miércoles, 1 de abril de 2020

La Renta Básica Universal






Esperamos el análisis sobre la Renta Básica, pero ni hablas de eso ni del coronavirus, a pesar del título. Así se expresa, impaciente, un seguidor asiduo. Así que nada de coronavirus, esta entrada se va a llamar Renta Básica Universal, ni coronavirus ni zarandajas.

Será bueno empezar por una definición, a ver si nos sirve esta: La Renta Básica es un mecanismo en virtud del cual cada persona, por el hecho de serlo, recibe del Estado en el que habita, una remuneración mensual que le garantice el acceso a una vida digna. Persona significa individuo mayor de edad; si tiene hijos a su cargo, recibirá una fracción de esa remuneración por cada uno. El hecho de recibir esa remuneración no implica obligación ni contraprestación alguna respecto al Estado pagador; es incondicional.

El individuo en cuestión puede tener trabajo o no, o desear, o no, tenerlo; puede ser rico o puede haberle tocado la lotería; puede tener casa propia o varias casas, o no tener ninguna; puede vivir solo o con su pareja (que también cobrará su RBU, como es lógico), y puede tener hijos por los cuales cobrará una parte adicional, como hemos señalado más arriba.

Este sistema va más allá de los ya establecidos, que hemos visto anteriormente, que buscan una cierta justicia social, ayudando a los que menos tienen, tratando de establecer unas bases sociales más justas. La RBU implica una revolución social que precisaría grandes cambios en la legislación fiscal, ya que establece un mínimo de IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas), que estaría constituido por la percepción de ese ingreso, por el que nada se pagaría, y a partir de ahí, una marcada y progresiva escala de tipos, junto la consideración de cualquier rendimiento de capital, rentas mobiliarias e inmobiliarias, herencias, etc, al mismo tipo impositivo que las de trabajo, que como hemos señalado, sigue siendo una opción para quien la desee. En esta última cuestión descansa gran parte de la capacidad distributiva de la RBU, ya que hasta ahora, las rentas de capital no tributan como las rentas de trabajo. Recuerden el comentario de Warren Buffet, uno de los hombres más ricos del mundo, sobre el hecho de que las secretarias de su oficina personal pagan más IRPF que él mismo.

Es decir, el IRPF deviene más progresivo, y en esa mayor función recaudatoria va a residir la capacidad de la Hacienda para afrontar la propia Renta Básica Universal. Sobre esta viabilidad financiera hay ya varios estudios. En nuestro país, Arcarons, Raventós, y Torrens (Universidad de Barcelona) los han llevado a cabo, referidos a Cataluña, Guipúzcoa, y el resto de España, agrupados así por las diversidades tributarias. Los resultados son accesibles y muestran su viabilidad, baste decir que los referidos a Guipúzcoa establecen un aumento impositivo para las rentas altas de casi el 4%, cuando la diferencia de presión fiscal que soportamos comparada con la europea está cifrada entre el 5 y el 8 por ciento.

Ejemplos de Renta Básica (quitamos lo de Universal porque el experimento no lo era) se han llevado a cabo en varios países, el último de ellos en Finlandia en 2017. En ese país se entregaron 560 euros mensuales libres de impuestos a 2.000 personas en paro durante dos años. Los resultados de este experimento sobre la disposición de los perceptores por encontrar trabajo con respecto a los demás, y sus repercusiones sociales se conocerán en breve. En Suiza se convocó un referéndum federal en 2016, con una renta de 2.260 euros, se abstuvieron el 55% de los ciudadanos, y a favor votaron el 23%, con lo que el no venció por un 77%.

La RB constituye un movimiento en alza, muy centrado entre los economistas académicos pero sin un apoyo claro y decidido a nivel de calle. Si la UE no ve claro que tenga que salir en apoyo de los países que van a sufrir más intensamente esta crisis derivada del coronavirus, si no hay una conciencia de que enlazaremos esta crisis con la necesidad de implementar políticas de descarbonización que serán muy caras, si la ciudadanía espera retomar de nuevo la senda consumista que traía, será difícil que triunfen políticas que busquen la justicia social, la lucha contra la desigualdad y opten por el progreso y el bienestar de las personas.

Pero seguiremos en esa línea; sabemos que nos asiste la razón.








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