A la
intervención de la banca privada –que están en su derecho, ojo- en la campaña
de las autonómicas catalanas, y que comentábamos en el post anterior, se ha
unido la del banco de España, lo cual es bastante más discutible.
También,
la de Javier Tebas, presidente de la liga de fútbol profesional, o si se
quiere, la patronal de los equipos de fútbol, de las empresas del fútbol, para
entendernos, que igualmente están en su derecho. Se me ocurre que si la
improbable secesión catalana produjera el efecto de sacar al Barcelona de esa
liga, y de rebote, a la paralización del negocio en todo el país, haría un gran
servicio a los españoles: quizás entonces los cerebros ibéricos dejarían de
pensar sólo en el futebol.
Pero
lo que de verdad me tiene fascinado es lo dicho por el ínclito Arzobispo de
Valencia y Cardenal de la Iglesia, Antoñito Cañizares, quien ha convocado a una
vigilia para el viernes por la noche para rogar por España. Me recuerda a
aquello que se contaba sobre las videntes del “milagro” de Fátima, a quienes la
aparición les decía eso de ¡ay, pobre España, pobre España! Luego, ya hemos
visto lo que ha pasado y hemos empezado a comprender. Se empezó por la ley del
divorcio, se siguió por la del aborto y se ha acabado con la del matrimonio
homosexual. Menos mal que el PP presentó recurso ante el Constitucional para
cada una de ellas y la cosa no ha ido a más. Menos mal que el mismo Rajoy asistió al ágape del ex alcalde de Vitoria
pero no asistió a la ceremonia civil. ¡Hasta ahí podíamos llegar!
Volviendo
a lo del Cañizares -que ha permanecido callado como un mudo ante los millones
de parados, los recortes, los desahucios, los despidos masivos, la corrupción,
la emigración económica, la creciente desigualdad social, etcétera, por no
hablar del maravilloso ejemplo de
pobreza dado por su conmilitón el Rouco Varela- me maravilla que este tipo de
personas se preocupen siempre por
España, pero nunca por los españoles o por los catalanes. Pero la duda que me
corroe es para qué necesitamos rezar, si es sabido, que la Divina Providencia
hará lo que sea mejor para su amado país y no nos va a dejar a última hora en
la estacada.
¿O
es que no hay confianza en la cuadrilla?