CUESTIONES
LINGÜISTICAS
Nunca
es deseable que la lengua (las lenguas en general) se convierta en un trampantojo que algunos
–precisamente aquellos que por su cometido debieran verse concernidos en su
preservación- utilizan para tapar sus verdaderas intenciones, pero la realidad
de nuestro país supera cualquier ficción.
Fue
nuestro anterior ministro de Educación y Cultura, el ínclito Wert, quien goza
de un dorado retiro en París, que pagamos todos, el que recomendó aquello de
españolizar Cataluña. Y estas cosas, como por arte de magia, vuelven a tener
vigencia y actualidad; pasan los meses y los años, pero, de repente, sin que
sepamos cómo, aparecen. Esta vez ha sido el artículo 155 de la Constitución,
del que no hablábamos entonces ni por asomo. Ya lo ven ustedes: hay que revisar
el modelo lingüístico catalán, ahora que sabemos (¿) que la enseñanza en
Cataluña adoctrina a los educandos y les lleva por la tortuosa senda del
independentismo. ¿Lo había imaginado José Ignacio Wert? De rebote, en Mallorca,
de la que pensábamos que pertenecía a los Països Catalans, podemos ver una
manifestación contra la posible exigencia del catalán entre las aptitudes de
los médicos de la sanidad pública.
Un
árbitro andaluz en un partido de fútbol entre equipos de la regional
guipuzcoana (¿me puede explicar alguien qué pinta un árbitro de tan lejos en un
partido tan al norte, en esa incipiente categoría?) advirtió este pasado sábado
que sacaría la tarjeta roja al que hablara en euskera. Pobre hombre, ha
destrozado su curriculum vitae, ¿cómo
va a pretender, el día de mañana, arbitrar un encuentro de Champions entre un
equipo, digamos, de Grecia, y otro de Rusia, sin miedo a quedarse sólo sobre el
césped? ¿Qué responsabilidad va a pedir a aquellos que le han calentado la
cabeza?
El
presidente de la comunidad autónoma de Aragón ha levantado su voz para clamar
por el futuro del –muchos preferimos decir castellano, cuando
estamos en casa. ¿Estará preocupado por sus paisanos catalanohablantes de la
Franja de Aragón, en la frontera con Cataluña? ¿Les prohibirá expresarse en
catalán? ¿Creerá que él mismo es más aragonés que ellos?
Por
el otro lado, unos gitanos donostiarras han obtenido un resonante éxito al
fusionar una canción de un cantautor donostiarra con un ritmo flamenco. Ellos,
se llaman Sonakay, se dicen “gitanos vascos y se sienten orgullosos de sus dos
culturas”: “Hemos crecido en la ikastola en Donostia con las canciones de Mikel
Laboa o Benito Lertxundi”, y alguien ha dicho de ellos “ojala todo el mundo en
este país se fusionara tan bien”.
La canción en cuestión se llama Txoria Txori,
de Mikel Laboa, un autor muy destacado en la música vasca, al que este blog
dedicó un humilde panegírico. ( https://literharturas.blogspot.com.es/search?q=baga,+biga,+higa
) En este link podrán escuchar una
versión sinfónica de otra creación suya, aparte de la canción que nos ocupa,
cantada esta vez por el propio autor. Esta canción que ahora se canta en forma
flamenca, nos habla de la necesaria libertad del objeto amado, que debe estar
antes que el instinto de posesión del mismo.
¿Entenderán
este mensaje éstos, que se llaman demócratas, pero tratan de imponer a los demás su idea de país por encima de los sentimientos y las
realidades?
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