Ayer
tuvimos acceso a dos noticias de índole política que superaron a “lo” de
Cifuentes y dieron mucho que hablar en todo el país, aunque sólo se refirieran
a asuntos madrileños; claro que lo que atañe a Madrid tiene repercusión en toda
España.
Una
apareció en la prensa escrita, concretamente en el diario El País, antaño el
periódico de mayor prestigio en toda España. Se refería a un contacto entre el
Psoe y la alcaldesa Manuela Carmena para que la segunda encabezara las listas
socialistas en las próximas elecciones municipales. Lo primero que salta a la
vista es que se trata de un ataque a Podemos por parte del Psoe, pero si nos
fijamos bien puede ser que el más perjudicado sea precisamente el Psoe, al
reconocer implícitamente que este partido no dispone de un candidato de valía
que pueda hacerse con el puesto y luchar
contra el “mejor” candidato del PP. A Podemos le reconoce que tiene la mejor
candidata posible, aunque aún no tenga ésta decidido si continuará o no en la
política.
Y
como hemos dicho, la noticia la publica El País, que afirma en el artículo que
Carmena se encuentra de viaje oficial en Costa Rica. Uno se pregunta cómo es
posible que este diario publique una noticia de ese alcance que no haya sido
debidamente contrastada, incluyendo en esto, la pregunta a la propia persona
interesada, a quien por estar de viaje no pudieron contactar.
Finalmente,
nos tenemos que cuestionar a quién beneficia la noticia; quod qui prodest, según la alocución latina. La respuesta no puede
ser más que una, el PP se presenta como el partido firme y serio, en tanto los
otros dos andan en sucias maniobras pretendiendo robarse sus candidatos.
La
otra noticia se difundió en las redes, con la celeridad y virulencia que les
son propias. Un documento interno, presuntamente redactado por algún ayudante
de Carolina Bescansa contiene claramente la idea de lograr, sin decir cómo, la
eliminación política de Pablo Iglesias. Ya están estos de Podemos, como es
habitual en ellos, enzarzados en luchas internas que parecen no tener fin. ¿Cómo, a un partido que no es capaz de gobernarse a sí mismo, le vamos a dar el voto para
que nos gobierne a toda la ciudadanía? ¿Estamos locos? Esta es la reflexión
normal de cualquier persona sensata. Ya sabemos, pues, a quién perjudica y a
quién o quienes beneficia.
El documento
ha sido calificado por Errejón, supuesto destinatario final, como delirante. He
aquí una calificación acertada. Supongo que sabremos su procedencia y quién lo
hizo circular por las redes, pero la teoría del suicidio político personal no
me parece la más plausible. Esperemos.
Entretanto,
quizás convenga recordar que el origen
del actual y largo ciclo político madrileño se debió a la traición política de dos
diputados socialistas recién elegidos, que en el último minuto decidieron
cambiar el destino de su voto y dárselo a las huestes de Esperanza Aguirre.
Aquello se llamó el “tamayazo”, por el apellido de uno de ellos. ¿Recuerdan?
¿No
notan cierto tufillo?
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