viernes, 29 de marzo de 2019

Notas de marzo (1)









Uno. Las tarjetas sanitarias españolas serán -por fin- válidas en Madrid. Se acaba así con las tarjetas de desplazados y cualquier españolito podrá acudir a consulta a cualquier centro de salud madrileño, e incluso, conseguir sus medicinas en cualquier farmacia de esa comunidad al mismo precio al que lo haría en la suya propia. Es decir, lo que se venía haciendo ya en la mayor parte -si no en todas- las demás comunidades.

Sorprende que a la capital de la modernidad, la de los grandes experimentos sociales con la iniciativa privada en cuestiones sanitarias, le haya costado tanto tiempo poner en marcha una medida a todas luces necesaria y que no implica mayores dificultades, a poca voluntad de servicio al ciudadano que se tenga; quizás en esto último haya residido el retraso.

Porque para otras cuestiones sus responsables han andado más listos. Por ejemplo, según se desprende de un informe emitido por el Tribunal de Cuentas madrileño, aunque suficientemente modificado para hacerlo más liviano a los ojos de los responsables sanitarios, se observan una serie de prácticas como multiplicar hasta por séis el importe de muchas intervenciones quirúrgicas de la Fundación Jiménez Díaz, en comparación con la misma intervención en un hospital público. Es decir, cuando las autoridades sanitarias derivaban pacientes a la sanidad privada, ésta cobraba al erario público hasta séis veces más de lo que hubiera costado en un hospital de la Seguridad Social.

Estas prácticas, se han dado bajo los gobiernos de Esperanza Aguirre e Ignacio González, con Javier Fernández Lasquetty como Consejero de Sanidad e ideólogo de la privatización sanitaria madrileña. Actualmente es el jefe de gabinete del candidato Pablo Casado. Ya ven ustedes lo conveniente que resulta para algunos la sanidad privada.






Dos. Descubren en USA que el fallecido cantante y bailarín negro (aunque hubiera preferido ser blanco), Michael Jackson tenía una propensión manifiesta hacia los niños.

Eso es lo que yo llamo perspicacia. Mi más cordial enhorabuena a los autores del descubrimiento. No se les escapa una.






Tres. Pablo Casado nos recordó que quizás las mujeres no saben lo que llevan dentro cuando están embarazadas, por lo que el aborto se sitúa como una amenaza más ante el invierno demográfico que viene. No se le ocurrió preguntarse el porqué de la baja tasa de natalidad de las mujeres españolas, o su tardía llegada a la maternidad.
Como solución, se muestra partidario de ofrecer blindaje -sea eso lo que sea- a las ilegales o sin papeles que den su hijo en adopción, aunque ese blindaje no será para toda la vida. No sea que piensen que por entregar un hijo van a tener la jubilación asegurada en España.




Cuatro. En el proceso que se sigue en en Tribunal Supremo, hemos visto cómo el ex presidente Rajoy, la ex vicepresidenta Soraya Sáez de Santamaría, el ex ministro Montoro, y sobre todo, el ex ministro del ramo, el señor Zoido, que es el que más podía saber sobre lo que se le preguntaba, han dado la callada por respuesta, diciendo que no sabían ni supieron nada acerca del comportamiento de la fuerza pública en el ejercicio de su función. Quizás fuera verdad, o quizás fuera lo que el tribunal esperaba, lo cierto es que no recibieron ninguna reconvención por parte del mismo tribunal.
En el interrogatorio al que se ha sometido a un funcionario del gobierno catalán, acerca de un posible delito de malversación pública, este señor ha contestado también con evasivas, del tipo, esto no lo sé, o no me acuerdo.
Ya saben ustedes que yo no entiendo de derecho procesal, pero me ha llamado la atención que el fiscal que le preguntaba haya puesto una demanda contra él, y el mismo Presidente del Tribunal Supremo le haya advertido de que tan grave como no contestar es mentir en las respuestas, pudiendo constituir ambas actuaciones falta grave a la obligación que todo testigo tiene de contestar con la verdad a lo que se le pregunta.
Está claro que la justicia es igual para todos, sean presidentes, ministros, o meros funcionarios públicos, ¿verdad?




Cinco. Según publica The New York Times (que no hablamos de Libertad Digital, Intereconomía u OK Diario) los dispositivos de seguridad disponibles en Boeing, y que hubieran evitado los dos accidentes de aviación que se han saldado con 346 muertes, se ofrecían como extra, es decir, se cobraban aparte; si los pagas te los instalan, de lo contrario no. Ahora, en un alarde de servicio al cliente, ambos sistemas van a ser ofrecidos “de serie”, así como unas instrucciones específicas en el manual de vuelo para los pilotos.
Tres preguntas parecen pertinentes: Primera: ¿Qué va a pasar con las pólizas de seguros de accidente de los pasajeros de ambos percances? Segunda: ¿Se puede impunemente vender un avión sabiendo que no es del todo seguro, como los dos accidentes y la actuación posterior del fabricante demuestran? Tercera: ¿Están ustedes seguros de querer volar en esas compañías low cost, que son las que ahorran (también) en el precio de coste de sus aviones?


martes, 26 de marzo de 2019

500 años después








No fue un descubrimiento, América ya se había descubierto a sí misma; no fue un encuentro, sino un encontronazo; frases como las anteriores y muchas más que ahora no recuerdo se pronunciaron en toda Hispanoamérica en el entorno del quinto centenario de 1492. Yo he viajado mucho por ese continente en esos años y siguientes, y recuerdo haberle dicho a más de un ciudadano de esos países que mis antepasados no salieron de España, en tanto los suyos sí lo hicieron; solo así se podía entender que yo fuera español y ellos de esos países y coincidiéramos en tantos detalles étnicos.

