Tras
analizar brevemente la solución clásica de oferta y la solución
keynesiana de demanda, e insistir en que no pretendemos otra cosa que
un análisis muy resumido, vamos a tratar someramente de la RBU, como
prometimos en el capítulo anterior.
Habíamos
definido la RBU en los siguientes términos: aquella
herramienta mediante
la cual todo ciudadano mayor de edad, recibe mensualmente una
cantidad fijada de antemano que le garantiza el acceso a una vida
digna, independientemente de sus otros ingresos si los tiene, y es
incondicional, es decir, no le obliga a ningún compromiso para con
el Estado.
Es
la herramienta sobre la que más se ha escrito, y solo por citar
autores españoles tenemos el estudio de los economistas catalanes
Jordi Arcarons, Daniel Raventós y Lluís Torrens, que estimaron en
2013 un costo total de 34.000 M€ (3% del PIB) en base a un pago
anual de 7.471 euros para los adultos y 1.500 para los menores. Este
coste señalado es perfectamente asumible si tenemos en cuenta que
con el actual sistema impositivo español existe un diferencial de
presión fiscal estimado de entre un 4 y un 8% menor que en los
países europeos de los que somos socios.
Experiencias
con la RBU ha habido varias, y quizás la más completa a la vez que
reciente sea la habida en Finlandia, que aporta además unas
conclusiones recién salidas a la luz. Veamos:
El
proyecto consistió
en entregar una renta básica de 560 euros mensuales libres de
impuestos durante 24 meses a 2.000 parados de entre 25 y 58 años,
elegidos al azar entre las 175.000 personas de todo el país que
percibían algún tipo de subsidio por desempleo. Los
seleccionados, que estaban obligados a participar en el experimento
si querían mantener sus prestaciones sociales, seguirían recibiendo
la renta básica incluso si encontraban trabajo durante ese período.
Al
mismo tiempo, se estableció un
grupo de contraste formado también por desempleados de la misma
franja de edad, a los que no se les concedió la renta básica,
sino que percibieron los subsidios habituales, y con quienes
posteriormente se compararon los resultados obtenidos. El
experimento se puso en marcha en enero del 2017 y se programó hasta
diciembre de 2018; ahora mismo se han conocido las conclusiones.
Entre
éstas cabe citar que los perceptores del ingreso no dejaron de
buscar nuevo empleo, y trabajaron mas horas y más días de media que
los del grupo de contraste que no cobraban la renta; lo contrario a
lo acaecido suele ser la primera pega que se pone en contra de su
implantación. Personalmente
creo que es por la escasa confianza que tenemos en nuestros
congéneres, y otras ideas predeterminadas. Asimismo
manifestaron tener un mejor bienestar mental y
una
mayor satisfacción
vital.
Los
responsables del proyecto concluyeron que fue un éxito y proporcionó
una información que no habría sido posible obtener sin él, y que
esa información será utilizada para afrontar la reforma del sistema
de seguridad social. Lo
veremos. Para
más información, ver
https://www.publico.es/economia/exitoso-experimento-finlandes-renta-basica-no-desincentiva-busqueda-y-aumenta-felicidad.html.
Si
consideramos
las cifras de trabajadores afectados por los ERTE´s,
más los despedidos y los que se ya
encontraban
en el paro, cobrando o no, más
el
enorme esfuerzo económico
y burocrático
que se ha desplegado y que no da resultados rápidos en tanto las
necesidades son apremiantes
para tantas familias, hemos de concluir
que la
RBU se
presenta como una
herramienta simple,
rápida, eficaz,
justa
y asumible.
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