Uno.
Recuerdo muy bien que cuando de niño en La Cavada veíamos bandadas de
gaviotas remontar el río Miera, distante del mar en línea recta no
mucho más allá de diez o doce kilómetros, tomábamos su presencia
como un aviso claro de que se acercaba un temporal de norte en el
Cantábrico. En aquél entonces, las gaviotas no tenían una vida tan
propicia para desarrollar su población. Poco a poco, esa situación
fue mejorando para ellas, y paulatinamente fueron dejando la agreste costa y adentrándose en tierra firme. Hace muchos años que supe que
apoyándose de vertedero en vertedero, alcanzaban puntos tan al sur y
tan tierra adentro como Aranda de Duero, que yo sepa.
Ahora
las vemos a diario sobre los contenedores de basuras, picoteando las
bolsas que sobresalen, y sobrevolando y posándose
en las playas, por muy concurridas que estén, al acecho de cualquier
resto de comida. Ignoro qué rapaces puedan ser sus depredadores,
pero si usted las ve de cerca estará viendo un pájaro fuerte, de
enormes alas, y no menor pico. Por otro lado he sido testigo de cómo
una gaviota atacaba a un pollo de otra especie, que se defendía como
podía entre las barcas depositadas en un varadero.
Como
ven en la foto de inicio, una gaviota tiene bien apresada una rata, y
la leyenda inferior nos indica que fue obtenida en el centro de San
Sebastián, dando por hecho que cazó viva a su presa, cosa que no se
nos antoja fácil.
Siempre
me he preguntado si llegará el aciago día en que osen atacar un
bebé humano en su plácida siesta sobre su carrito; ojalá me
equivoque y ese día no llegue nunca.
Dos.
No son las gaviotas los únicos seres vivos en mostrar una apetencia
tan voraz. La sed insaciable del clero español por acumular
riqueza, haciendo caso omiso de las palabras del Papa Francisco, y de
lo que se supone que ha de ser el objetivo de la Iglesia Católica
mientras existan pobres sobre la faz de la tierra, ha hecho que solo
en las dos últimas décadas los bienes inmatriculados por la Iglesia
tras el empujón proporcionado por Josemari Aznar, asciendan a unas
30.000 propiedades puestas a su nombre, entre catedrales, iglesias,
ermitas, abadías, casas parroquiales, escuelas, plazas o solares,
que han sido registrados a nombre de la Iglesia Española merced a un
procedimiento, cuando menos irregular.
Para
una más completa información pulsen aquí:
Tres.
La presión fiscal en España está en en el entorno del 34% del PIB,
un 8% menos que la media europea, lo que viene a suponer unos 80.000
millones de euros menos de ingresos para financiar el gasto público.
Es decir 80.000 millones que no pagan los que más tienen – cosa
que no sucede en Europa, con quien queremos compararnos-, y cuya
carencia repercute en el bajo nivel del gasto público del Estado.
Obviamente,
si a esto añadiéramos el rendimiento de esos bienes públicos que
la Iglesia se ha apropiado, el Estado Español (ya saben, España
somos todos) dispondría de más medios con los que paliar las
necesidades de la gente más necesitada y reducir la rampante
desigualdad de la sociedad española
Cuatro.
El nuevo gobierno de la Comunidad de Madrid incorpora, como era de
esperar algunos ilustres representantes de la derechona corrupta
madrileña. El más mediático es el magistrado Enrique López, aquél
que fue detenido de noche por una patrulla municipal tras saltarse un semáforo
en rojo en pena Castellana. Para colmo de males, cuadruplicó la tasa
permitida de alcohol.
Como
era de prever se encargará de la cartera de Justicia. Como dijo otro
de su partido: ¡Viva el vino!
Cinco.
Los grandes países, junto con otros que no son lo son tanto pero que
aseguran una mayoría en los resultados, aunque uno se pregunta si
realmente fuera precisa tal mayoría, acostumbran a reunirse de siete
en siete, de diez en diez o de veinte en veinte, según los objetivos
de la cumbre. Ustedes recordarán cumbres tras el estallido de la
burbuja de 2008 a las que los llamados anti sistema acudían con afán
de boicotearlas con sus manifestaciones, cosa que nunca ocurría.
Ahora
hemos asistido al espectáculo de la cumbre de Biarritz que ha sido
una cumbre de siete. USA, Canadá y Reino Unido, para asegurar una
mayoría anglosajona –esto no tiene nada que ver con el idioma-,
más Francia, Alemania, Italia y Japón. Unos cuantos anti sistema
han querido aproximarse sin conseguirlo. No hacía falta: los anti
sistema estaban dentro. Un tal Trump, un Boris Johnson, un Salvini y
el joven Trudeau ya conformaban mayoría; en frente, el Petit
Napoleón francés, la Merkel en funciones y un japonés que ha
pasado desapercibido. ¿Resultado? Ninguno.
Lo
dicho, los anti sistema ya estaban dentro. Esta gente domina el
mundo, se cisca en los principios del sistema económico que dice defender, y nadie sabe a dónde nos conduce.
Solo
hay consenso en que a nada bueno. Al tiempo.
Seis.
Si el lector circula por la autopista Bilbao-Behobia, dentro del
término municipal de Mendaro, sentido Bilbao, podrá ver en medio de
una doble curva, a escasos metros de la calzada varios carteles que
no podrá leer salvo que se arriesgue demasiado, y la figura de un
violinista sentado en un taburete interpretando una pieza que tampoco
podrá escuchar.
Si
es asiduo, - mi caso-, imaginará que es la forma de protestar por el
ruido generado por el tráfico incesante de vehículos que afecta a
la vivienda sita tras el músico. Inmediatamente surge la pregunta:
¿fue primero la construcción de la casa o la de la autopista? Es
decir, lo del huevo o la gallina. Hoy en día, una pregunta bastante
irrelevante, pues vivimos en una sociedad que bien puede permitirse
levantar una pantalla que aminore la emisión acústica y dé
satisfacción a ese vecino y a tantos otros.
Mas
no es este el motivo que me ha llevado a escribir esta nota. A lo que
parece, nuestro violinista, aprovechando la reciente cumbre G-7 de
Biarritz colocó un nuevo cartel con la leyenda Help Trump. Y a fe
mía que con enorme acierto, pues le proporcionó gran visibilidad –
aunque no deba inferirse de este hecho una pronta solución a su
problema-, hasta el punto de que el dispositivo de seguridad
americano montado para la ocasión detectó la petición, lo comunicó
a los servicios de seguridad españoles, y una pareja de la
Ertzaintza visitó a nuestro hombre. La respuesta de éste es de
libro: ya que va a construir un muro con México, quizás no le
importe construir otro aquí delante.
Me
surgen dos preguntas: la primera es qué grado de vigilancia,
terrestre y aérea (pues no se descarta la acción de algún dron)
hemos de soportar los españoles, metiéndose en nuestra soberanía
nacional por el simple hecho de que al Presidente Macron, se le
ocurriera montar la citada cumbre al lado de la frontera española,
hecho que ha originado enormes pérdidas por estos problemas de
seguridad, no solo en territorio francés, sino también en el
español, teniendo un país como Francia que es más extenso que
España -que yo sepa esas medidas de seguridad llegaron tan lejos
como hasta el Valle de Arán; la segunda es si piensan ustedes que la
idea de nuestro violinista tendrá repercusión en solucionar su
problema. Yo me inclino por la negativa en este segundo caso.
Siete.
Del bello Pedro, qué voy a decirles que ustedes no sepan.
Excelente documento, en todos sus apartados.
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