viernes, 22 de diciembre de 2017

Dejadme soñar




DEJADME SOÑAR


Se dice que hay un proverbio chino según el cual las crisis son fuente de oportunidades (para una parte, supongo); también se acostumbra a pedir a los políticos que no culpen a los votantes de su propia incapacidad para construir mayorías. Creo que con ambas premisas podríamos, si sus señorías se animan, intentar algo positivo tras los resultados de ayer en Cataluña; algo muy positivo para la propia Cataluña y para España en su conjunto.
A estas alturas a nadie se le oculta que los partidos independentistas han de abandonar la vía unilateral  -que, en verdad, no han emprendido- por otra vía multilateral de la cual podamos aprovecharnos todos. Me explico: si se construyera un frente amplio entre los dos partidos independentistas con ese condicionante (la Cup se excluirá ella sola) y  la agrupación de los Comunes, se obtendría una mayoría parlamentaria de 74 escaños, abierta a los 17 escaños del PSC, tan importantes para el trabajo en el resto del Estado. El programa de legislatura de este frente amplio habría de consistir en la construcción de un proyecto de reforma constitucional con la colaboración de los demás partidos españoles, basado, por ejemplo, en el trabajo que nos regalaron la docena de catedráticos de derecho constitucional que algo saben del asunto. Esa reforma constitucional habría de incluir la figura del referéndum pactado para casos como el catalán. Naturalmente, ese gobierno se dotaría también de una agenda social dentro de un programa de mínimos. Y con ese bagaje gobernar en Cataluña y dar la batalla en Madrid para tratar de aprobar la reforma constitucional por las vías legales y con el máximo de apoyos.
¿Serán sus señorías capaces de orquestar algo similar a esta humilde propuesta? ¿O será solo un sueño?

lunes, 18 de diciembre de 2017

Una de héroes

Este artículo, escrito el 2 de noviembre, ha sido publicado en la revista OP Machinery en su número de noviembre-diciembre corrientes.


