Entre
la mayoría bien pensante, esa masa de gente que incluye a los de
rentas altas, a los de rentas no tan altas, a los de rentas medianas
y bajas que tienen un vivir y aficiones domingueras, hay un
sentimiento compartido. Ojo, no estoy diciendo que voten lo mismo, ni
siquiera que voten. Entre esta gran masa de gentes, hablen euskera o
no tengan la más remota idea de esta lengua, hay, digamos, algo
común. Y esta idea común se refiere a una supuesta capacidad
congénita del nacionalismo vasco – del nacionalismo del Pnv para
ser más preciso- para el buen gobierno. El Pnv sabe gobernar, sabe
lo que quiere y lo hace bien. Es gente seria, tienen sus cosillas
como todo hijo de vecino, pero saben hacerlo, acumulan años y años
en el poder y no ha habido – al menos que haya trascendido- apenas
ningún caso de corrupción o mangoneo como se ven por otros lares. A
veces, como el actual lehendakari, pueden ser bastante o muy sosos,
pero, chica, qué quieres que te diga, no le pagamos por hacernos
reír, no te parece?
Esta
idea, que es importante y que trata de reflejar la capacidad crítica
del electorado vasco, es posible que esté cayendo por una pendiente
como la que vio deslizarse miles y miles de toneladas en el vertedero
adyacente a Ermua, aunque sin tanto estruendo. El deslizamiento del
vertedero ha dejado a la vista toda la basura que había en su
interior, sí, pero sobre todo está dejando ver una clara falla
organizativa, una falta de control desde su concesión hasta la
fecha, que de momento se ha cobrado dos vidas y está trayendo la
inquietud no solo a las poblaciones directamente afectadas, con una
duda sobre su continuidad que al día de hoy se nos antoja
imposible, y lo que es más grave, unas disculpas de última hora
(íbamos a iniciar ya un expediente, recuerden, como aquello
de los hilillos de plastilina) que han embadurnado
irremediablemente esa pátina barata de buen hacer de la que
hablábamos más arriba.
Y
esto ha de tener consecuencias políticas. Han muerto dos personas,
como queda dicho, dos trabajadores que tenían la mosca detrás de la
oreja, que veían, igual que sus compañeros y los camioneros que
descargaban en el vertedero, que se podía estar rebasando el límite
de lo posible, si no es que se había rebasado varios cientos de
miles de toneladas antes. No ha habido ninguna dimisión política
directamente concernida, las elecciones para aislarse de otros
problemas que pudieran entorpecer la reelección del actual ejecutivo
han venido a coincidir con este hecho, y habrá que esperar cuál sea
la respuesta del electorado. Si esos resultados no se ven afectados,
mal vamos.
Y
por supuesto, si no se aprende será imperdonable; hay miles de
vertederos en este país y no debiéramos esperar a que se produzca
otra tragedia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario