Pues
sí, lamentablemente se acabó la fiesta, la que suponíamos la
salida más plausible es la que ha habido: la cumbre del clima ha
acabado sin acuerdo. La parte política de la cumbre ha hecho el
esfuerzo de trabajar a destajo y sin reloj, pero...La presidenta de
la cumbre, la ministra chilena ha pedido ayuda a la parte española,
en su calidad de anfitriona, por ver si un país de la UE pudiera
hacer algo más, pero...
Las
ONG´s han mostrado, al unísono su insatisfacción con los
resultados; lo único positivo es que para la próxima cumbre de Glasgow los países deben presentar planes de acción que
superen los de este año que termina, pero sin especificar más.
Acuerdos a la carta, podríamos llamarlos. Y ya se imaginan ustedes
qué interés pueden tener países como China, India o Rusia. Si han
llegado tarde a sus actuales cotas de desarrollo, lo último que
quieren hacer es ponerle frenos a ese desarrollo. Y USA, aunque haya
cierta contestación interna, pues no todos los americanos siguen a
Trump, de momento, él es el que manda. Y posiblemente seguirá
haciéndolo otra legislatura más.
De
modo que la única esperanza sigue siendo la misma, la de siempre,
que el activismo ciudadano muestre el camino, y que se extienda entre
toda la población el sentimiento de que es urgente frenar el
lanzamiento a la atmósfera de esos millones de toneladas de gases
efecto invernadero. Es posible que al del pelo caqui no le importe
el futuro de sus descendientes, pero los que tenemos nietos no
queremos, a ningún precio, que puedan habitar un mundo en el que
hayan de llevar máscaras para salir a la calle, solo por satisfacer el egoísmo y la codicia sin límites de los que no
piensan en otra cosa que en el dinero.
Pero
no se preocupen ustedes por el planeta. Ya saben que uno de los lemas
más conocidos es el de “no hay planeta B”, lo cual si bien es
cierto, también lo es que se trata de una afirmación carente de
sentido. No hay planeta B, de acuerdo, pero el planeta que habitamos
como especie no corre peligro, no corre ningún riesgo de
desaparición por culpa de nuestra inquina. La Tierra seguirá, lo
que desaparecerá será nuestra especie, y la mayor parte de la vida
que lo habita, pero en algún lugar de esta Tierra quedará un resto
de vida, o surgirá, con el tiempo, otro impulso vital. Que no sabemos
qué aspecto tendrá. Y quizás en otro tiempo más lejano, cuando se
esté desarrollando, pueda llegar a conocer lo que ocurrió en esta
era nuestra, y ese saber le sirva para organizarse de otra manera
menos agresiva y tenga más éxito que nosotros en su recorrido
estelar.
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