Hoy les presento una nueva entrega de anuncios radiofónicos recientemente escuchados. Al igual que en la vez anterior, debo fiar a mi memoria su contenido – que ya es fiar-, aunque no me parece tan importante la exactitud de las frases como su mensaje. Pero, en fin, ahí les va, otra vez una voz joven y femenina diciendo:
- Hola cariño, ¿qué tal te ha ido el día?
- Bien, sin novedad -contesta una voz de hombre joven.
- Pues ha llamado tu hermano, que le han dicho que le sacan del ERTE y le pasan al ERE, y que le llames.
- Pues a mí no me han dicho nada. Voy a llamarle ahora mismo.
- Vale, pero no lo pienses mucho y hazte de Legálitas, como él.
Estos anuncios radiofónicos de Legálitas aventuran una campaña intensa y potente. Este anuncio sobre la extinción o supresión temporal de un vínculo laboral, merece un comentario aparte. Hay gente que piensa que los sindicatos son algo que pertenece al pasado, algo ya anticuado; otros piensan que no tienen futuro; algunos pueden pensar que los sindicatos son los causantes del problema laboral y, por tanto, responsables del paro, y siempre hay quienes piensan que qué necesidad tenemos de sindicalistas y comités de empresa, si las relaciones entre empleador y empleado debieran tener siempre una correspondencia biunívoca, sin nadie más de por medio, para que negocien ellos directamente. Aunque les pueda parecer increíble, esto últimos son más numerosos cada día, en aras del liberalismo y la libertad. O mejor dicho de una visión equivocada e interesada sobre estas cuestiones. Seguramente, estos colectivos que hemos enumerado, cuando ven en la tele las imágenes de un ministro de trabajo, con los representantes de las organizaciones patronales y los de los sindicatos, pensarán que se han reunido para comer y no para discutir sobre salarios mínimos, reformas laborales, ERTE´s, o zarandajas del mismo pelo. Y no se preguntarán quién les paga a unos y otros, y cómo se financian sus actividades. Ni por qué las organizaciones empresariales se prestan a ese juego.
Y los que no se consideran a sí mismos como trabajadores, quizás porque hacen un trabajo menos, poco, o nada manual, y piensan que pertenecen a la clase media y no a la trabajadora (porque esto viste muy poco), cuando vean amenazados sus derechos laborales, estarán felices de acudir a una empresa como Legálitas, pensando que una empresa cuyo objetivo es ganar dinero les va a defender a ellos (felices miembros de la clase media) en contra de los intereses colectivos de la clase empresarial en general. Si eso fuera así, ¿cuánto tiempo haría falta para que, de una manera o de otra, esa empresa fuera absorbida, o sus prácticas modificadas, hasta que dejara de molestar al mundo de empresas al que pertenece?
¡Qué cosas hay que escuchar!
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