Una.
Como solución a medio plazo para aparcar las diferencias entre el
gobierno derechista de Piñera y la contestación ciudadana del
pueblo chileno, el primero ha ofrecido un referéndum sobre la
conveniencia de modificar la constitución vigente y, en
consecuencia, votar una nueva constitución para el país austral.
¿Es
que no saben que la constitución es algo sagrado que ni puede ni
debe tocarse?
Dos.
Pedro Sánchez se ha dirigido a la militancia del Psoe por carta para
pedirle que apoye el acuerdo alcanzado con Podemos de cara al nuevo
curso político.
Debemos
preguntarnos si la carta va dirigida a los militantes de base o bien
a esos otros militantes, de base un poco más alta, que ya han
amenazado con la contestación si tal acuerdo se mantiene. O quizás
a asegurarse el apoyo de los primeros ante el posible enfado de los
segundos, porque de éstos solamente Zapatero se ha pronunciado a
favor, pero hay que escuchar a Redondo Terreros, Leguina, Corcuera y
otros varios carrozones.
Tres.
Después de que el Ayuntamiento de Éibar (el primero en proclamar la
República el 13 de abril de 1931) ordenara el desalojo de los
vecinos de un edificio que sufrió un derrumbe al día siguiente,
diversas personas entraron en el mismo con el claro objetivo de robar
lo que pudiera quedar y expoliar a la media docena de familias que
hubieron de abandonarlo y se encontraban alojadas con lo que pudieron
sacar de urgencia en hoteles sufragados por el propio Ayuntamiento.
Esto
me hizo recordar a Pedro Calderón de la Barca (1600-1681) que en La
vida es sueño nos dejó los siguientes versos:
Cuentan
de un sabio que un día
tan
pobre y mísero estaba,
que
solo se sustentaba
de
unas hierbas que cogía.
¿Habrá
otro, entre sí decía,
más
pobre y triste que yo?
Y
cuando el rostro volvió
halló
la respuesta viendo
que
otro sabio iba cogiendo
las
hierbas que él arrojó.
La
prensa española en estos mismo días ha hecho mención de que los
más perjudicados por la crisis que España empezó a sufrir en 2008
no han superado aún la misma, siguiendo en el paro o cobrando
salarios de miseria sin posibilidades de llevar una vida digna.
Como
podemos ver no hay nada nuevo bajo el sol.
Cuatro.
De nuevo toca hablar de la industria armamentística española. Es
sabido que hay una docena de empresas españolas, con varias
plantas, aparte de los astilleros que nos quedan y que también
producen barcos de guerra, que fabrican y suministran armas a varios
países, algunos de ellos en guerra.
Una
de las más centenarias de estas empresas es la Sociedad Anónima
Placencia de las Armas (SAPA), cuya actividad se remonta al siglo XVI
en el pueblo homónimo, actualmente más conocido por su nombre en
euskera, Soraluze.
En
SAPA Andoain, heredera de aquella, uno de sus principales directivos
y accionistas es el presidente de la Real Sociedad de fútbol. Una
noticia referida al anuncio de una huelga por el convenio en la
precitada SAPA Andoain ha sido anunciada por los sindicatos. Y tras
este anuncio, la dirección ha respondido con que en diciembre se
rescindirá el contrato a cinco trabajadores con contrato temporal.
En
tanto que un mínimo de cinco portadas de cada diez del Diario Vasco
vienen siendo dedicadas al referido equipo de fútbol, amén de
veintitantas páginas después de los partidos de la Real, que acaba
de estrenar una remodelación del campo de Anoeta para llevarlo hasta
los 40,000 espectadores con una inversión de 60 millones de euros,
curiosamente, la noticia de la huelga y el despido ha sido publicada
por el DV en una nota mínima en el área de economía del mismo, rincón que no parece ser muy visitado, no ya por los seguidores de la
Real, sino por los lectores en general.
Qué
casualidad, ¿verdad?
Cinco.
De Italia, y sobre todo, de Sicilia, vinieron los que dieron auge a
la industria conservera española; es normal encontrar en los puertos
pesqueros del Cantábrico aquellos apellidos que aún se conservan en las
empresas que preparan las anchoas y las sardinas en lata.
