Lo primero que puede ver usted, estimado
lector, es la cifra 1975, seguida de unos puntos suspensivos, justamente
enfrente de mi sombra, mientras sacaba la fotografía. Tanto usted como yo estamos
viendo unas cifras, bien ordenadas que arrancan en el año 1936; es decir, 89
años hasta ahora, cosa que no es baladí.
Lo que sustenta esa enorme
cantidad de números es una placa de acero, más exactamente acero corten, un
tratamiento que tiene la virtud de mantenerlo incólume durante muchos años,
como bien saben los expertos, constructores, arquitectos, etc. Seguramente fue
éste el motivo por el que decidieron el uso de ese acero. Desconozco la fecha en que se puso de pie esa
enorme página, si se me permite llamarla así, quizás algo después de 1975, pues
éste es el año en que murió el Dictador, del cual se cumplen 50 años hoy, 20 de noviembre.
Entonces, ¿qué querrá decirnos
esta chapa de acero que va a durar más que nosotros? Yo diría que esos puntos suspensivos
nos advierten de que la historia iniciada en 1936 puede continuar
tranquilamente sin límite alguno hasta 2036, como poco. Y lo que ocurra
dependerá del devenir de este mundo, porque no se perciben signos interiores de
que las ideas, llamémoslas franquistas, estén por la labor de modernizarse
políticamente.
Porque curiosamente, esa
férrea página satisface a todo el mundo. A los que consideramos que las
derechas hispanas debieran modernizarse para contribuir a hacer del nuestro un país más
libre y más actual, y, a esas derechas aún más, así se demuestran a sí mismas que
la guerra incivil del 36-39 que ellas iniciaron y ganaron no fue en balde, sino
que les dio grandes réditos de todo tipo y les sigue siendo productiva. Dominan la justicia en sus variados ámbitos, mediante una firme ligazón de sus componentes principales con las ideas perennes del franquismo, igual que sucede con la religión, que tiene un enorme peso en la sociedad, aunque la inmensa mayoría de los españoles no pisen las iglesias.
Y no hablemos de la monarquía, otro muerto que nos dejo la guerra. Qué bien estaríamos sin la familia real cada vez más numerosa y cuyos dispendios hemos de pagar. Y volveríamos a la bandera tricolor adoptada por la República.
¿Hasta cuando franquistas, curas y Borbones, abusaréis de nuestra paciencia?