Este artículo se hapublicado en la revista OP Machinery en su número del mes de marzo.
La Legión Extranjera francesa es muy conocida, tanto fuera como dentro de Francia. Fundada en 1831, una de sus primeras intervenciones en el extranjero fue en la primera guerra carlista en España donde estuvo desde 1835 hasta el año 1838, defendiendo el derecho dinástico de la reina Isabel II. La Legión Extranjera ha participado en acciones de guerra a todo lo largo y ancho del mundo, excepto en la metrópoli, naturalmente; tanto el Imperio francés como la República tuvieron colonias que era preciso defender. Actualmente la componen menos de 8,000 soldados y suboficiales. No juran fidelidad a Francia sino a la propia Legión. Y pueden afiliarse ciudadanos franceses, siempre que digan pertenecer a otro país; ahora bien, un legionario que haya sido herido en combate puede, entonces, adquirir la nacionalidad francesa, y en cualquier caso cuando cumpla tres años de servicio. Y este detalle tiene gran importancia si, como es frecuente, el que ha entrado en ese cuerpo tiene alguna deuda con la justicia en su país de origen.
Son muchos los países que disponen de cuerpos similares a la legión francesa. Baste con citar a Inglaterra o Estados Unidos. Esos cuerpos facilitan acciones en zonas de conflicto sin involucrar al ejército respectivo ni al gobierno que les financia, y no olvidemos que son países con posesiones en otros continentes o fuertes intereses en los mismos. La mayor actualidad la proporciona el grupo ruso Wagner, que toma su nombre del famoso compositor, aunque no por afición a la música sino porque era el favorito de Hitler; hoy es propiedad de un tal Yevgeny Prigozhin, multimillonario ruso de la esfera de Putin, y se surte de convictos reclutados en las cárceles rusas. Hay que imaginarse qué futuro puede esperar un reo en una cárcel en Siberia sin “mayores comodidades” y compararlo con la alternativa de enfrentarse a batallones de reclutas sin ninguna experiencia y siempre con la esperanza de salvar el pellejo como premio. A estas alturas todos hemos conocido distintas anécdotas acerca de su ardor guerrero en el frente, y además de este grupo Wagner hay otros ejércitos privados de alquiler que prestan los mismos o parecidos servicios al gobierno de Moscú en distintos países, principalmente africanos.
En cuanto a la Legión española, con unos 5,000 efectivos, esa misma que desfila con la cabra, el paso decidido, el paquete bien marcado y el gesto adusto y altanero, fue fundada en 1920 por el general Millán Astray – el que ante Unamuno gritó “mueran los intelectuales y viva la muerte”. A éste le sucedió en el mando un tal Francisco Franco Bahamonde y tras el golpe de estado de 1936, irrumpió en la península junto con los batallones de regulares, formados mayormente de efectivos marroquíes; viene a cuento señalar que otro individuo apellidado Queipo de Llano, cuyos restos han sido sacados recientemente de su mausoleo en la Macarena, hizo famosa aquella arenga a esas tropas a las que dijo: “Nuestros valientes legionarios y regulares han enseñado a los cobardes de los rojos lo que significa ser hombre. Y, de paso, también a las mujeres. Después de todo, estas comunistas y anarquistas se lo merecen, ¿no han estado jugando al amor libre? Ahora por lo menos sabrán lo que son hombres de verdad. No se van a librar por mucho que forcejeen y pataleen”. Así que este fue el cometido que se dio a la legión y a los regulares. Como recompensa, tras la guerra, los primeros se consolidaron y los segundos pasaron a formar la Guardia Mora del Caudillo. El célebre Arturo Barea (La forja de un rebelde) describió la inquina y crueldad de Queipo explicando cómo fue la entrada en Sevilla del ejército rebelde: “Cuando atacaban estas tropas, no conocían límite a su venganza ante la muerte de un legionario, y degollaban a su paso a cuantos hombres encontraban hasta que se entregaba el que había cometido el crimen. Yo fui testigo ocular de su paso por barrios en los que solo quedaron incendios y calles sembradas de hombres, mujeres y niños degollados.” La carnicería que el grupo Wagner está llevando a cabo en Ucrania ha tenido, como hemos visto, antecedentes: no hay nada nuevo bajo el sol ni cara al sol.
La Legión tiene un himno y un canto que se titula “El novio de la muerte”. En este último se expresa bastante claramente el porqué de ser legionario: la mala suerte, el reto ante ésta, la forma de encarar la vida, el compañerismo y la valentía ante el destino que se expresa irremediablemente en el momento final, en el combate. El Himno Legionario, por su parte nos muestra el mismo estilo, pero hay una frase central que lo define todo: “Cada uno será lo que quiera, nada importa su vida anterior”. Me parece que esta sencilla pero contundente frase lo explica todo.
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