Me creerán si les digo que no pensaba volver a escribir sobre la princesa tan pronto como lo estoy haciendo. Estos asuntos no me conciernen tanto pero, ¡ay!, aquí me tienen de nuevo el día de su juramento constitucional. ¿Quiere eso decir que si el actual rey dimitiera ya tendría el camino expedito, lo cual da estabilidad institucional al sistema monárquico que sobrevuela nuestras instituciones de gobierno? Porque, según parece, la monarquía como tal no está bajo discusión. El 12 de abril de 1931 hubo elecciones en nuestro país y los resultados fueron de tal calibre que el rey de entonces, bisabuelo del actual, optó por dimitir, si es que aceptamos ese verbo, y el 14 de abril se proclamó la República. Esta tuvo gobiernos de centro izquierda y de centro derecha, según los resultados electorales, y la extrema derecha, la Iglesia, la Banca y buena parte de los militares se alzaron en armas el 18 de julio de 1936 dando lugar a la guerra incivil. La victoria de los insurgentes dio pie a la dictadura franquista y ésta señaló como rey de España a Juan Carlos (el Emérito, para entendernos), por encima de su padre, legítimo heredero, y alcanzó el trono dos días después de la muerte de Franco. Así que esta es, a vuelapluma, la consabida y muy loada por los suyos, legitimidad de esta monarquía, en contra de la opinión de los republicanos que no estamos conformes con esta pamema. Y digo pamema porque no hay más que simulación y alabanza a su favor.
Y si no, díganme ustedes a que viene todo este montaje del nombramiento sucesorio, gastándose miles y miles de euros en modificar para la ocasión toda la Cámara de Diputados para que quepan diputados y senadores (aunque unos cuantos con mejor criterio no acudan), montando esa especie de baldaquino a la entrada del Palacio de las Cortes y dedicando la ocasión al boato y la adulación. Por no mencionar las banderitas en las farolas. Por favor!
En Inglaterra el actual rey ha estado varios decenios esperando su turno; que se prepare nuestra heredera porque su padre puede tener muchos años por delante.
Y otra cosa de menor importancia: Se supone que tienen todas sus necesidades cubiertas. ¿Es preciso que los miembros de la Casa Real, del primero al último, tengan un sueldo? El manejo del dinero en la historia de los Borbones y hasta la actualidad, es uno de los puntos débiles – como también el apetito sexual desmedido- de esta familia. ¿No sería mejor que hubiera una total transparencia en estos apartados? Los miembros de esa tribu que no están en la línea directa aparecen a menudo en los chascarrillos populares. ¿Qué tiene esa familia de normal, no digamos de ejemplar?