lunes, 16 de diciembre de 2019

Se acabó la fiesta



Pues sí, lamentablemente se acabó la fiesta, la que suponíamos la salida más plausible es la que ha habido: la cumbre del clima ha acabado sin acuerdo. La parte política de la cumbre ha hecho el esfuerzo de trabajar a destajo y sin reloj, pero...La presidenta de la cumbre, la ministra chilena ha pedido ayuda a la parte española, en su calidad de anfitriona, por ver si un país de la UE pudiera hacer algo más, pero...
Las ONG´s han mostrado, al unísono su insatisfacción con los resultados; lo único positivo es que para la próxima cumbre de Glasgow los países deben presentar planes de acción que superen los de este año que termina, pero sin especificar más. Acuerdos a la carta, podríamos llamarlos. Y ya se imaginan ustedes qué interés pueden tener países como China, India o Rusia. Si han llegado tarde a sus actuales cotas de desarrollo, lo último que quieren hacer es ponerle frenos a ese desarrollo. Y USA, aunque haya cierta contestación interna, pues no todos los americanos siguen a Trump, de momento, él es el que manda. Y posiblemente seguirá haciéndolo otra legislatura más.
De modo que la única esperanza sigue siendo la misma, la de siempre, que el activismo ciudadano muestre el camino, y que se extienda entre toda la población el sentimiento de que es urgente frenar el lanzamiento a la atmósfera de esos millones de toneladas de gases efecto invernadero. Es posible que al del pelo caqui no le importe el futuro de sus descendientes, pero los que tenemos nietos no queremos, a ningún precio, que puedan habitar un mundo en el que hayan de llevar máscaras para salir a la calle, solo por satisfacer el egoísmo y la codicia sin límites de los que no piensan en otra cosa que en el dinero.
Pero no se preocupen ustedes por el planeta. Ya saben que uno de los lemas más conocidos es el de “no hay planeta B”, lo cual si bien es cierto, también lo es que se trata de una afirmación carente de sentido. No hay planeta B, de acuerdo, pero el planeta que habitamos como especie no corre peligro, no corre ningún riesgo de desaparición por culpa de nuestra inquina. La Tierra seguirá, lo que desaparecerá será nuestra especie, y la mayor parte de la vida que lo habita, pero en algún lugar de esta Tierra quedará un resto de vida, o surgirá, con el tiempo, otro impulso vital. Que no sabemos qué aspecto tendrá. Y quizás en otro tiempo más lejano, cuando se esté desarrollando, pueda llegar a conocer lo que ocurrió en esta era nuestra, y ese saber le sirva para organizarse de otra manera menos agresiva y tenga más éxito que nosotros en su recorrido estelar.


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