No
ha sido esta semana especialmente pródiga en cuanto se refiere a la campaña.
Del debate del lunes 7 ya están ustedes sobradamente informados: ganó Rajoy, y
en su defecto Soraya, y luego los otros, con el de la coleta en última posición.
Rajoy
ha acuñado la frase de la campaña: “los experimentos con gaseosa”, sólo que él
lo expresa de otra manera, con ese gracejo suyo tan personal.
El
candidato a liderar a los republicanos, Donald Trump, ha sido muy criticado por
su propuesta de prohibir la entrada en EEUU a los musulmanes de toda laya. Ha
venido a hacer una llamada a la célebre doctrina Monroe, América para los
americanos (del norte, claro), y yo concuerdo con mi mujer cuando dice que la
mayoría de los que se han escandalizado con tal propuesta, dentro y fuera del
país, en el fondo piensan igual.
Holande
aún no lo ha verbalizado, pero vistos los resultados de la primera vuelta de
las regionales francesas, no den ustedes nada por improbable. Ha querido
aproximarse tanto a Marine Le Pen (en política, digo) que los franceses han
preferido el original a la copia.
En
Venezuela ha arrasado la oposición, cosa curiosa en una dictadura, como se ha encargado
de señalar Monedero. Yo creo que los venezolanos no le han perdonado a Maduro
los chándales que usa. ¡Qué manía tienen algunos con las banderitas!
Y aquí
en España, la fiscalía se puso de lado cuando un etarra aterrizó en Barajas. Me
parecía muy raro que lo de ETA no apareciera en campaña, y más de uno se
pregunta si eso ha podido ser casual. Permanezcan atentos a la pantalla.
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