miércoles, 25 de diciembre de 2024

El médico





Parece que en Alemania son algo dados a embestir con un vehículo una concentración de personas desconocidas. Que me parece a mí que lo lógico sería hacerlo con un coche ajeno, así si sales indemne será más difícil que te pillen escapando de la multitud asustada. Ha habido ya este tipo de atentados, también en Francia, alguno con muy graves resultados, sin que quiera decir que cinco muertos y cientos de heridos como en este caso sea baladí.


Este atentado criminal ha sido llevado a cabo por un individuo nacido en Arabia Saudí, musulmán por tanto, por lo que yo me imaginaba que la extrema derecha alemana pondría el grito en el cielo; ya saben, un atentado islamista contra una multitud alemana en el marco de unos festejos cristianos: Vamos que se daban todas las condiciones necesarias para el caso.


Pero resulta que el criminal en cuestión de Arabia Saudí era médico y llevaba varios años, algo así como cerca de veinte, residiendo y trabajando en Alemania como un médico alemán más. Insisto en escribir que era médico, trabajaba como tal y es de suponer que llevaba la vida típica de una persona con esa formación.


Pero ay, no ha resultado así. Nuestro hombre, en torno a la cincuentena, había evolucionado desde un islamismo mamado en la cuna hasta una falta total de creencias, un ateísmo total y absoluto que le condujo, no a llevar el atentado en su país de origen, por ejemplo, sino en el otro que a priori es inocente, lo cual no se entiende salvo que culpara de su evolución a su país de adopción, lo cual no considero lógico.


Pero claro, aquella extrema derecha que hemos mencionado al comienzo, que pretende con fundamento alcanzar el poder como lo ganó en 1934 un tal Adolf Hitler, ha de encontrarse ahora en una situación no deseada. ¿Por qué habrá sido, qué falló y quién ha fallado en este programa? Porque, deben saber ustedes que como hemos dicho al comienzo, a esa extrema derecha que se llama Alternativa para Alemania (Alternative für Deutschland, AfD) no le beneficia este atentado.


Sin embargo bien puede suceder que, por el contrario, le favorezca; siempre pueden dar más importancia al hecho de que el criminal pertenezca a la etnia árabe y no a la alemana; no olvidemos que ese partido es neo nazi. Y ya saben ustedes esta clase de partidos son especialistas en manejar hechos y conceptos de forma que les beneficie: disponen de redes sociales como X, la antigua Twitter comprada por Elon Musk, y especializada en transmitir toda clase de mentiras.


Pronto lo veremos.


 

jueves, 12 de diciembre de 2024

La Magna





Ha habido algún lector que me ha dejado caer que eso de que España es un país de pandereta, frase con la que rematé la entrada anterior “La pena de telediario” puede ser, digamos, un tanto exagerada. Es posible que tengan razón, aunque si sirve para entablar una amigable y cariñosa conversación, doy la frase por válida.


Pero es que, además, se ha producido un hecho estos días atrás que si cambiamos la pandereta por la procesión, me atrevo a reafirmarme en mis opiniones.


Veamos: En Sevilla se ha celebrado la semana pasada el II Congreso de Hermandades y Piedad Popular al que han acudido, además de las españolas, autoridades eclesiásticas de Alemania, Italia, Holanda, Bélgica, Suiza, etcétera hasta un total de más de 1,800 congresistas religiosos. Es de suponer que, como sucede en los congresos, cada uno se habrá pagado el viaje, y el alojamiento se habrá llevado a cabo en los conventos de la diócesis hispalense. Pueden imaginar que los elogios de los congresistas sobre los pasos y la hermosura de las imágenes habrán ido parejos al efecto que la asistencia a las procesiones tiene sobre el alma, la caridad y la bondad de aquellos que los ven pasar.


