sábado, 19 de septiembre de 2020

La pesca y otras cuestiones

 



Sentado, desde mi ventana, veo el mar a la plácida y postrera luz del atardecer. Los escasos rayos de sol confieren un tono arena a las murallas del castillo, construidas con precautorio afán defensivo y convertidas ahora en icono turístico al servicio de la única industria que alimenta los desvelos de sus habitantes. La mar, encalmada, muestra diversos bancos de colores, dependiendo de las corrientes provocadas por las distintas temperaturas de sus aguas.. En la orilla, exenta ya del ajetreo diario de los bañistas, un pescador se entretiene con sus tres cañas que lanza consecutivamente hacia las profundidades. Viéndole, casi solo, tomo conciencia de la fe inquebrantable que ese hombre ha de tener en el ejercicio de su actividad, pues el anzuelo que metros más adelante cae al agua y se sumerge, esperando encontrar la boca del pez, ha de tener una probabilidad bajísima de éxito si comparamos la inmensidad del mar con el tamaño absurdo del engaño que el pescador lanza. Poco importa que en vez de una caña el pescador lance tres. Le sirven fundamentalmente para estar entretenido con su manejo, porque lo que es triplicar las posibilidades de captura sigue siendo igual de ridículo.


Si preguntáramos a los pescadores para qué echan la caña, muy pocos contestarían que para pescar una lubina o una dorada, aunque sea ese su sueño. La mayoría y los más sinceros nos dirían que lo que caiga, lo que pique. Y solo un puñado de ellos confesaría que lo hacen para alimentar a los peces, con un guiño en la mirada.


Algo parecido le sucede a Pablo Casado. España tiene tan variados y graves problemas con los que bregar que el actual gobierno no va a hacer otra cosa que tratar de encontrar una solución y cerrar la hemorragia. A esos problemas, congénitos, se suma ahora el efecto de la pandemia covídica. De modo que nos podríamos contentar como aquél que decía virgencita, virgencita, que me quede como estoy. Es decir, podríamos echar las cañas y aplacar un poco el deseo de los peces, o con mucha suerte, que pique alguno de ellos, desesperado por su hambre, pero de ahí a que demos solución a esos problemas clásicos de la economía española, es decir, que levantemos una dorada o una lubina, es como creer en brujas, aunque las haya.


Pero, sin embargo, Pablo Casado, nuestro joven diputado por Avila - según sus palabras- , se empeña en pescar peces grandes. Aunque tenga que viajar a Cataluña, o quizás precisamente por eso. Para hacer como que hace algo, que parezca que se ocupa de los problemas de los españoles, se acerca a Badalona a encontrarse con su alcalde, que es de su cuerda, y que ha sido azote de los sin papeles e indocumentados, y que ahora está especializándose en la lucha contra la ocupación ilegal de viviendas ajenas. Es decir, lucha contra los okupas; no me pregunten la razón de la k, poco usada en español, en vez de la tercera letra de nuestro abcedario, porque lo desconozco.


Lo que sí sé es que, en España como en cualquier otro país, hay individuos que solucionan sus problemas de vivienda ocupando las de otros, principalmente, viviendas pertenecientes a bancos o empresas que, a veces, se las han arrebatado – legalmente, eso sí, faltaría más- a sus propietarios anteriores. Y los seguirá habiendo, y seguirán llegando indocumentados, mientras el mundo no sea capaz de mejorar las condiciones de vida de los más necesitados, en España y fuera de España. El pescador que reconoce que se entretiene lanzando la caña, y si algo pica, pues bienvenido, es digno de admiración. Pero el político que quiere ganar votos en Badalona, Cataluña y por doquier, diciendo que va a solucionar el problema de los okupas, y de paso esos otros más graves y reales, o es un imbécil total, o piensa que lo somos los demás, lo cual es más grave además de insultante.


Lo que sí está consiguiendo es publicidad gratis para Securitas Direct, que tiha encontrado un nicho de mercado inmenso, alimentando el temor de algunos propietarios mientras la prensa de la derechona bombardea con los millones de ocupaciones de pisos que, por lo que dicen, se ocupan a diario en España para siempre jamás.


Y si quieren conocer la realidad de este fenómeno de la ocupación de viviendas, no tienen más que clicar en el siguiente link de un medio tan poco sospechoso de parcialidad como es El País: https://elpais.com/espana/2020-09-05/una-dudosa-alarma-sobre-los-okupas.html


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