocasiones, la Junta Electoral Central, autoridad competente para estas cosas, autorizó en tiempo y lugar ciertas listas en las que se integraban personas imputadas en el proceso que sigue el Tribunal Supremo contra los hechos acaecidos en Cataluña y que dieron lugar a lo que la fiscalía calificó como delitos de rebelión, sedición y malversación de caudales públicos. Como consecuencia de esa imputación esas personas están en prisión preventiva. Al margen de que dicha calificación sea ajustada a derecho (hay más juristas en contra que a favor), el juicio está siguiendo sus cauces normales, hay que esperar que se dicte sentencia, que se recurra, y se llegue al tribunal de Estrasburgo y con ello al final del proceso. De modo que el asunto en cuestión puede llevar varios años, como ha ocurrido en otros casos anteriores, y entretanto, los acusados están encarcelados, y llevan así algo más de año y medio.
Ustedes se preguntarán si la Junta Electoral Central no conocía estos extremos, o no conocía a los encausados. O no sabía lo que podía ocurrir. Respuesta: Sí, lo sabía. Pero esa Junta, o el sistema judicial español, o el Tribunal Supremo, o el Constitucional, o el rosario de la aurora, que nunca se sabe, por razones que los demás mortales no acertamos a entender, hicieron mutis por el foro, callaron como tumbas, y dejaron que las cosas siguieran su evolución.
Y la gente, que es muy mala y muy ignorante, votó a esas personas.
Y llegó el día de la constitución de las Cortes Españolas. Y los encausados, elegidos por la voluntad popular, aparecieron conducidos por las fuerzas de orden público (al menos, ni aherrojados, ni siquiera esposados), prometieron la Constitución, y volvieron a prisión.
Y entonces, nos enteramos de que hay un reglamento que es posible que pueda suspender la condición de diputado o senador a personas en esas condiciones.
Y la Mesa del Congreso pide opinión al Tribunal Supremo.
Y el Tribunal Supremo contesta que no está para esas cosas, sino para más altas misiones (vamos, como si no fuera de este mundo), que ha emitido jurisprudencia y que se repasen sus escritos, que a ver qué va a ser esto, hombre, faltaría más.
Y la Mesa dicha pide opinión a sus letrados y éstos dicen que efectivamente, que esos diputados o senadores han de ser suspendidos de su condición, pero no por lo que señala el reglamento de la Cámara, sino por un artículo de la ley de enjuiciamiento criminal (toma ya!)
Y la Mesa les suspende.
Y están suspendidos, pero si ellos no renuncian (y no van a renunciar) suspendidos y todo siguen siendo diputados, que para eso les han votado, han salido elegidos y han prometido la Constitución.
Y así estamos.
En resumidas cuentas, esos miles de personas que han votado a favor de los acusados ateniéndose a todas las formalidades habidas y por haber en el proceso electoral, se han equivocado. ¿Por qué? Pues, sencilla y llanamente, porque no se habían leído ese reglamento, o la ley de enjuiciamiento criminal, o si lo habían hecho no consultaron su duda al presidente de la mesa en la que depositaron su voto, o, si votaron por correo, al funcionario al que entregaron el sobre.
Lo que está también muy claro es que ni la Junta Electoral, ni ningún tribunal español es culpable de nada; la ignorancia de las leyes no exime de su cumplimiento como reza uno de los primeros asertos que aprenden los estudiantes de derecho.
Habrá quien diga que son los partidos políticos quienes deben conocer esos extremos para no caer en el error. A esto cabe señalar que los partidos en cuestión pueden aprovechar cualquier resquicio legal que consideren pertinente. Eso también lo reconoce el derecho.
Lo único que, en mi opinión he escuchado con una buena carga de sentido común, ha sido lo dicho por el ex diputado Joan Cosculluela: que se someta la cuestión al veredicto del pleno del Congreso, donde se supone que reside la soberanía nacional, en feliz frase. Si se aprueba se estará reprobando ese famoso reglamento que, en consecuencia, habrá que modificar.
A menos que ese reglamento sea inmodificable, cual pétrea tabla de la ley, tan inmodificable como algunos pretenden que sea la propia Constitución.
Y queda por conocer la opinión del Tribunal de Derechos de Estrasburgo cuando dictamine sobre los euro parlamentarios, que el caso va a llegar; en esa instancia la Justicia española no ha salido muy bien parada hasta la fecha, y en esta nueva ocasión no va a ser distinto.
Esta es la división de poderes en España.






Dos. Los que tenemos cierta edad podemos recordar la gesta de Edmund Hillary y el sherpa Tenzing; uno era neozelandés y nepalí el otro; ambos, los primeros seres humanos en escalar el Everest en 1953.
A ellos les siguieron muchos más, cada año más, se puede decir. Hace unos días pudimos ver una columna de escaladores, uno tras otro, en el sendero que conduce a la cumbre. Digo sendero porque eso es lo que parecía, un sendero en cualquier monte, con nieve, eso sí, un domingo por la mañana en cualquiera de los países de nuestro entorno. Hasta el extremo de que debido a la congestión del tráfico, y como estamos hablando de una altura de ocho mil y muchos metros donde escasea el oxígeno, hubo dos o tres fallecidos.
Antes era de admirar el espíritu de aventura, la tenacidad y el esfuerzo; ahora cualquiera puede hacer cualquier gesta, solo hace falta el dinero para pagarlo: se ofertan viajes a la luna, y pronto a Marte.







Tres. Se juega la final de la Champions en Madrid, y la juegan dos equipos ingleses. Inglaterra inventó (también) el fútbol, y con ello los hooligans. Cuando veíamos aquellas imágenes de trenes destrozados, hace decenios, nos parecía increíble que eso pudiera suceder en Inglaterra, en la pérfida Albión, país en el que la circunspección y la mesura parecían residir. Perdimos la inocencia e imitamos las prácticas ajenas. Hoy somos unos más del montón.
Se espera que acudan más de 50.000 ingleses a Madrid y muchos se frotan las manos pensando en que harán buena caja. Al fin y al cabo, son clientes poco exigentes, con que la cerveza esté bien fría y sea abundante, lo demás no tiene importancia. Si hay unos pobres, mejor si son mujeres, a las que arrojar unas monedas (pocas) para ver cómo se arrastran por el suelo en su búsqueda, si pueden cantar ese lololó que cantan, ya son felices; los más perjudicados por el alcohol se arrojarán solícitos en brazos de la policía, y ésta cobrará horas extraordinarias; y los hoteles harán el agosto a primeros de junio, por si luego vienen mal dadas.
En la época en que se instituyeron los recortes, se dijo que el Ministerio del Interior facturaría a los equipos de fútbol los gastos incurridos para mantener el orden en las calles; algo parecido harían los ayuntamientos para gestionar las miles de toneladas de basura arrojada a la calle por los hijos del primer mundo.
Creo que los españoles se merecen que se publiquen esos datos, mejor que saber si han venido 50.000 o 55.000.
Del resultado del partido ya nos enteraremos más tarde.