martes, 31 de octubre de 2023

Princesa juramentada

 




Me creerán si les digo que no pensaba volver a escribir sobre la princesa tan pronto como lo estoy haciendo. Estos asuntos no me conciernen tanto pero, ¡ay!, aquí me tienen de nuevo el día de su juramento constitucional. ¿Quiere eso decir que si el actual rey dimitiera ya tendría el camino expedito, lo cual da estabilidad institucional al sistema monárquico que sobrevuela nuestras instituciones de gobierno? Porque, según parece, la monarquía como tal no está bajo discusión. El 12 de abril de 1931 hubo elecciones en nuestro país y los resultados fueron de tal calibre que el rey de entonces, bisabuelo del actual, optó por dimitir, si es que aceptamos ese verbo, y el 14 de abril se proclamó la República. Esta tuvo gobiernos de centro izquierda y de centro derecha, según los resultados electorales, y la extrema derecha, la Iglesia, la Banca y buena parte de los militares se alzaron en armas el 18 de julio de 1936 dando lugar a la guerra incivil. La victoria de los insurgentes dio pie a la dictadura franquista y ésta señaló como rey de España a Juan Carlos (el Emérito, para entendernos), por encima de su padre, legítimo heredero, y alcanzó el trono dos días después de la muerte de Franco. Así que esta es, a vuelapluma, la consabida y muy loada por los suyos, legitimidad de esta monarquía, en contra de la opinión de los republicanos que no estamos conformes con esta pamema. Y digo pamema porque no hay más que simulación y alabanza a su favor.


Y si no, díganme ustedes a que viene todo este montaje del nombramiento sucesorio, gastándose miles y miles de euros en modificar para la ocasión toda la Cámara de Diputados para que quepan diputados y senadores (aunque unos cuantos con mejor criterio no acudan), montando esa especie de baldaquino a la entrada del Palacio de las Cortes y dedicando la ocasión al boato y la adulación. Por no mencionar las banderitas en las farolas. Por favor!


En Inglaterra el actual rey ha estado varios decenios esperando su turno; que se prepare nuestra heredera porque su padre puede tener muchos años por delante.


Y otra cosa de menor importancia: Se supone que tienen todas sus necesidades cubiertas. ¿Es preciso que los miembros de la Casa Real, del primero al último, tengan un sueldo? El manejo del dinero en la historia de los Borbones y hasta la actualidad, es uno de los puntos débiles – como también el apetito sexual desmedido- de esta familia. ¿No sería mejor que hubiera una total transparencia en estos apartados? Los miembros de esa tribu que no están en la línea directa aparecen a menudo en los chascarrillos populares. ¿Qué tiene esa familia de normal, no digamos de ejemplar?


martes, 24 de octubre de 2023

Premios de princesa





 

Como telespectadores españoles hemos visto pasar por nuestra pantalla el infinito caudal de cultura de los Premios Princesa de Asturias. Ahora se llaman así por la sencilla razón de que tenemos una Princesa; hasta hace poco era una Infanta. No recuerdo como se llamaban cuando el actual monarca no era más que un niño, lo mismo no existían. Así que hemos de reconocer lo antes posible que ha sido una gran idea bautizarlos así. El Principado de Asturias no es otra cosa que el título que se otorga a aquél o aquella que va a heredar la corona. Asturias misma se llama así, el Principado, les guste a los asturianos o no, eso no se discute; ya pasaron los años de la revolución de octubre de 1934. España es Asturias y lo demás, tierra conquistada, ya saben. Y en la actual Princesa de Asturias confluye su condición de heredera de la corona con la de ser hija de una asturiana. Tiene una virtud y es que ha heredado también la nobleza de su padre y la belleza de su madre. ¿Qué otra cosa precisa? Su inteligencia ha quedado sobradamente demostrada: en menos de la mitad del tiempo que tardaría cualquiera de sus coetáneos, ella ha estudiado y superado varias carreras, en distintas especialidades. Vamos en la décima parte del tiempo que tardaría cualquier otro español.


Por eso nada tiene de particular que entregue el premio que lleva su nombre a ciudadanos que han empleado una gran parte de su vida en dominar la escena, en alcanzar la consideración de ser un gran novelista, en descubrir remedios contra la covid, y cosas parecidas; hasta en correr cuarenta y dos kilómetros en poco más de dos horas, pongo por caso. Es decir, personas, que a nivel mundial, han descollado en sus respectivos oficios. Personas que destacan por su inteligencia, por su perseverancia en el estudio y en el trabajo, por su actitud ante la vida, personas que han alcanzado lo que era su aspiración … ahora una niña de dieciocho años, guapita eso sí, les lee un discurso que atienden con educación, como es de esperar, ante una salva de aplausos que no sabemos si van dirigidos a ellos, individual o conjuntamente, o a la niña que les lee.


