Seguimos
con los dimes y diretes. Y cada día que pasa es un día perdido. Pedro Sánchez
se ha visto en los dos últimos meses más veces con Mariano Rajoy que con Pablo
Iglesias. Pero no se alarmen, el resultado ha sido el mismo: nulo.
Esta
situación es idéntica a aquella en la que varios médicos discutían sobre la
terapia a aplicar al enfermo, y ni siquiera tenían en común el diagnóstico
sobre el mismo. Entretanto, el enfermo seguía a lo suyo. (Esta semana dos “sin
techo” han fallecido en la calle en la provincia de Guipúzcoa, la provincia de
mayor renta por habitante de España. Tres muertos desde el primero de enero, pero
el Diario Vasco, grupo Vocento, señala que ninguna muerte ha sido debida a las
bajas temperaturas; menos mal)
Volviendo
al comienzo. El programa de gobierno de Podemos fue recibido con la natural
cautela y la consabida rechifla. Después se descubrió que ciertos nombramientos
de la lista de ochenta altos cargos, atentaban contra la independencia del
poder judicial. Ya saben, esos magistrados independientes que el Partido
Popular elige de entre los suyos, como la Espejel y el López, por ejemplo.
Podemos ha rectificado en toda regla. Por cierto, mucha gente se pregunta a qué
se debe este aluvión de revelaciones en asuntos de corrupción que asola al
partido del gobierno. Unos dicen que los jueces se sienten más libres ante la
perspectiva del fin de ciclo. Otros, que en cuanto haya cambio de gobierno, los
casos de corrupción van a aflorar como en primavera. ¡Quién sabe!
Por
otro lado, hemos visto cómo los antidisturbios del ayuntamiento de Madrid se
entrenan con su jefe político. Habrán pensado, si nos van a reconvertir en
policías de barrio, hagamos el burro por última vez.
Y
entretanto, Carmena, que es la verdadera bestia negra del gobierno (hay que
desmontar lo que funciona bien) sufre ataque tras ataque. Antes, los
titiriteros, ahora Rita Maestre.
Por
lo demás, todo tranquilo. Esperemos a la semana que viene.
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