1.
Hoy toca hablar de una pérdida: ha muerto, a los 90 años de edad
Arturo Fernández, un gran actor de larguísimo recorrido, como
pueden ustedes imaginar. Y un hombre que sabía ponerse un traje.
Ignoro cuantos tendría en su armario o cuantos pudo tener en su
vida, pero en esta cuestión era imbatible. Tenía planta, tenía
gracia, y sabía mejorar los trajes que se ponía, normalmente con un
pañuelo a juego en el bolsillo superior; no desperdiciaba ese
gracejo inconfundible con el que le recordaremos siempre.
A
partir de ahora, su puesto pertenece (por derecho, o ¿por derecha?)
a Alberto Carlos Rivera (Albert, de cuando vivía en Cataluña) quien
con la juventud que atesora puede perfectamente hacernos olvidar a
Arturo Fernández. Además de trajes, sabe combinar chaquetas, lo
cual es muy útil a la hora de cambiárselas (sin coña, eh?).
Podemos
afirmar sin temor a equivocarnos que no hay, en el espacio público
español, independientemente de la dedicación profesional, otro
personaje capaz de lucir un traje, o un conjunto de chaqueta y
pantalón, como lo hace Alberto Carlos, que se adorna, como los
buenos espadas, con ese gesto tan característico suyo de asegurarse
que el botón superior de la chaqueta esté debidamente abotonado y
que no haya rastro alguno de una arruga, todo ello sin cambiar el
gesto, mirando a derecha e izquierda, que para todos tiene mensaje.
Esto
que digo se ha confirmado ya como algo inherente al panorama político
español. Y parece mentira que algunos aún no se hayan enterado. Me
estoy refiriendo concretamente a Abascal, el de Vox. Este hombre, con
esas camisas suyas desabotonadas hasta el tercer botón, no puede ni
pensar en competir con Alberto Carlos. Se le ve el tono rudo con ese
torso, potente sí, pero desnudo, como aquellos viejos falangistas
con su camisa azul, o esos legionarios mostrando el vello pectoral y
el paquete en la entrepierna. No niego el toque viril, pero, la
verdad, parece de pueblo. Y con esa pinta no puede aspirar a un
puesto como el de Rivera.
La
cosa se ha puesto de manifiesto con esa manía de sentarse en la
misma mesa y firmar un acuerdo. Que lo haga con Casado tiene un pase,
al fin y al cabo, Casado es de Avila, y eso no lo puede disimular.
Pero pretender sentarse en la misma mesa con Alberto Carlos es harina
de otro costal. Una cosa es formar una entente política (por el bien
de España, naturalmente), pero nuestro Rivera no está para esos
menesteres.
El
que podría aspirar a competir con nuestro hombre es Teodoro García
Egea, pero no tiene categoría suficiente, ya que solo es secretario
general del PP y no creo que el título de campeón mundial en
lanzamiento bucal de huesos de aceituna que ostenta sea suficiente.
Por otro lado, si bien sabe vestir correctamente los trajes, roza lo
sublime con los uniformes militares: hemos podido verle con su
uniforme de reservista del Ejército del Aire en la entrega de
despachos de la Academia de San Javier, y aunque se le veía sentado,
llevaba, eso sí, unos preciosos guantes azul cielo claro, como es
preceptivo.
Todos
los citados salieron en la foto de la plaza de Colón, pero a una
cierta distancia. O sea, juntos pero no revueltos.
2.
Hemos podido leer un reportaje periodístico en la prensa local
hablando sobre la evolución de las emisiones de CO2 en Euskadi entre
los años 1990 y 2017, clasificadas en siete sectores contaminantes.
El sector energético, el industrial, el agrícola y el de residuos
son los que presentan mejor evolución, con bajadas en todos ellos,
en algunos casos por la práctica desaparición de la siderurgia, o
por las medidas tomadas; el sector residencial mantiene su volumen de
emisiones, en tanto el de servicios la duplica, aunque opera a menor
altura; solamente el sector transporte ha más que duplicado sus
emisiones, a lo que no es ajeno el hecho de que Euskadi sea vía de
comunicaciones por carretera con el resto de Europa. En total, el
volumen de emisiones ha disminuido desde los 21.300 millones de
toneladas de CO2 equivalentes a los 20.000 del año pasado. Hasta
aquí la noticia.
Aunque
no debamos olvidar que no somos una isla, y que importamos gran parte
de la energía que consumimos, si comparamos esa evolución con la
del crecimiento del PIB, uno puede sacar la conclusión de que si el
crecimiento de las emisiones es inferior al del PIB, no ha lugar a
preocupación alguna, o lo que es peor, puede pensarse que sea
compatible el crecimiento económico, tal como lo conocemos hoy en
día, con el desarrollo sostenible. Y esto puede ser muy peligroso
porque puede no ser cierto. Sobre este asunto conviene volver en otra
ocasión.
3.
Según un informe publicado por el Banco de España los jóvenes
con escasa formación vienen a ganar lo mismo hoy en día que a
finales de los años noventa. No hace falta señalar, aunque esto no
se señale en el informe, que los jóvenes afectados proceden, en su
inmensa mayoría, de familias de clase baja; los sin formación, si
proceden de una familia con posibles encuentran siempre una forma de
trepar por la escala social. O sea, que se va formando paulatinamente
una clase humilde que conforma el furgón de cola de la sociedad con
pocas posibilidades, o ninguna, de mejorar.
