Pues sí,
amigos, amarga ha de ser la despedida, no solo para los que salen del gobierno,
sino principalmente para esa legión de asesores, consejeros,
conseguidores, etcétera, a la que se refería Rajoy hace unos días cuando dijo
que una moción de censura supondría unos 6.500 empleos que se perderían
automáticamente; otros, por el otro lado, esperan gozosos a que suene el
teléfono.
El
Partido Popular, heredero de los dueños de la tierra, de los que siempre lo han
tenido todo, se consideran los únicos y legítimos propietarios de este país al
que imponen su cultura, su manera de verlo, y hasta su religión. Y como son los
dueños, se consideran legítimamente autorizados para manejarlo a su antojo y quedarse
con parte de los réditos sin necesidad de dar cuenta a nadie. Conceden medallas
de la policía a una virgen de la que son devotos, a la vez que condecoran a policías
torturadores que les hacían el trabajo sucio en los tiempos en que los
necesitaban cuando aún no tenían la justificación de los votos para reafirmar
su poder.
Incumplen
olímpicamente la ley de la Memoria Histórica, a la par que defienden con media
sonrisa cínica el título nobiliario de los herederos del viejo caudillo,
concedido por un rey campechano. Harían falta muchos folios para poner los infinitos
ejemplos de su modo de gobernar; ustedes los conocen mejor que yo.
Los españoles
han permanecido impasibles ante su política, sufriéndola como mal menor, al no
haber tenido bajo otros gobiernos mejores experiencias. Han aguantado de tal manera
que nos preguntábamos expectantes hasta cuando, pero ha sido una sentencia
judicial, incompleta al fin y al cabo, la que ha colmado el vaso. Y un fino
olfato político, o la necesidad de hacer algo diferente ha hecho posible que
tengamos un nuevo gobierno en unos pocos días. Cómo y quiénes lo formen importa
menos. Lo crucial en este caso es que pese a la amalgama de siglas que lo han
hecho posible –y precisamente por ello- no caigamos en el cainismo de encaminar su fracaso: eso es precisamente lo que ellos están esperando. Si
tal ocurriera, los españoles no lo perdonarían y encararíamos otra era de
gobiernos casposos como la que hemos conocido hasta ahora.
Por eso se ha de avanzar paso a paso sin querer cambiarlo todo en un día, siendo respetuoso con las aspiraciones de los demás. Solo así ganaremos, solo así, convenciendo, venceremos. De lo contrario, la amarga despedida, la amarga experiencia volverá a cambiar de bando. Y ya hemos tenido bastante.
Por eso se ha de avanzar paso a paso sin querer cambiarlo todo en un día, siendo respetuoso con las aspiraciones de los demás. Solo así ganaremos, solo así, convenciendo, venceremos. De lo contrario, la amarga despedida, la amarga experiencia volverá a cambiar de bando. Y ya hemos tenido bastante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario