Este artículo se publicó en la revista OP Machinery, en su número de mayo de 2016
El
castor y la limpieza
En
el artículo anterior titulado El Castor, hablábamos del estropicio económico
sobrevenido, pero por razones de espacio faltaban un par de menudencias que
vamos a reseñar en esta ocasión; señalábamos las consecuencias económicas que
para los ciudadanos españoles va a tener hasta el momento en que paguemos el
último plazo de la deuda generada.
Pero
no para ahí la cosa, porque cuando ese momento llegue, la estructura marítima
seguirá allí, anclada a quince millas de la costa, titilando a lo lejos en la
noche mediterránea. Como seguirá la instalación terrestre, tierra adentro,
rodeada de naranjos y alcachofas. Ambos artefactos seguirán enhiestos a menos
que se produzca su demolición y posterior retirada de los lugares que ocupan; lo
cual será lo normal en un plazo por determinar. Esa demolición no será cosa
baladí, y supondrá un porcentaje nada despreciable del presupuesto inicial del
proyecto. Claro que hasta que ese momento llegue, hay que vigilar las
instalaciones y hay que cuidarlas y mantenerlas para que no se vengan abajo
comidas por la corrosión. Y eso tampoco es barato, implica servicio de
vigilancia marítima y terrestre, consumo de energía, toneladas de pintura
antioxidante… ¿Quién pagará esas facturas?
Hacíamos
también mención a las empresas de la marca España. Las más de ellas, son
empresas que han tenido y tienen el mercado español como mercado cautivo; es
decir, gracias a los españoles han podido contar con un mercado para crecer;
han construido pantanos, carreteras, autopistas, puentes y viaductos, y hasta
aeropuertos donde no hacía falta. Y para diversificar, han entrado en otras
actividades que dependían de la misma administración, y que ofrecían un negocio
recurrente: los servicios de limpieza pública.
Una
de ellas, FCC, Fomento de Construcciones y Contratas, es quizás el paradigma
del grupo. Lleva las dos denominaciones, construcciones y contratas, que han
sido su principal actividad desde su fundación, hace más de cien años. Obviando
la actividad constructora, esta compañía se ha hecho con la limpieza de media
España. Los españoles pagamos a esa compañía para que mantenga limpias las
ciudades, es un poco, nuestra compañía de limpieza, es nuestra, si se me
permite la expresión.
Pero
por razones que no vienen al caso, esta nuestra compañía de limpieza, ha
sufrido los efectos de la crisis. No pierde el mercado puesto que hay que
seguir manteniendo limpias las ciudades. Tras las inversiones de Bill Yates y
George Soros, un millonario mexicano, Carlos Slim, que rivaliza con el primero
y con Amancio Prada por ser el hombre más rico del mundo, ha lanzado una oferta
pública de compra de acciones, y es ya el accionista mayoritario de nuestra
compañía.
¿Por
qué digo nuestra compañía, se preguntarán ustedes? Por la sencilla razón de que
si no se hubieran externalizado esos servicios, la limpieza de nuestras calles
se llevaría por los propios ayuntamientos. Pero por el divino principio
neoliberal de que la gestión privada mejora la gestión pública, principio que
es cuando menos discutible, se ha producido esa externalización, como se ha
producido la del agua, sobre lo que volveremos en otra ocasión.
En
definitiva, nuestros ayuntamientos (es decir, nosotros) hemos pagado a la compañía para que nos limpie la ciudad;
la compañía ha ganado dinero y ha crecido; ha repartido dividendos que sus
accionistas han cobrado; si quisiéramos nacionalizarla habría que llegar a un
acuerdo con los accionistas, que capitalizan el flujo de dividendos que cobran
y fijan el precio. Resultado: Habremos pagado dos veces.
¿Ven
ustedes claro el interés del capital por privatizar actividades que pueden ser
gestionadas desde la esfera pública?
Volviendo
a wikipedia, podemos ver que, con los diques que los castores construyen,
contribuyen a controlar posibles inundaciones, favorecen la creación de
humedales y vegas, y eliminan pesticidas, herbicidas y nitratos, ayudando a
mantener el ecosistema.
Tendríamos
algo que aprender de ellos, ¿verdad?
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