Una de héroes


Mientras esto escribo, varios consejeros del extinto gobierno catalán están empezando a declarar ante la justicia; los restantes, con su presidente a la cabeza, se mantienen en Bruselas, fuera del alcance de esa misma justicia española. Para cuando ustedes lean estas líneas, como pronto dentro de un mes, han podido pasar muchas cosas, pero sean las que sean, no afectarán a este comentario.
No soy jurista ni independentista; ni siquiera un poco nacionalista, sino que más bien estoy radicalmente en contra de esas tendencias políticas, como lo estoy del trágala unionista en que se apoya este estado que nos alberga, llamado España.
Dicho esto, entenderán ustedes que la inmersión histórica que les propongo, no tiene otro empeño que tratar de rebatir, con un poco de humor, esos comentarios que se han extendido sobre la “vergonzosa y cobarde” huída de Puigdemont y sus adláteres; veamos:
Durante el proceso de conquista peninsular por parte de Roma, un “patriota”, llamado Viriato se alzó en armas contra “la autoridad competente”, en vez de presentarse, dialogar y llegar a un acuerdo. Empezó una guerra de guerrillas contra las legiones romanas, hasta que fue traicionado por lugartenientes suyos, a los que Roma había prometido grandes riquezas si lo mataban. Luego recibieron aquel “Roma no paga traidores”. El episodio de Viriato duró más de diez años, en los que, ante una inferioridad manifiesta, hubo de recurrir a todas las argucias habidas y por haber. Modernamente, tanto la dictadura de Salazar en Portugal, como otra que hubo en nuestro país tiempo después de aquella, ensalzaron la figura del guerrero, al que tanto identificaron portugués como español.
En la vecina Francia, en el siglo XV, dentro de la guerra de los Cien Años, un episodio que enfrentó a ingleses y franceses por una cuestión dinástica, una humilde niña tuvo hilo directo con el altísimo. Llevó el estandarte de su facción en varias batallas que se ganaron y consiguió merecida fama. Cambiaron las tornas y fue sometida a juicio; ante las presiones y las amenazas de ser quemada viva en la hoguera, hubo de declarar que lo de las voces había sido cosa de su caletre, pero al poco, al verse segura, se retractó. Al final, murió en la hoguera, por hereje. En 1909, a instancias de Francia fue elevada a la santidad y declarada Santa Patrona de Francia hasta el día de hoy.
 Podríamos mencionar miles de casos, muchos de ellos más clarificadores que estos dos que yo he escogido; seguro que cada uno de ustedes los tendrá mejores. La historia es pródiga en ellos. Pensemos cuantas veces, la facción triunfante ha arrasado y convertido en cenizas el castillo del que perdió la contienda. Hoy Castilla celebra el gesto de los Comuneros, que fueron ejecutados por traidores, por poner otro ejemplo; nuestra última –esperemos que sea eso, la última- guerra civil puede darnos miles de casos. Por consiguiente, ¿qué tiene de particular que el gobierno de Puigdemont utilice todos los vericuetos habidos y por haber para hacer durar esta situación, tratar de conseguir apoyos que ahora no tiene y enfrentar la situación penal que se cierne sobre ellos? ¿Es que han de ser mártires, como la doncella de Orleans?
¿Qué corolario podríamos extraer de estos dos ejemplos históricos, y del caso político que nos ocupa hoy? Aún a fuerza de parecer exagerado, he de decirles que yo veo ciertas concomitancias entre los tres. Viriato se alzó contra el poder de Roma, la potencia dominante, desde un pueblo tribal escasamente organizado. Pagó con su vida pero no se lo puso fácil a los romanos. La doncella de Orleans contaba con ayudas místicas, y desde sus visiones alcanzó sus triunfos. El independentismo catalán está haciendo aflorar lo peor del gobierno español y el cerrilismo de una parte de la sociedad española, y nada está escrito. ¿Qué no hay un denominador común entre los tres casos? Ya, pero la figura de uno de ellos se la rifan las naciones española y portuguesa veintitrés siglos después, y en el otro caso, aquella jovencita sigue en los altares, y viene a ser algo así como la patrona del ejército francés.
¿Dónde acabará el nacionalismo catalán?


lunes, 11 de diciembre de 2017

Sijena




SIJENA


Cada caso es distinto y el derecho que no es una ciencia exacta se encargaría de demostrarlo, pero, en general, soy de los que piensan que los bienes de índole histórica o cultural deberían tornar a su ubicación original. Piénsese en los fondos de los grandes museos, especialmente el Museo Británico, o el museo de Berlín: la colonización facilitó que un inmenso número de obras de arte abandonaran su cuna para adornar los grandes museos de las metrópolis.
La justicia, o el artículo 155 de la Constitución Española, que también es justicia, ha conseguido que los fondos de Sijena vuelvan a desandar su camino. Hay por medio un asunto de dinero al no estar claro si se había realizado el pago.
Viene esto a cuenta de lo que muchos consideramos también como un expolio, y se pueden encontrar varios puntos de coincidencia con este caso de Sijena. Los juristas y la voluntad de un gobierno debieran bastar para restituir a sus verdaderos propietarios los miles de bienes inmatriculados a favor de la Iglesia Española. Los propietarios somos los españoles, creyentes o no creyentes, representados por Ayuntamientos y Diputaciones, y los bienes son, como ya saben ustedes, ermitas, iglesias, catedrales, mezquitas, casas sacerdotales, lugares públicos, etcétera. Este expolio se ha llevado a cabo en los últimos decenios, acelerándose en los dos últimos, justamente cuando España ha tenido una Constitución que defiende la libertad religiosa. ¿Se puede entender esto?
¿Creen ustedes que el Estado Español hará algo para retrotraer esos bienes a sus propias instituciones?