Se ha destacado asimismo el efecto multiplicador (así se llama en economía) de las procesiones en la economía sevillana, donde hay múltiples empresas que diseñan, fabrican y mantienen en perfecto estado las imágenes, los ropajes, etc,. Los intereses de este sector han chocado con los de los bares ubicados en el recorrido procesional, al no poder estos sacar mesas a las aceras ocupadas por un público que se ha estimado en torno a 1.000.000 de asistentes. Por estos intereses gremiales contrapuestos se ha suscitado un debate; que si la Magna – sí, señores, se llama así – ha salido 12 veces más cara que una final de la Copa del Rey, ese tipo de cosas. La realidad, incluyendo el coste de las fuerzas del orden, municipales, policía nacional, guardia civil, sillas, etcétera, se ha estimado al pié de los 3.000.000 de euros. En estos momentos, alguien estará pensando en qué se podría haber empleado esa suma de dinero. Por su parte el obispo en su homilía les agradecerá la asistencia y ratificará el respeto de los asistentes al paso de las imágenes que se traduce en lo piadosos que todos han sido, por lo cual serán recompensados en el más allá.


La ciudad de Sevilla tiene una población que no llega a los 700.000 habitantes en tanto que el total de la provincia sevillana no alcanza los 2.000.000. Si los asistentes, niños y mayores, a La Magna se ha cifrado en 1.000.000 entre autóctonos y turistas. ¿Sería exagerado decir que España, no solo Sevilla entera, es un país de pandereta?


Los habitantes de las “3.000 viviendas” y demás barrios marginales de Sevilla y provincia y, por supuesto de toda España, siguen bien, gracias!


viernes, 6 de diciembre de 2024

La pena de telediario

 




Vivimos en un país con algunas ventajas y bastantes carencias; entre las primeras cabe señalar aquellas que reflejan el crecimiento del PIB o el de los datos económicos con cierto mantenimiento de los precios, el crecimiento del empleo masculino y femenino, la exportación, etcétera. Por el otro lado, tenemos la pésima distribución de la riqueza o el sangrante problema de la vivienda, con herencias como la que nos dejó la esposa del gran presidente José María Aznar, aquella que vendió al pié de 1,800 viviendas sociales construidas por el Ayuntamiento de Madrid para alquilar a familias de renta baja y que hubieron de pagar una renta mucho mayor o fueron expulsadas de sus pisos, los cuales cedió en unos 65,000 euros y valorados hoy en unos 150,000 euros cada uno para que el fondo Blackstone pudiera hacer un suculento negocio a costa de los españoles. No consta que ella se quedara con una parte del pellizco; ustedes piensen lo que quieran.


Estos y otros negocios, más grandes o más chicos, se han repartido por el suelo español con la particularidad de que sus beneficiarios pertenecen a unos españoles amantes de la Constitución – que celebramos hoy precisamente – son fieles devotos de la Iglesia Católica, ésa que registra a su favor todos los bienes raíces sin escritura que encuentra por la piel de toro y sin necesidad de arrepentimiento ninguno.


Viene todo esto a cuento de los meses que venimos sufriendo de algo que se me ocurre llamar “la culpa del telediario”. Me explico: Todos los programas de televisión nos mantienen diariamente informados (si esa lata es información) del devenir de denuncias llevadas a cabo por un partido muy popular sobre asuntos relacionados con el otro partido, con la particularidad de no aportar pruebas fehacientes del delito que se denuncia. La concomitancia de este hecho con la complicidad de una casta judicial, a la que siempre le van a parar estos asuntos, lleva a la realidad de que pasen meses y meses sin que se avance en los casos, no se demuestre lo que se denuncia y haya cada día más casos, y así hasta el infinito o las próximas elecciones. Y diariamente aguantando las mismas historias, que ya no sabemos si este caso va contra este ministro o contra el anterior.


Yo no tengo nada que ver con el citado partido popular (Dios me libre) ni con el acusado de ser el toro que mató a Manolete, pero si esto no va a tener fin, tanto el fenómeno en su totalidad como cualquiera de los casos, tendré que maldecir haber nacido en este país de pandereta.