Pues
no señor, tras lo visto ayer en materia de recortes, hay que reconocer que no
lo habíamos visto todo; hoy hemos sabido que el rey se ha operado de su cadera
en una clínica privada.
Seguramente,
las reducciones presupuestarias en sanidad han impedido que lo hiciera en un
hospital de la red pública y haya tenido que pagarlo de su pecunio. ¡Hasta dónde vamos a llegar!
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