Según
el diccionario de la Real Academia Española, nuestro idioma distingue entre verbos transitivos e intransitivos.
Pero como la gramática no es una ciencia exacta ambos tipos de verbos pueden adquirir
en ocasiones la propiedad contraria a aquella que los define.
Por
ejemplo, el verbo dimitir es, en principio, intransitivo, aunque a veces, se
use como transitivo. Hemos sido testigos de que en Alemania, Inglaterra y otros
países, políticos pillados “in fraganti” hayan dimitido; el caso más reciente
ha sido el del ex presidente islandés. Según los expertos, estas cosas no
suceden en España por esa curiosa característica que tiene el verbo en español.
Por el contrario, el verbo abdicar, que se define como transitivo, se usa a veces como
intransitivo. Por ejemplo, dicho de un monarca, “abdicó la corona” es, en principio transitivo; pero puede ser
intransitivo si el monarca dijera “abdico en mi hijo”. Parece ser, según
entienden los lingüistas, que en esta indefinición del verbo, reside el hecho curioso
de que el monarca abdique pero no del todo; es decir, que abdique pero sólo un
poquito.
Para
dar una solución satisfactoria a este problema, la Real Academia Española ha
ofrecido el sillón H a Félix de Azúa, un insigne pensador español, más conocido
últimamente por sus palabras sobre la alcaldesa de Barcelona, con las que ha
pretendido demostrar lo fácil que es equivocarse si no se tiene en cuenta la
transitividad de los verbos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario