Este artículo ha sido publicado en la revista OP Machinery en su número de noviembre-diciembre.
Ayer, siete de octubre, acudí al estreno comercial de En los márgenes, aunque cuando puedas leer este texto habrá pasado un mes. Cuatro historias distintas, un desahucio ya en marcha, otro anunciado, una niña retirada de la patria potestad de una madre multiempleada que apenas tiene tiempo de atenderla, y en medio de todo, un abogado defensor muy concienciado, y que, como recompensa, pierde a su mujer pero gana al hijo de ésta. El guion es una obra maestra, y en una hora cuarenta minutos se intercalan imágenes de los tres casos en los que interviene el abogado, más lo que él mismo vive, sin que el espectador tenga un minuto de reposo. La película es dura de ver, con imágenes y situaciones muy fuertes y un elenco de actores que lo dan todo.
Es
un alegato político contra los desahucios y los lanzamientos, con
reconocibles
voces en off
que nos proporcionan datos reales, y
con
activistas de la Pah (Plataforma anti desahucios) interviniendo en
pantalla. En definitiva, la película supera todas las expectativas,
y, para
mí, deja
a distancia los
mejores films
de Ken Loach, reflejando
una
realidad española, que la mayor parte del publico conocemos de oídas
sin
que
podamos
imaginar lo que los afectados pueden
llegar a experimentar.
Junto
con los títulos de crédito, la pantalla
nos señala que en nuestro país se producen cien desahucios al día,
y que
llevamos
más de
400,000
desde la crisis financiera, entre
desahucios y lanzamientos.
Recordemos
que esas cifras significan familias afectadas que, por los avatares
de la vida y de las crisis
financieras
que ellos no han creado, se han convertido en los paganos del sistema
y han caído de hoz y coz en la desgracia de perder su hogar.
Y para aclarar los términos, debemos indicar que un lanzamiento es el procedimiento de desalojo de una vivienda que ha sido embargada por no pagar la hipoteca, en tanto un desahucio sería lo mismo pero cuando hablamos de un impago de alquileres. En la actualidad es más usual hablar de desahucios en ambos casos.
La situación es y ha sido de tal calibre de gravedad que debemos recordar el llamado decreto Guindos – por aquél ministro que lo pergeñó-, responsable del Código de Buenas Prácticas Bancarias. Aunque debiéramos suponer que los Bancos no tienen malas conductas, sin embargo a veces, hay que recordárselo para evitar las malas intenciones. Ese código indica básicamente a los bancos que, antes de meterse en un desalojo, se debe negociar con el hipotecado la dación en pago, es decir, admitir el piso hipotecado como pago o parte del montante de la hipoteca, y también colaborar en la búsqueda de un alquiler sustitutivo. En el parecer de cada uno de nosotros está el creer que ese código se siga.
Lo cierto es que con código o sin el, la situación suele empeorar. Se acumulan más cuotas de hipoteca sin pagar o más meses de alquiler impagados, y el banco en cuestión busca otras soluciones. La semana pasada supimos que KutxaBank había llegado a un acuerdo con un fondo (buitre) radicado en Irlanda para traspasarle una cartera de unos 2,500 casos impagados por un montante de unos 240 millones de euros. Esta suma mejora la liquidez del banco; las provisiones que había realizado por esas moras en ejercicios anteriores devienen en beneficios, y el paquete de clientes morosos ya no es suyo: una operación redonda. El fondo irlandés podrá actuar contra los deudores sin ningún tipo de traba y los beneficios de la operación, que se presumen altos, escapan de pagar impuestos, que para eso Irlanda – aunque esté dentro de la Comunidad- es un paraíso fiscal. Y cuidado con el apelativo ese de fondo buitre; en muchas ocasiones esos fondos se nutren de las aportaciones de nuestros fondos de pensiones, con lo que estaremos asegurando nuestra pensión a costa de las desgracias ajenas.
Cuando ese fondo actúe, se verán otra vez escenas como las descritas en la película En los márgenes; tanto da que sean hipotecas impagadas o alquileres sin pagar. La justicia está para actuar y la policía para ejecutar; todos son profesionales y trabajan dentro de la ley.
De ahí que conviene que recordemos en su momento, que pronto ha de llegar, el ideario político y ético de los distintos partidos en liza.