Ahora,
en el país transalpino, la imaginación está tratando de cambiar las
cosas en el ámbito político: como “sardinas en lata” han sido
invitados los ciudadanos con cierta inquietud política para llenar
las plazas del país y hacer frente a la política populista y
derechista de los Salvini italianos.
Esto
me ha hecho recordar una manifestación verdaderamente multitudinaria
a la que me sumé (acompañado de mi mujer) en las calles de Milán,
en febrero de 2003, entre un mar de banderas arco iris en contra del
trío de las Azores y la previsible guerra de Irak.
Aquellas
banderas arco iris simbolizaban la disparidad ideológica de los
manifestantes.
¿Seremos
capaces de hacer, con imaginación, algo parecido en España?
Seis.
Ya saben ustedes en qué consisten las famosas inmatriculaciones: son
ni más ni menos que el derecho que la Divina Providencia concedió a
la Iglesia española – no a otras, no se confundan- para poner a su
nombre en escritura pública toda suerte de bienes que no estuvieren
registrados, que no es lo mismo que decir que no se supiera quién o
quienes eran sus legítimos propietarios; o sea, hablando claro un
expolio de propiedades ajenas en toda regla.
De
tal manera esto ha de ser cierto que: el Psoe que había reclamado,
siendo oposición, la lista que se suponía que no existía y, por
tanto, habría que prepararla; que, por el contrario, el Colegio de
Registradores de la Propiedad la tenía y se la había entregado al
Gobierno; que éste reconoció tenerla en su poder en febrero del
2018, y prometió que la haría pública después del verano del año
pasado, cosa que no ha cumplido; que el Consejo de Transparencia y
Buen Gobierno, también organismo público, señalara que la famosa
lista es de información pública y en consecuencia debe publicarse;
ahora, al cabo de tantas promesas incumplidas, nos encontramos con
que la Abogacía del Estado va a pleitear contra el propio Consejo de
Transparencia para que esa publicación no se lleve a efecto.
¿Alguien
entiende este embrollo? ¿A qué nos referimos cuando hablamos del
poder de la Iglesia?
Siete.
El Festival de Eurovisión, el festival por antonomasia, ese en el
que siempre esperamos que el voto de Portugal cambie esa dinámica
típica de Spain, one point; l´Espagne un point, tiene
ahora una versión para niñas. No
sé a ustedes, pero a mí no me gusta esto de ver niñas de 10 años
en un escenario con unas ropitas angelicales haciendo cosas de personas
mayores. Comprendo que sus progenitores estén muy interesados por si
suena la flauta, pero qué quieren que les diga.
Los
tiempos de Pablito Calvo y Marisol ya están muy lejanos.
Ocho.
De bochornoso por no decir otra cosa cabe calificar las actuaciones
de los alcaldes de Vigo y Madrid que hace ya una semana han encendido
10 millones de bombillas para que las fiestas de Navidad estén bien
iluminadas. Hay quien dice que resulta muy rentable para la ciudad
pues atrae masas ingentes de turistas; yo soy de los que piensan que
es mejor que los ciudadanos activen esa luz interior que todos
tenemos y mediten qué opción pueden votar en la próxima ocasión.
Por
no preguntarnos si no habrá otras necesidades en la ciudad que
puedan ser eliminadas o aminoradas con el millón de euros de
despilfarro que la idea que estos dos caballeretes supone en cada
caso.
Porque
uno de ellos es el presidente de la Federación Española de
Municipios y Provincias (hay que joderse) y el otro, un abogado del
Estado, que por lo que se ve confirma el apelativo con que le
bautizaron sus conciudadanos.
¿Con
que cara responderá a quien le pregunte, en los próximos días de
la Cumbre del Clima, por su opinión sobre Madrid Central?
Y
nueve. El Parlamento Europeo, por mayoría, ha calificado como
Emergencia Climática aquello que empezó siendo, hace años, el
Cambio Climático, para ser últimamente la Crisis Climática.
Obviamente,
sigue habiendo tontos, o mal intencionados, que se siguen preguntando
en qué parte del Atlántico estará Greta Thunberg.
¿En
cuál de las dos categorías anteriores deberemos incluir, entre
otros, a los de VOX?