Agosto
ha sido un buen mes para ir dejando recados. La gente está confusa,
algunos en la playa (pocos), otros (pocos también) en el tajo, los
ERTES´s cumpliendo con su cometido, y en definitiva, la paz social
bastante asegurada. De modo que ha sido el momento, como decíamos
más arriba, para ir soltando algunas píldoras.
Para
eso nada mejor que una entrevista amable con alguien de rostro
conciliador. El 3 de agosto podíamos leer, en uno de los principales
diarios del grupo Vocento, e imagino que en todos los demás, unas
declaraciones de Pedro Fernández Alén, presidente del Consejo
Económico y Social y secretario general de Cepyme; es decir, alguien
que tiene un cargo institucional, además de otro de parte, como es
la Confederación de la pequeña y mediana empresa – que no otra
cosa significa Cepyme. Tras los primeros pases de rigor, lo razonable
de las medidas que está tomando el gobierno, lo bien que ha
resultado el acuerdo final europeo sobre el volumen y el reparto de
los fondos anti crisis, nos indica que no es el momento de que España
ponga en marcha ningún tipo de reformas económicas, que nos tenemos
que centrar en solucionar el problema de la covid-19, que de derogar
la reforma laboral tiempo habrá cuando mejoren las cosas, y que todo
se debe resolver dentro del marco del diálogo social (esto último,
de cajón).
O
sea, en tiempos de turbación no hacer mudanza, frase que se atribuye
a San Ignacio de Loyola y que, a estos efectos, nos viene a decir,
déjate de cambios que no es el momento, que ya te diré yo cuando
haya llegado ese momento, que con un poco de suerte quizás no llegue
nunca.
Han
tenido que pasar dos semanas para ver la continuación del artículo
anterior, y en el mismo medio, el 19 de agosto del primer año de la
pandemia se hablaba de la posible necesidad de reducir salarios,
además de prolongar los ERTES´s más allá de septiembre; que lo
importante es mantener el empleo, y que el esfuerzo salarial se
podrá recuperar “después”. Esta opiniones eran vertidas por la
consejera vasca de Desarrollo Económico (que ha renovado su puesto
en el nuevo gobierno vasco), y, otra vez, por el presidente del
Consejo de Relaciones Laborales, organismo mellizo en versión vasca
del estatal Consejo Económico y Social.
Finalmente,
el 23 de agosto, en el mismo medio otra vez, podíamos leer unas
declaraciones del Director General de Confebask (la patronal vasca),
en el que recomendaba la bajada de salarios para salvar empleos.
De
modo que el mes de agosto ha dado sus frutos, paso a paso, a lo que
no es ajena, por supuesto, la marcha de la pandemia que no cesa en
sus efectos devastadores sobre la actividad económica y el empleo.
Vaya esto por delante. Sin embargo ha sido otra vez Alemania el país
que ha puesto un poco de sensatez en la discusión al indicar que
cualquier necesidad de llevar a cabo un ajuste salarial, debiera
tener su correlato en el ajuste de jornada, cosa que siempre
olvidamos por estos lares. Por su parte, el mayor sindicato europeo,
con 2,3 millones de afiliados en los sectores del metal y eléctrico
ha propuesto reducir la semanal laboral a cuatro días de trabajo con
un total de 28 horas en lugar de las 35 vigentes. El ministro de
Trabajo del gobierno de Merkel, del partido socialdemocrático que
gobierna en coalición con el de la Canciller, ha visto con buenos
ojos la propuesta, si está apoyada por las partes. La medida
supondría la rebaja salarial correspondiente pero se garantizaría
el empleo. La crisis originada por el coronavirus viene a sumarse a
problemas estructurales de la industria alemana, no solo en el metal.
Este
tipo de medidas que en Alemania se discuten con normalidad, en
nuestro país son algo más difíciles de abordar. Por no hablar de
una compensación del sacrificio salarial en acciones de la propia
empresa, una transparencia mayor en la gestión y una participación
de los trabajadores en la definición de sus políticas y objetivos
de futuro. Amén de que los sacrificios sean proporcionales a la
escala salarial, cosa que que no debiera ser preciso mencionar.
¿Se
hará todo como en en la salida de la crisis de 2008 o esta vez será
distinta?
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