Por
los mismos días, se publicaba también otro informe de CapGemini
sobre la evolución de los millonarios en España, aquellos que
tienen un mínimo de un millón de euros disponible para invertir,
que incluso si son personas de escasa o nula formación disponen de
los mejores expertos que les aconsejen cómo y dónde invertir o
cuándo salirse si las cosas viene mal dadas en alguna operación,
por no hablar de cómo evadir al fisco.
Este
colectivo ha pasado de 127.000 individuos en 2007 a 224.000 en 2018.
Y el valor que atesoran ha crecido en el mismo período de 368.000
millones de euros a 637.000, o sea ha crecido un 73%, en tanto el
número de ellos crecía el 76%. No hay que olvidar que la cifra que
tienen disponible viene a ser casi la mitad del PIB español, lo que
la economía española produce en un año, para entendernos.
Así
que tenemos, en los extremos de la escala social, dos grupos bien
diferenciados: los más pobres y los más ricos. La diferencia entre
ambos cada año es mayor, y la pertenencia a ambos resulta vital en
el futuro de esas personas.
Aminorar
esas diferencias se consigue mediante una política fiscal progresiva
que redistribuya las rentas.
¿Se
verá eso aquí en algún momento?
4.
Otra noticia que nos ha dejado el mes ha sido la decisión del
gobierno en funciones de comprar 346 blindados 8x8 por 2.083 millones
de euros. Yo, ya lo saben ustedes, siempre estoy con la mosca detrás
de la oreja ante una posible invasión portuguesa o francesa, o quien
sabe si coaligados que nos cogen en una pinza y entonces de nada
serviría lamentarse.
El
gobierno en funciones está en funciones como la propia palabra
indica, y según una ley pertinente al caso “debe limitar su
gestión al despacho ordinario de los asuntos públicos,
absteniéndose de adoptar, salvo casos de urgencia o por razones de
interés general, cualesquiera otras medidas”. Así que algo ha de
haber con los franceses o los portugueses, o los moros, para que el
gobierno en funciones se salte la norma y apruebe esa compra. Que,
dicho sea de paso, es más o menos la mitad del total de blindados
que compraremos en los próximos años.
Porque
ya sabemos que no hay dinero para otras cosas. Salvo que sean
urgentes, claro.
5.
En las elecciones generales del 28 de abril, tras un meticuloso
recuento por la apretada diferencia, Javier Maroto, vicesecretario
del Partido Popular, perdió el único escaño que su partido podía
mantener, no solo en su Álava natal, sino en toda Euskadi. Y para
más inri, a manos de Bildu, los filoetarras, como él y su partido
acostumbran a llamarlos. De modo que el PP se quedaba sin
representación parlamentaria en esta Comunidad Autónoma, como
estuvo a punto de suceder en Cataluña, salvando un acta una
representante de la nobleza española que bien podría militar en
Vox.
La
actual situación financiera del PP ha de ser de tal gravedad debido
a los resultados que cosecha, que no podía permitirse pagar el
sueldo a Maroto sin recibir la correspondiente subvención del
Congreso o del Senado. O sea, como decía Esperanza Aguirre, la
mamandurria de siempre.
Los
resultados del 26 de mayo en Castilla-León, y las componendas
posteriores con Ciudadanos, permitían presentar a nuestro hombre en
el paro como candidato al Senado en representación de esta
autonomía.
Pues
bien, la misma persona que acusaba a otros de acudir a Vitoria para
registrarse como residentes durante el tiempo exigido, no menor al
año, y ganarse el derecho a cobrar la Renta General de Ingresos, no
tuvo empacho alguno para empadronarse como residente en casa de un
conmilitón suyo en la población de Sotosalbos (Segovia), saltándose
el plazo y el derecho a empadronarse, para ser nombrado por las
cortes castellano-leonesas senador en Madrid.
Poco
importa si finalmente se confirma el nombramiento, o por vencer el
plazo para recurrir ante el Ayuntamiento - ya me entienden ustedes,
entre bomberos no hay que pisarse la manguera – ya nada se pueda
hacer; el caso es suficientemente representativo de la falta de
vergüenza que aqueja a buena parte de nuestra clase política.
Pero
lo que nunca hacen es reflexionar sobre el porqué de esos pobres
resultados, por qué una persona tan conocida como Javier Maroto
concita el rechazo de una provincia que tradicionalmente obtenía
unos resultados más, digamos, normales. Hablamos de Maroto, pero lo
mismo ocurre en las otras dos provincias donde ya no hay diputado
alguno del Partido Popular.
6.
Hace unos días, después que se supiera que un juez había
reconocido como trabajadores por cuenta ajena y no autónomos a los
ciclistas – hay que ver qué nivel de inglés tenemos al llamarlos
riders – de Deliveroo, pude
ver en una calle de la ciudad que habito a otro ciclista, esta vez
con el contenedor de Glovo, a
lomos de una bici eléctrica
del parque público de alquiler.
Puede
ser, no pensemos mal, que el ciclista tuviera su
bici en reparación, pero el caso no deja de ser llamativo. El
servicio de alquiler es deficitario y se equilibran sus
cuentas con cargo al presupuesto municipal. ¿Hemos
de pagar entre todos para que
algunos o algunas empresas se beneficien?
7.
No, hoy no vamos a hablar del
Gobierno, ni mañana tampoco,
como decían Tip y Coll. Tanto el Gobierno como la oposición,
salvando tres ejemplos notables, a saber, Joan Baldoví, Aitor
Esteban y Gabriel Rufián, me han arrancado de cuajo las ganas.
Seguro que ustedes me comprenden.
Muy bueno.
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