En
los momentos en que estoy escribiendo estas líneas, se están reuniendo
políticos y especialistas de los dos partidos mayoritarios, el que gobierna y
el que gobernó, para encontrar una solución al problema de los desahucios. La
desgraciada muerte de Amaia Egaña sucedió el viernes y ha habido alguna entidad
que tuvo tiempo el mismo viernes para anunciar que paralizaba las operaciones
de desahucio que tuviera en marcha; los políticos, no, sólo pudieron juntarse
dos personas y acordar la reunión de hoy en busca de una solución. Algunos
bancos han sido más rápidos que esos partidos en tratar de lavar su imagen,
¿Cuándo aprenderán éstos?
De
los denostados colectivos del 15-M surgieron organizaciones ciudadanas como
Stop Desahucios que han luchado denodadamente por las personas que estaban a
punto de perder su hogar, enfrentándose incluso a las fuerzas policiales. ¿Por
qué será que estas fuerzas se han producido con tanta contundencia como hemos
podido ver repetidamente en la televisión, mientras no han sido capaces de
desalojar a okupas de otros lugares? ¿Tal era la presión bancaria que
soportaban?
Ha
tenido que haber suicidios para que tomemos conciencia del problema. Que una
persona como Amaia Egaña, que ha sido concejal ella misma, que lo ha sido su
marido, que trabajaban ambos, que tenía, por tanto, un amplio abanico de
relaciones sociales, familiares aparte, para tratar de solucionar su problema,
haya decidido en última instancia pagar con su vida, nos debe mover a
reflexión. La cuesta abajo por la que cae sin remisión esta sociedad nos está
llevando a un mundo que no imaginábamos que pudiera volver. Un mundo en el que
mientras Amaia caía al vacio podíamos ver el anuncio de venta del piso que era
su hogar.
Pasado
mañana hay una jornada de huelga convocada por los sindicatos de clase –no por
los nacionalistas, claro- que se convoca igualmente en varios países europeos.
Quizás para entonces los que se reúnen hoy hayan encontrado alguna solución
para los desahucios, no estoy seguro. Pero de lo que sí estoy es de que en
los mítines de campaña de estos días, más de uno tendrá la desfachatez de
hablar de este asunto como si nada hubiera pasado.
Manifestemos
nuestra disconformidad acudiendo a los actos del miércoles.
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