Me permitirán ustedes recomendarles que lean antes de pasar más adelante el texto que bajo el título El deporte rey publiqué en este mismo blog el 6 de marzo de 2018. Escriban esas tres letras en la cuadricula superior izquierda o búsquenlo por la fecha. Ambos textos vienen a tratar del peso específico del futbol en nuestra civilización.
Hace unos quince días, tres jugadores de la Real Sociedad estuvieron en el súper donde su padre compra y los niños pudieron hacerse unas fotos con cada uno de los jugadores; esa era una posibilidad publicitaria que yo no había contemplado cuando escribí el anterior texto. Anteayer, mi nieto mayor (9 años) me enseño ufano el álbum sobre los jugadores del mundial; hoy, he leído que para completarlo hay que invertir hasta 940 euros con una desviación estándar de 170, según un modelo estadístico desarrollado. Pero es que no para aquí la cosa: También ayer pude leer en El Diario Vasco que afortunadamente (para quién?) va a salir un álbum con las jugadoras de la liga femenina. La pregunta que me hago en ambos casos es quién o quienes se van a quedar con las ganancias. También leí un artículo en el que se consideraba a Griezmann como un canterano (jugador de cantera) porque vino a Donostia con quince años, más o menos; así que cuando uno de los mellizos me preguntó donde había nacido Messi, le dije que en Barcelona a los diez o doce años; me miro un poco amoscado.
En otro orden de cosas, Irán jugó contra el equipo USA y ganó. Para entonces ya habían colgado de modernas grúas a sendos deportistas de distintas especialidades a los que se condenó a la horca por su apoyo explícito a la lucha que las mujeres iraníes vienen sosteniendo contra la dictadura religiosa. Ahora otro, que es futbolista conocido por haber jugado en varios de los más importantes equipos del país, está en capilla. Ha sido condenado por enemistad con Dios. Es de suponer que ese dios habrá testificado en contra del deportista. Se preguntarán ustedes cual ha sido la reacción del mundo del fútbol ante esto, que yo no se como calificar: ¡Ninguna! Ni media palabra, una cosa son esos hechos y otra el deporte rey. Ni siquiera hemos escuchado una reflexión sobre cómo tiene que estar el país para que esto trascienda y cuántos habrán muerto por enfadarse con ese dios inmisericorde. Es decir, estos hechos son propios de Irán y lo que vemos por la tele es fútbol, obviamente dos cosas bien distintas, y no conviene mezclarlas.
Se encuentra en fase de instrucción el caso de los millones cobrados de origen catarí. De momento, ha sido destituida una vicepresidenta europea y varias personas más. Se empieza a sospechar que también Marruecos está enredado en el asunto, y les confesaré que me he preguntado si los cientos de vuelos que han llevado a 50,000 o 60,000 marroquíes para ser testigos de su gesta deportiva no habrán sido subvencionados por las autoridades alauitas.
En fin, pasado mañana se juega la gran final, que es lo que importa. La selección argentina no tiene jugadores que tengan que ver con otro país; la marroquí tenía un 70% de jugadores nacidos fuera de su país, lo que puede explicar su ímpetu y su esfuerzo; y en la selección francesa solo cinco o seis jugadores blancos son titulares, como en Inglaterra, cifras representativas de las mezclas raciales.
A mí me hubiera gustado una final Argentina- Marruecos. Les expliqué a mis nietos que ambos entrenadores, Scaloni y Regragui fueron jugadores del Racing de Santander, que como todos ustedes saben es el mejor equipo de fútbol de Santander. Creo que esto no lo entendieron bien.
Ah, mi pronóstico es que la copa volará a París, lo siento por los argentinos.