El
gran valor que atesora Greta es su capacidad de cohesionar
multitudes, de arrastrar masas de personas en cualquier latitud, de
representar a millones de personas de todas las nacionalidades, de
todas las edades y de todos los credos políticos. Y de hablar claro,
como cuando ante un auditorio como el de la ONU el mes pasado, les
dijo aquello de que ustedes nos están robando nuestro futuro.
Precisamente a los representantes políticos encargados, entre otras
cosas, de pergeñar un mundo mejor lo cual pasa por aplicar políticas
de descarbonización, que es algo más que decirlo, es ponerlo en
práctica, diseñar políticas, aportar recursos económicos,
controlar todos los procesos, etc.
Según
parece el ecosistema del Mar Menor ha colapsado, en parte debido a
los deshechos de la huerta circundante con una sobre explotación que
convertía el agua de regadío utilizada en vertidos que han
envenenado el agua de dicho mar. Esto no se consigue en unos días o
en unos meses, es una labor de años de la que los habitantes de
Murcia parecen no haberse enterado; ¿qué digo? Acaban de enterarse,
al menos 80.000 de ellos si hacemos caso a las cifras de la última
manifestación. Ahora que el mal está hecho, ¿quien pagará los
platos rotos?
Cada
país tiene sus propios problemas, sean leves, graves, de difícil
solución, o de los que precisan una intervención internacional bien
intencionada y consensuada. También hay problemas regionales, como
pueden ser los del Oriente Medio, o continentales, si consideramos
África en su conjunto.
Pero
los problemas mundiales nos afectan a todos, seamos de un país pobre
o rico, estemos en el continente que estemos, o en una isla
cualquiera, grande o chica. Que por cierto, algunas han comenzado ya
a perder territorio.
Sí,
estamos hablando del cambio climático. El periódico inglés The
Guardian cambió hace
unos meses en su manual
de estilo esa
expresión por la mucho más gráfica de crisis climática. Con
ese cambio quería
comunicar a sus lectores precisamente que no estamos ya ante un
cambio de clima, sino ante una crisis del
clima. Y
una crisis es algo que reclama que lo que tengamos que hacer para
enfrentarnos a ella no lo posterguemos
más tiempo.
Todos
conocemos a estas alturas a esa chica sueca, poco más que una niña,
llamada Greta Thunberg, que ha protagonizado titulares de prensa con
su paciente protesta en la defensa de nuestro planeta.
También
nos hemos acostumbrado a ver en la televisión las manifestaciones de
los estudiantes de todas las edades los viernes; el 22 de abril de
cada año será siempre el Día Mundial del Planeta, buscando
recordar y concienciar a todas las personas que no tenemos más
planeta que éste y que está seriamente amenazado.
Han
pasado los tiempos de Al Gore, recuerden, aquél que fue
vicepresidente con Clinton y perdió la presidencia ante Bush por un
puñado de votos en Florida, casualmente donde era gobernador el
hermanito de su contrincante. Creo que fue el primer político de
peso denunciando denodadamente ante aquellos que tenían intereses en
que esas cuestiones no progresaran.
Y
esperemos que hayan pasado ya los tiempos en los que los ecologistas
eran vistos poco menos que como unos chalados y algo frikis, aparte
de gente molesta que se metía en todo y ponía palos en las ruedas.
En un país como el nuestro, con miles de millones invertidos y otros
tantos alegremente gastados en infraestructuras y construcciones, los
ecologistas no gozaban de mucho aprecio.
Entre
los días 2 y 13 de diciembre Madrid va a albergar la Cumbre del
Clima que estaba prevista en Santiago de Chile. Greta Thunberg ha
anunciado su presencia entre nosotros, pero ha de cruzar el Atlántico
y no quiere hacerlo en avión, consecuente con su personal lucha
contra la contaminación de ese medio de transporte. La ministra de
Transición Ecológica se ha aprestado a ayudarla en ese envite,
veamos si lo consigue.
Las
malas lenguas dicen que el alcalde Almeida va a restaurar la obra que
su antecesora Carmena realizó en los últimos días de su mandato
para que los miles de visitantes vean con sus propios ojos cómo
Madrid se preocupa por reducir la contaminación en el centro y,
así, recibir los parabienes de los 25,000 delegados a la cumbre.
Y
las mismas malas lenguas añaden que a partir del día 14 de
diciembre todo volverá a ser como es hoy. Lo dicho, fijémonos en lo
importante, dejemos el dedo, pasemos a la luna.
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