Este artículo ha aparecido en el nº de julio-agosto de la revista E-Machinery.
¿PODEMOS
RETRATARNOS?
Sí,
claro, obviamente; es más, hoy en día, retratarse es facilísimo, hasta nos
podemos hacer un autorretrato, o sea lo que hoy se conoce como un selfie – ¡atención, Academia, creo que
hay que actualizarse-, pero, ¿hace falta que nos retratemos? Me parece que no,
que ya no hace ninguna falta, Podemos nos retrata a todos, a nivel colectivo e
individualmente, nos retrata sin piedad, inmisericordemente, continuamente.
Se
han escrito miles y miles de páginas desde el 25 de mayo, desde la irrupción
oficial de Podemos; se ha analizado a sus líderes, principalmente a Pablo
Iglesias, claro; incluso, se ha hablado de su programa, etcétera, etcétera,
etcétera. No vamos a incidir en esas cuestiones, no es mi intención. Quiero,
por el contrario, comentar eso que digo más arriba: El hecho de cómo todo lo
que se dice de Podemos, retrata a quien lo dice, o de cómo Podemos nos retrata
a todos.
El
último caso y, quizás, el más notorio, lo vimos hace una semana en la
televisión, asistiendo a una conversación telefónica en directo entre el líder
de Podemos y la lideresa indiscutible del Partido Popular. Esta señora quedó
–para los que no la tenían catalogada- como alguien con muy poca capacidad
dialéctica, de muy escasa cultura política, sin argumentos consistentes y con
dificultad para visualizar el fregado en el que se estaba metiendo. El colmo es
que quedó para un segundo encuentro que se celebrará en el mes de septiembre
–si no se arrepiente- y me temo que tendrá que andar con pies de plomo si no
quiere volver a hacer el ridículo.
El
partido del gobierno, por su parte, consciente de las pérdidas electorales que
puede sufrir en las próximas elecciones, pretende modificar la práctica
democrática de aunar escaños municipales entre diversos partidos por la menos
democrática de hacer que sea el partido más votado el que se lleve la alcaldía.
Espera de este modo conservar alcaldías, sobre todo en grandes capitales, que
ahora teme perder. Por su parte, la presidenta de Castilla - La Mancha quiere
hacer lo mismo en su parlamento regional por la vía de reducir el número de
diputados para que los suyos sigan teniendo la mayoría. Además, como los
españoles somos tontos, nos vende la idea argumentando que así la política nos
sale más barata. ¿Por qué no se baja ella el sueldo o renuncia a cobrar alguno
de los que cobra?
El
principal partido de la oposición –hasta ahora, que nada es para siempre- se
lanza a unas primarias y le da el triunfo al candidato que toda la derecha
prefería. ¿No es esto de esperpento? E inmediatamente, retrasan la elección del
candidato a la presidencia del gobierno para más adelante. ¿Han visto ustedes
un caso igual de autoinmolación política?
Y
por acabar con los partidos, el PC que lidera la Izquierda Plural, simula que
entiende el mensaje del 25 de mayo, pliega velas y entrega el poder
–aparentemente, claro, que Lara sigue por ahí- a un joven lo más parecido
posible a Pablo Iglesias, con el triple cometido de ventilar la coalición,
hacerla más deseable para la ciudadanía y facilitar el entendimiento post
electoral con Podemos. ¡Esto es lo que se llama previsión! Más claro no nos
pueden decir que dan la batalla por perdida.
Al
final nos queda la prensa, especialmente, ese conglomerado del Tea Party mediático
español. Estos mienten por costumbre, y, además, saben que mienten, y aunque se
lo demuestren, siguen mintiendo compulsivamente. Sólo cuando no se tienen
argumentos se puede actuar así. Les recomiendo que sigan los programas de TV
13. Tienen un desprecio absoluto por la capacidad intelectual de los españoles
y no lo saben disimular, convirtiéndose de paso en los mejores adalides de
Podemos.
De
modo que este es el panorama. Como les decía líneas arriba, Podemos nos
retrata, y, a fe mía, lo hace muy bien. Suscita entre sus adversarios unas
emociones tales que parece que les provoca algo así como un sarpullido, consigue
sacarles de sus casillas, y expresan lo peor que llevan dentro.
Nos
retrata muy a nuestro pesar. Pablo Iglesias es el mismísimo diablo, con cuernos
y con cola. Pero algo debe de tener cuando, por suscripción popular, logra
multiplicar las aportaciones necesarias para empapelar a la Aguirre. ¿Será que
en Podemos están los ricos, o es que hay mucha sed de justicia en España?
¿Están
equivocados en todo o cómo es que hay tanta gente que les sigue? ¿Cómo hay
tantos círculos? ¿Los españoles están locos o se lo hacen? Piénselo ustedes, pero lo dicho: Podemos nos
retrata.