En
cada tiempo hay frases cuyo uso se impone en las conversaciones
diarias. ¿Quién no ha escuchado esa de como no podría
ser de otra manera? Y no digo que esté mal dicho en algunos
casos, pero la mayor parte de las veces se emplea como coletilla para
continuar el discurso o enlazarlo por otro lado. Entonces percibimos
la futilidad de la frase y, las más de las veces, la debilidad
argumental del orador. Por otro lado puede servir para cuestiones
políticas, la mayoría de las ciencias sociales, si me apuran, pero
¿lo ven ustedes de utilidad en matemáticas, en física, en química,
por ejemplo?. En estas materias cabría la frase latina rebus sic
stantibus, que
tiene un uso reconocido en el mundo del derecho, pero que
para el uso común no nos
hemos tomado la molestia de traducirla
(estando así las cosas,
podría decirse).
Ha
venido para quedarse. Esta frase está haciendo época, tan
sonora, tan convincente, quien la pronuncia sabe de lo que habla y lo
hace cargado de razón, no queda el más mínimo resquicio para la
duda; ha venido para quedarse y punto, ya todo queda dicho, no ha
lugar a la discusión.
Distancia
social. Antes de la pandemia, por distancia social podríamos
entender la amplitud entre las capas sociales en una determinada
sociedad, pongamos por caso. Ahora no, ahora la distancia social es
lo que siempre ha sido la distancia física, la necesaria separación
entre dos cuerpos, algo parecido a cuando los árbitros de boxeo
gritan break a uno o los dos
combatientes que descaradamente se abrazan el uno al otro para lograr
un poco de descanso, evitar la lluvia de golpes antes de que suene la
campana y entren los “segundos” que tampoco les dejan descansar,
no se crean ustedes, sino que les propinan esponjazos, toallazos, a
ver si espabilan y les tratan de convencer de que llevan el combate
ganado, a lo cual el boxeador, si aún conserva la consciencia, les
contesta con aquello de pues vigila, que alguien me está
sacudiendo de lo lindo.
Eso
no, lo siguiente. Es una frase que te obliga – aunque no
resulte tan complicado, no se alarmen ustedes- a localizar ese
concepto que sigue, lo siguiente, y que siempre es aumentativo.
Produce una cierta complicidad entre el que la pronuncia y el que
la escucha, porque da por sentado que se va a entender sin problemas
y se está de acuerdo en la progresión de que hablábamos.
Ahora
bien, una amiga mía, a propósito del
carpe diem,
me dijo es
lo que hago desde que veo la vida desde otro balcón.
Me llamó la atención pues
nunca
lo
había escuchado y me pareció una
frase más compleja y difícil de usar; quizás
eso la haga ser menos
conocida. Desde otro balcón, que
no el mío propio,
desde otro punto de vista
diferente al que tenía antes y que ahora he hecho mío, acomodo mi
forma de actuar conforme a este
nuevo punto de vista, y puede
que me convierta en otra persona, al menos para ciertos
comportamientos.
Puede
que haga mención a ese
balcón que nos ha albergado durante el confinamiento, pero
igualmente puede que no. En
su caso sé que se ha producido un cambio de balcón. Espero que lea
esta entrada para ver si me
saca de la duda.
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