Y nosotros tenemos que aguantar a unos locutores encabezados por un tal Alejandro Riego, cuyo apellido casualmente parece tener un origen asturiano, responsable de prensa de la Casa Real; no saldrá una imagen ni una palabra si no han pasado previamente por el tamiz de esa institución. Se puede insultar al presidente del gobierno que ha sido elegido democráticamente, como decíamos el otro día, lo de la casa real es otra cosa. Que por supuesto pagamos los plebeyos, que para eso estamos.







lunes, 16 de octubre de 2023

Gaza





 

Ha pasado una semana del inicio de esta masacre y lo único seguro es que el ejército de Israel continúa agrupando hombres y armas para la anunciada entrada en el territorio de Gaza. Entretanto, continúan los bombardeos cada vez más selectivos. Por cierto, ¿se han fijado ustedes cómo caen los edificios? Pareciera que hubieran puesto bombas en los cimientos y al explotar aquellas el edificio cayera como un castillo de naipes; y en los casos de edificios más grandes éstos van cayendo en dos o tres tiempos. Así la devastación es uniforme y el país crecerá en altura gracias a los escombros acumulados. Es preciso reconocer que este ejército de Israel es la pura traducción de la tecnología que acumula ese país en todos los campos del desarrollo. Fíjense si no, en el sistema de espionaje Pegasus que nos alcanzó a nosotros, aunque no sepamos hasta qué punto.


Me he salido del raíl, yo quería señalar que no me parece correcto que los medios se refieran a la guerra Israel-Hamás. Es preciso insistir, a pesar de que los medios de comunicación caigan perseverantemente en el error o en la mala intención, que la guerra es del ejército y el Estado de Israel contra la población de esa repetida “franja de Gaza”, como lo fue la guerra del ejército nazi contra la población judía en la Europa que iban ocupando: un abuso, una masacre, un crimen de lesa humanidad… Tenemos que repetir hasta la extenuación que hay israelíes contra su Estado como hay palestinos contra Hamás. Que somos muchos los que pensamos de esta manera y lo seguiremos haciendo, que debemos hacernos oír cada uno en su medio y que, como dijo aquél venceréis pero no convenceréis.


Y de paso prestemos atención a nuestro problema en Canarias, que hace poco hablábamos de Lampedusa. Pues bien, nuestra Lampedusa nos afecta a nosotros, que seguimos con el desfile que antes se llamaba de la raza, y ahora va camino de ser el de chapote con la presencia cómplice por consentidora del Rey, la Reina y la heredera.


O, ¿es que nos parece normal que la familia real escuche impasible esos gritos y esos insultos? ¿Qué pasaría si se dirigieran a ellos?



martes, 10 de octubre de 2023

Eretz Israel




Lo que ahora llamamos Oriente Medio es para los historiadores el Fértil Creciente en una etapa de aquellos tiempos en los que esa zona del Asia próxima asistió a la aparición y el desarrollo de la agricultura, el nacimiento de los primeros asentamientos humanos y con ello, unas sociedades primitivas que son consideradas como las primeras culturas; algo parecido vino a ocurrir en zonas de la actual China y de la península indostánica. Esas sociedades primitivas organizaron su vida en esa tierra que hoy pertenece a los actuales Egipto, Gaza, Israel, Líbano, Siria, Turquía, Irak e Irán, fundamentalmente. En aquella época nosotros vivíamos en cuevas, por decirlo de una forma simple.


La organización de los asentamientos, el almacenaje de las semillas, la cosecha subsiguiente y su reparto, no eran tarea fácil y esas sociedades hubieron de organizarse, digamos, a la fuerza. Esos primeros organizadores pronto devinieron reyes, e inmediatamente, hijos de los dioses y, por supuesto, dioses ellos mismos. Así nacieron, dicho de una manera burda, las religiones monoteístas, la judía y la cristiana; la mahometana se desarrolló un poco más tarde. Pero debemos tener claro, como hemos comentado ya en estas páginas, el gran parecido entre las tres, conocidas a su vez como las religiones del libro; ambas tres tienen un único Dios, profeta o profetas y reclaman para sí la única verdad. Esto ha llevado a las luchas religiosas desde el principio, lucha que no ha acabado. Por eso John Banville nos recuerda que las religiones “han hecho mucho más daño a la humanidad que el ateísmo”, que “judíos, cristianos y musulmanes inventaron a ese dios loco que desde el cielo nos dice que nos destruirá para siempre si no le queremos lo suficiente y no nos sometemos a sus reglas”.


Los noticiarios nos despertaron el pasado sábado con que “los terroristas de Hamás” asesinaron a judíos, pero no dijeron que el ejército y el estado “terrorista” de Israel prometía acabar con los habitantes de la franja de Gaza, que es el último pedazo de tierra que les queda a los palestinos tras decenios de guerras y muertes a manos de ese ejército judío.


