Hace
ya varios años –hará unos diez- era posible ver, en la ciudad donde vivo, a dos
personas paseando juntas. Una de ellas pertenecía al PSE-PSOE y tenía
responsabilidades importantes en el parlamento vasco; la otra, militaba en el
PNV y su labor, también importante, se desarrollaba en las Juntas Generales de Guipúzcoa.
Es imprescindible señalar, a estas alturas, que ambas personas eran mujeres. No
diré su nombre por respeto a su intimidad, dado que ya no son personajes
públicos, pero si puedo decir que aún las veo, como a tantas parejas de
cualquier sexo con las que uno se cruza por la calle.
En
estos momentos, hemos conocido otros dos casos de parejas unidas por la
política. Uno es la formada por Inés Arrimadas, de Ciudadanos y diputada en el
parlamento catalán, y por otra persona cuyo nombre desconozco, varón y de las
filas de Convergencia Democrática de Cataluña; el otro es el de Meritxel Batet,
que va de segunda en las listas del PSOE por Madrid, y José Mª Lasalle,
Secretario de Cultura en el gobierno del PP.
Yo
imagino que existirán más parejas del tipo que he descrito. Seguramente cada
uno de ustedes conocerá alguna en su localidad. E imagino también, que en todos
estos casos el proceso ha podido ser el mismo: dos personas se conocen en el
ejercicio de su actividad, se gustan, se aproximan, entablan una relación de
conocimiento, y ese amor latente que empezó como una chispa se hace fuego y los
devora. Lo mismo que los que se conocen en un bar, en un parque, en el autobús,
son presentados por amigos comunes, o en el ámbito laboral, donde quieran
ustedes. Este sería el caso de Pablo Iglesias y Tania Sánchez, que han militado
políticamente juntos y han compartido una relación amorosa.
Ahora
bien, ¿se imaginan que una señora, alta ejecutiva de una empresa, entable una
relación afectiva con un equivalente suyo, pero de la competencia? ¿O que esto
se dé entre dos investigadores principales trabajando para distintos
laboratorios en el mismo producto? ¿Qué pensarían sus jefes respectivos?
¿Recuerdan
el caso de Mata Hari? Una mujer bellísima, de gran atractivo, se deja caer en
los brazos de un tercero para descubrir y transmitir a quien le paga los
secretos que éste ansía conocer. Obviamente, nadie piensa que esto pueda
ocurrir en los ejemplos que hemos mencionado. Pero también es obvio que el
tálamo puede ser escenario de confidencias varias. El ser humano, despojado de
sus vestiduras es más débil; el abrazo, si hay un ímpetu amoroso aparte del
meramente sexual, puede llevar a situaciones donde la confidencia o la descarga
de preocupaciones íntimas se produzcan en una secuencia posible. De modo que no
me parece difícil que los amantes se comuniquen reflexiones y secretos que no
compartirían con nadie más.
En
los casos descritos, los partidos afectados han compartido gobiernos y
coaliciones. Los socialistas con los peneuvistas han gobernado juntos; de
hecho, ahora lo están haciendo otra vez. Les separa la cuestión nacional, pero
pueden ponerse de acuerdo en lo demás. Los socialistas y los populares compiten
por el gobierno del estado, pero en muchos aspectos votan juntos y ambos se
atribuyen el rol de estabilizar el país. Los dos representantes catalanes
coinciden en la ideología política y social, ahí son prácticamente iguales,
pero les separa también la cuestión nacional: uno es nacionalista catalán y el
otro, nacionalista español.
De
modo, que, ya ven, hay casos para todos los gustos. ¿Podemos concluir diciendo
que, en el caso de los podemitas, ha sido el amor, ¡ay!, el que ha fallado, y
en los otros, acaso el amor –si continúan claro- sea más fuerte que la
militancia o que los partidos no son tan distintos?
Claro
que también puede ocurrir como en el caso de la pareja formada por Manuel
Pizarro, que fue el adalid económico del PP en la campaña del 2008, y ha sido
diputado, y Yolanda Barcina, hasta este año presidenta del gobierno navarro.
Ambos militan en el mismo partido, actualmente sin cargos oficiales, pero el
varón “aconseja” a la FAES y la hembra se ha agenciado un puesto de consejera
en Movistar. Estos han ido a lo práctico.
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