Bien,
el coronavirus ya ha alcanzado su pico, en cuanto a la actuación del
Estado, me refiero. Repasemos: ya hemos llegado a la declaración
estatal – ¡qué mal se lo han tomado los nacionalistas!- del
estado de alarma, y
por delante solo nos
quedan el de excepción
y el de sitio; el
de excepción lo conocimos en la universidad a finales de los
sesenta; esperemos no conocer
el de sitio.
Pero
vayamos a lo que empiezan, o pueden empezar, a significar las medidas
tomadas.
Desde
casa puedo ver la plaza en la que desemboca el tren de cercanías que
une la frontera francesa con Bilbao, y que la coalición Pnv-Psoe que
gobierna la ciudad y la provincia – perdón, territorio histórico-
se ha empeñado, contra la opinión de muchos ciudadanos (entre los
que me encuentro) en convertirla en una estación más de un
recorrido sin cul de sac que se llamará Metro; ya saben, el Topo será
en adelante, el Metro, algo mucho más moderno, cómo vamos a
compararlo si prescindimos del dinero invertido. Esa plaza, digo, que
escupía miles y miles de viajeros - se estima del orden de los dos
millones de pasajeros anuales- está ahora prácticamente vacía.
Decíamos
en el anterior comentario del día 8 (El coronavirus), en su punto
número 6, algunas de las cosas que podríamos llegar a ver. Algunas
dichas con más convencimiento que otras pero, sustancialmente, que
la FED y el BCE era posible que abrieran la manguera. Ambas nos han
sorprendido, ya que esperar de la FED que habilite fondos que
alcanzan el billón de dólares, e incluir una paga en metálico a
cada ciudadano, es más de lo que mentes tan calenturientas como la
mía podrían llegar a concebir. ¡Cómo tiene que ver el panorama el
pelopanoja, cuánto han tenido que insistirle sus secuaces para
tomar tal medida en la patria del neo liberalismo! ¿Y que el BCE,
con Christine Lagarde al frente, tras su paso por las trincheras
ultra reaccionarias del FMI, venga a hacer lo mismo? ¿Que vaya a
comprar deuda publica y privada por importe de 800.000 millones de
euros? Dicho así es casi más de lo que podríamos pedir – aunque
creo que debiera ser solo deuda pública.
Pero,
como me ha hecho la lengua un cura y no me hartaré de pedir, hay
alguna cosilla que me gustaría añadir. El gobierno italiano, de
derechas, no lo olvidemos, ha prohibido por ley el despido de
trabajadores a causa del coronavirus. Aquí se autorizarán los
ERTES, que se van a convertir en el objeto del deseo de todas las
grandes empresas, cuando debiera estar limitado a los autónomos y a
las pequeñas. Con el riego añadido de que no haya fondos para satisfacer
todas las demandas, con lo cual, los que se queden en puertas serán,
con toda seguridad los autónomos y las más pequeñas; es decir,
como siempre legislamos para los más fuertes. Y que conste que me
ha dejado gratamente sorprendido la presteza, profundidad y alcance
de las medidas sociales y económicas del Consejo de Ministros del
día 17.
En
el punto siete de la entrada citada (El coronavirus, día 8 de marzo)
apuntaba yo a no seguir la misma senda, tan trillada, que
acostumbramos. A este respecto, me gustaría que la ministra de
Transición Ecológica llegara a tomar una parte más activa en las
políticas de gobierno y fuéramos preparándonos en lo que,
entiendo, debe basarse nuestro futuro.
Ustedes
lo saben y ella también.
No sabía que iban a poner metro en San Sebastián.
ResponderEliminarRespecto a las medidas adoptadas por la pandemia, me sorprenden profundamente las medidas adoptadas por casi todos los dirigentes mundiales tanto a nivel social como económico.
No lo veo del todo claro, ni con la gripe aviar ni con el ébola se reaccionó tan al unísono de manera tan rotunda. Es posible que los gobiernos, con sus sistemas de inteligencia secreta, tengan alguna información que no se transmite al ciudadano de a pie. Sólo se le alerta del peligro y se le protege. Iremos viendo.
No sabía que iban a poner metro en San Sebastián.
ResponderEliminarRespecto a la pandemia, estoy perpleja de las medidas que se han adoptado casi al unísono por la mayoría de los países del mundo.
Ni con la gripe aviar, ni con el ébola se hizo nada parecido.
Pienso que los gobiernos, con sus servicios de inteligencia, están alertando y protegiendo a sus ciudadanos, sin acabar de sembrar el pánico. Iremos viendo.