El ataque de las milicias de Hamás matando, hiriendo y haciendo prisioneros a cuantos individuos encontraban a su paso, no puede ser calificado sino de terrorismo puro y duro: en eso debemos estar de acuerdo para, al minuto siguiente, condenar con la misma fuerza los cientos de miles de asesinatos cometidos por Israel fuera de la zona que le fue asignada en 1948, en un proceso continuado de ocupaciones ilegales de tierras (las tierras ocupadas), hasta confinar en un estrecho territorio a las poblaciones palestinas que han sobrevivido.


Esta es la realidad y cualquier juicio sobre los hechos debe hacerse teniendo en cuenta esa gran verdad. 

viernes, 6 de octubre de 2023

Lampedusa





Hará más de treinta años que conversando con un amigo hispano francés – ¿recuerdas, Manuel?- acerca del creciente problema con los magrebíes en Francia, yo le decía que la única manera de impedir el flujo de africanos de cualquier origen hacia Europa era el uso de los cañones, los barcos y la aviación; con esto quería señalar, obviamente, que no hay ninguna solución como no sea la de conseguir frenar ese flujo en su origen. Nadie – y los españoles lo sabemos muy bien, quizás mejor que nadie- se va de su país con el objetivo de molestar y aprovecharse de los habitantes del lugar elegido. La emigración se produce para encontrar una vida mejor que la que nos ofrece la patria: no hay otra explicación. Y en las patrias del sur global hay unos crecimientos vegetativos que hacen esa escasez cada vez más apremiante: de un lado cada día hay menos medios para sobrevivir – los europeos hemos contribuido como nadie en ese expolio - y del otro lo que queda hay que repartirlo entre más candidatos; por tanto hay guerras y revoluciones para conseguir el poder, sea para hacer más ricas a las minorías o bien para tratar de que las mayorías sean menos pobres. ¿Qué otra razón impulsa a esos cientos de miles de jóvenes africanos en busca del bienestar europeo, empleando el último chavo familiar y jugándose la vida en viajes de meses o años para enfrentar el paso del Mediterráneo a bordo de esas embarcaciones cuyo hundimiento es de una muy alta posibilidad?


Hace decenas de años también, Lampedusa no era otra cosa que el apellido de aquél Giuseppe Tomasi di Lampedusa que escribió “El gatopardo”, cuyo personaje vimos interpretado por Burt Lancaster en la película de Visconti. De eso nos quedó aquella sentencia: “que todo cambie para que todo siga igual”, es decir, hagamos como que sí, que nosotros ya nos encargaremos de que no lo sea. Aquella política les sirvió a los antecesores de Giuseppe para mantener su status, pero es harto difícil que nos sirva a nosotros en nuestra coyuntura.


En resumen, si no se logra que los africanos se queden en sus casas porque tengan medios de vida aceptables, seguirán viniendo en cantidades crecientes. Y para que su calidad de vida mejore adecuadamente seremos nosotros, los europeos, quienes tengamos que financiar ese proceso de mejora. Allí, no aquí.


Aquella isla propiedad de la familia Tomasi, que vivía feliz en Palermo es hoy el enclave europeo más cercano a África, tanto a Túnez como a Libia. Túnez es un estado colaborador, pero Libia es un estado fallido desde que decidimos cargarnos a Gadafi, (recuerden que le regaló un magnífico caballo a Aznar, ¿por qué sería?) y allí se juntan los que vienen del África negra más los de Siria y demás países del Próximo Oriente. Las mafias se están poniendo las botas fletando embarcaciones que a veces ni siquiera llegan a Lampedusa, que tiene una población de refugiados en espera de que pasen a Italia para desde allí devolverlos a Libia, dos o tres veces mayor que la propia población de Lampedusanos. En la isla llegará el momento en que no quepa una persona más y antes tratarán de llegar a Malta, siguiente peldaño en la escalada y luego a Sicilia (a 125 millas) con la que hay un servicio de ferrys que parte de Puerto Empedocle, a tiro de piedra de Agrigento, patria chica de Andrea Camilleri, el creador del Comisario Montalbano. Estar ahí es como estar en Europa. Y la presidenta italiana Meloni, que lo sabe muy bien, no tiene otra idea que en Italia pasen el menor tiempo posible, que la estancia no sea onerosa y que continúen su viaje al norte.


Es preciso recordar que el primer viaje del Papa Francisco – si, hombre, ese del que los que se dicen católicos aseguran que es comunista – fue precisamente a Lampedusa, tras un terrible naufragio.


Y entretanto, ¿cuánto tardará esa presidenta de Italia en pedir la puesta en marcha de aquella política de la que hablábamos hace años? Es extraño que aún no lo haya planteado.


O, ¿Haremos que todo cambie para que todo siga igual, una vez más?