martes, 30 de enero de 2018

Fortuna real




FORTUNA REAL


Pues sí, en esto estaremos todos de acuerdo, la niña es muy bonita y desprende un aura de inocencia propio de su edad, además de estar muy bien educada y saber hacer la genuflexión (¿se llama así?). Sí, estamos hablando de la infanta Leonor, o ahora ya princesa Leonor, no estoy muy al corriente de esos temas. Hoy hemos podido verla recibiendo de su padre el Toisón de Oro, que creo que eso es una etapa en su carrera como futura reina de España.
Su padre le ha explicado lo que tiene que hacer cuando esté en ese desempeño; ella le ha escuchado muy atentamente, bajo la mirada escrutadora de su madre y de su abuelo paterno, el que fue rey. ¿Habrá entendido lo que le han dicho? ¿Lo recordará cuando le sea necesario? ¿Qué habrá pensado su hermana pequeña de todo este asunto? ¿Tendrá, en su día, celos de ella? ¿Aspirará también a su momento de gloria?
Su padre, el rey, ha cumplido cincuenta años, una cifra muy redonda. A poco que viva, y si no abdica antes, dentro de treinta años seguirá siendo rey. En ese momento yo estaré, si no doblo la servilleta antes, a punto de cumplir  los ciento dos años. ¿No tendré la dicha de ver proclamada la Tercera República Española?
Quienes no tienen tanta fortuna son los trabajadores de Opel en Figueruelas, aunque sean más afortunados que millones de sus compatriotas que tienen peores trabajos o peor remunerados o simplemente no tienen trabajo alguno. Ninguno ha tenido la suerte de llevar el apellido Borbón.
Cuando mañana conozcamos el resultado de la votación que están realizando, sabremos que han preferido ver congelado su salario en el año en  curso, y aceptar subidas para los próximos cuatro años del cincuenta por ciento de lo que suba la cesta de la compra, amén de otros recortes sociales. Porque no tienen otro remedio: al llamarse como se llamen, a ellos la línea dinástica no les beneficia, no han tenido esa fortuna real.
Pero que no piensen que ahí acaba la cosa. Cuando vayan a expirar esos cinco años, la empresa volverá a plantearles otras condiciones -peores, claro- para que el nuevo modelo que haya que producir se haga en esa misma planta. Porque esa es la lógica del sistema, no vaya a pensar nadie que se lo hacen por maldad. PSA (Peugeot y Citroën, para entendernos) compró las siete fábricas europeas de Opel y Vauxhall por un precio tal que no le temblará la mano si ha de cerrar una de ellas; tiene suficientes plantas en Europa y siempre habrá trabajadores más necesitados: el asunto es producir más barato, es el mercado, como nos recordaba el otro día un tal Rato.
Ya ven qué distintas son las fortunas reales de unos y otros.

Quien desee saber algo más sobre este asunto de Opel y Peugeot, puede visitar la entrada del 24 de abril de 2017, titulada “Smopyc, again”, en este mismo blog, clicando  http://literharturas.blogspot.com.es/2017/04/este-articulo-ha-sido-publicado-en-la.html.


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