miércoles, 27 de mayo de 2020

Deslocalización a la inversa









Esta foto obtenida en plena calle en San Sebastián, junto a la antigua Comandancia de Marina, hoy dependencia municipal, puede que diga algo o no diga nada. A primera vista es una furgoneta posiblemente propiedad de un pequeño empresario, autónomo o como se llame esta figura en Portugal, por profundizar más, que aprovecha su vehículo para hacer publicidad de su actividad; lo mismo que vemos en tantas furgonetas rotuladas con un “trabajos de fontanería” o bien “reformas y reparaciones”, en fin, nada extraordinario.

Lo que si está claro es el tipo de trabajo que lleva a cabo nuestro amigo portugués. Hay una diferencia salarial importante entre Portugal y España, y hay gente muy avispada que lo aprovecha. Este es el modus operandi: cuando una empresa española gana en concurso una obra, grande o pequeña, de carreteras o de edificación, inmediatamente se pone en marcha la búsqueda de los subcontratistas que son los que finalmente ejecutarán el grueso del proyecto. Todos aquellos trabajos serán subcontratados con otras empresas más pequeñas, y esto puede producirse en dos o tres escalones como mínimo. En el último escalón – para entendernos aquél que ejecuta físicamente la tarea- se recurre a pequeños contratistas que dispongan de cuadrillas especializadas en diversas tareas.

El portugués trolhas es el equivalente a nuestro albañiles, el resto de lo que podemos leer en la furgoneta se entiende perfectamente, incluidos aquellos que dicen no entender el portugués. Reclutamos albañiles, carpinteros, gruistas para la construcción. En Portugal y País Vasco. Más claro, el agua. Si usted necesita personal, del tipo que sea, nosotros se lo buscamos, incluso lo traeremos en la furgoneta, nos encargamos del alojamiento, garantizamos precios bajos, jornadas extendidas, máxima productividad y trabajadores expertos. Más o menos. Y no mienten, no vayan a pensar mal. Los trabajadores desplazados lo que quieren es ganar el dinero acordado en el menor tiempo posible, trabajarán en nuestros festivos si les dejan y lo harán bien, sin conflictos ni problemas. Su objetivo es volver rápido a su casa con el dinero acordado, quizás allí les esperen otras tareas de las cuales se ocupa interinamente su mujer.

Y en esto reside el negocio. Un negocio win-win, todo el mundo gana. Solo hace falta que la Inspección de Trabajo, escasa de inspectores como siempre, no pueda visitar la obra, para que estos trabajadores lo hagan por menos de lo que el convenio señala por estos lares. Convenio que ha servido de base para calcular los costes salariales a la hora de hacer el presupuesto. Por decirlo más claramente: sus costes salariales son más bajos que los que se pagan aquí. Y hay quien se lleva la diferencia.

La deslocalización es un sistema muy extendido que consiste en fabricar un producto o parte del mismo en unas instalaciones propias o ajenas, pero con unos costes mucho más bajos que los existentes, y muchas veces sin respetar las condiciones medioambientales, de seguridad, o de cualquier otro tipo. El caso de los trabajadores portugueses consiste en utilizar todas esas ventajas, o parte de ellas, siempre que sean relevantes, para incorporarlas al producto en su fase final. De ahí el título de deslocalización a la inversa.




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