... porque la contradicción es una de nuestras características principales. Ser contradictorio puede ser lo contrario a lo lineal, a lo preestablecido. Por eso, no nos hartemos nunca de la literatura, no nos hartemos jamás de leer o de escribir ... ahí cabe todo, ahí todo está perdonado.
miércoles, 29 de julio de 2020
Carpe diem
sábado, 25 de julio de 2020
Mi hija Nuria
miércoles, 15 de julio de 2020
Nos tienen envidia
jueves, 9 de julio de 2020
Mi pierna izquierda
Recomiendo la lectura previa de la entrada "Un día de playa" del día 20 de agosto del año pasado.
Si me han hecho caso y han leído “Un día de playa”, como les recomendaba en el recordatorio de más arriba, puedo asegurarles que aquella entrada del año pasado por estas fechas tenía algo más de enjundia de la que puedo ofrecerles en esta ocasión; de hecho no tengo nada claro cómo voy a continuar esta entrada de hoy.
Puedo asegurarles que el enclave es el mismo, la misma playa y las mismas rocas; habrá cambiado la arena, como cambia el agua, recuerden esa máxima de que nunca veremos pasar el mismo río: aquí también puede aplicarse, pero no nos pongamos filosóficos, es la misma playa.
La pierna es mía, la zurda para más detalle, y el trozo de tela verde que puede verse por encima de la rodilla, mi bañador. No hay nada más en qué fijarse, se trata de una pierna corriente, con su pie correspondiente y su rodilla por la parte superior. A pesar de los años que tiene aún me presta un buen servicio y espero y deseo que sea así unos cuantos más. No soy de los que valoran la vida por encima de todo, por el contrario tengo claro que ha de tener un mínimo de calidad para ser vivida, de lo contrario prefiero pasar página. Lo que venga después también lo tengo claro, mis cenizas servirán para alimento de alguna planta en el mejor de los casos, y solo aspiro a vivir en la memoria de ustedes y que sepan anteponer mis escasos méritos a mis múltiples faltas.
Por supuesto –¿quién si no?- así nos lo dejó escrito Manuel Machado en su Retrato: Y cuando llegue el día del último viaje, y esté al partir la nave que nunca ha de tornar, me encontraréis a bordo ligero de equipaje, casi desnudo como los hijos de la mar.
Así que de esa pierna que se ve en la foto y de la otra que no se ve, solo espero que me lleven en ese último día a un lugar como esa playa, con la misma compañía que la de hoy, para abordar esa nave que nunca ha de tornar.
Y que conste que mi pierna izquierda no es lo peor que tengo.
Y
que conste que
día del ultimo viaje
cuando llegue el día del je,
y esté al partir la nave que
nunca ha de tornar,é al partir la nave que nunca ha de tornar,
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encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los
hijos de la mar.
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a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la
mar.
Y
cuando llegue el día del último vïaje,
y esté al partir la
nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de
equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.
viernes, 3 de julio de 2020
Otros cuidados
De modo que ya pueden hacerse una idea. Pero lo verdaderamente grave y lo que me ha movido a traer esta imagen y su comentario, es que, al menos que yo sepa, esto viene sucediendo por espacio de una docena de días, que son los que yo he estado por ahí.
Porque, aunque no siempre en el mismo banco pero sí en el mismo paseo, he podido ver esas pertenencias, a distintas horas. Y una de las veces, dormida, la dueña de las mismas, una mujer metida en años y, para su desgracia, con la huella de la vida en la calle.
Y me pregunto cómo es posible que si yo, y los cientos de personas que han pasado por el lugar hemos sido testigos, no lo haya visto ningún guardia municipal, ningún cobrador de tasa de aparcamiento – ah, claro, que es una empresa privada-, ningún concejal ni tampoco el alcalde, a quién yo si vi ataviado de hacer deporte a unos doscientos metros de ese banco.
Puedo imaginar que esa mujer sea reacia a dejar esa vida que lleva, que no tenga vivienda propia ni ingresos, pero es, ante todo, una persona a la cual no se le puede dejar a su albur. No por el espectáculo que ofrezca, sino por ella misma, por su condición de miembro de esta sociedad en la que vivimos. Y quizás el Ayuntamiento no tenga un lugar donde atender a estos desheredados - por las causas que sean- pero lo tendrá la Diputación. Cualquier entidad pública, pero también privada, que no se debe permitir el lujo de dejar que haya personas que se deterioren de esta manera. Porque son eso, personas, como los que afortunadamente tenemos mejores condiciones de vida. Es lo único que nos diferencia.