AMLO (acrónimo de Andrés Manuel López Obrador, como les gusta decir en su país), ha hecho llegar sendas cartas al Papa Francisco y al Rey Felipe VI, para que se disculpen en nombre de la Iglesia Católica y el Reino de España por los abusos cometidos con ocasión de la conquista. Pero también -y esto es lo que no se ha resaltado con suficiencia-, el propio estado mexicano se va a disculpar ante sus propios indígenas, pues los abusos continuaron después de la independencia.

Cuando uno lee a Bernal López del Castillo se comprende porqué la gesta de Hernán Cortés fue posible, al margen de su superioridad militar y estratégica. Los aztecas se habían ganado a pulso el odio de aquellos pueblos a los que habían sojuzgado y esto fue aprovechado por Cortés que contó con la ayuda de totonacas y toltecas y otros pueblos que vieron la oportunidad de liberarse de aquél yugo insufrible; que cayeran después bajo el yugo castellano es la segunda parte de la historia.

AMLO ya sabe de sobra que aquellos atropellos nada tienen que ver con lo que ahora conocemos como Derechos Humanos. Éstos entonces simplemente no existían, y las misiones de descubrimiento y conquista incluían de forma natural toda clase de tropelías. Así ha sido a lo largo de la historia y todavía lo es, recordemos la actual situación en Palestina, Siria, Irak, etcétera. Sabe también que si el descubrimiento hubiera sido cosa de ingleses u holandeses los resultados hubieran sido aún peores. El exterminio llevado a cabo en lo que ahora es Norteamérica parece indicarlo así. Unicamente, que yo sepa, en Argentina en los últimos decenios del siglo XIX se hicieron campañas contra los indígenas por motivos económicos que explica el hecho de la amplísima mayoría de la raza blanca en el país de “Francisco” Bergoglio frente a lo que ocurre en Chile o en Paraguay, por citar solo a los países vecinos.

La ocasión que se da en nuestros días es difícil que vuelva a repetirse. El Papa Francisco es un argentino de origen italiano que habla, por tanto, español; Felipe VI viene de una familia francesa que lleva hablando español doscientos años; y López Obrador, cuyo abuelo materno nació a treinta kilómetros de donde nací yo habla español con esa maestría con la que lo hablan los mexicanos, incluidos los más humildes. Qué mejor ocasión que un encuentro entre los tres personajes en el que se pidan, efectivamente, disculpas por hechos que voluntaria o involuntariamente se cometieron en entornos geográficos e históricos de los que no puede derivarse responsabilidad alguna. Los descendientes de aquellos hechos, hablando español, más las lenguas que algunos hablen, podrán interpretar esta idea y conjurarse para que no haya mas acciones violentas contra las personas, sean éstas de donde sean, a lo largo y ancho de este mundo tan convulso.

Si el gobierno español ha entendido otra cosa en la misiva de AMLO, está equivocado de parte a parte.








lunes, 11 de marzo de 2019

El 8-M










Lo que yo vi en la manifestación de la tarde del día 8 fueron miles y miles de personas de todas las edades, con una gran mayoría de mujeres. Con algunos eslóganes que los hombres no podemos suscribir porque son eslóganes de mujeres, como el que decía: la talla treintayocho me aprieta el chocho, porque era su manifestación, la manifestación de las mujeres. Al pasar frente a la catedral del Buen Pastor, en San Sebastián, la pitada contra el obispo Munilla fue monumental y generalizada, aunque estoy seguro de que lo que oyó le dio exactamente igual; él está fuera de estos asuntos, su magisterio es otro y su rebaño también. De otro mundo. Lo ha dicho Pedro Sánchez: las manifestaciones del 8-M son el hoy y el mañana, en tanto la de Colón es el ayer. De otra época.
Mujeres son las abuelas que nos han tenido en su halda; las madres que nos han parido; las que son nuestras compañeras, nuestras hijas y nuestras nietas; son personas, aparte del vínculo que a ellas nos una en cada caso. No se puede ser hombre si no se respeta a la mujer. Por mucho que enarbolemos cualquier trapo, aunque lo llamen bandera.
No todos los asistentes acudirán a votar, ni votarán lo mismo, de modo que la derecha patria no debe preocuparse. Escribo estas líneas el 11 de marzo, en el décimo quinto aniversario de los atentados de 2004. Todavía hoy es la fecha en que los representantes del Partido Popular continúan ensuciando la memoria de las victimas, al reclamar que se nos diga la verdad de lo que ocurrió. Este empecinamiento es el mismo que demuestran con el feminismo, una imposibilidad congénita para aceptar los hechos como son y verlos como los vé la inmensa mayoría de las personas.






jueves, 7 de marzo de 2019

El Vice




Este artículo ha sido publicado en la revista OP Machinery en su número de febrero.



El Vice


En la película que quiero comentarles hay una escena muy al principio, en la que el protagonista está ganándose la vida tendiendo cables eléctricos en alguna parte del estado de Wyoming, su patria chica, allá por 1963. Un compañero se cae del poste en el que estaba subido, con tal mala fortuna que se fractura la pierna derecha, por debajo de la rodilla. Todos los demás bajan a tierra y se arremolinan en derredor; enseguida, el capataz les ordena volver al tajo y le dice a un ayudante: llévatelo, déjalo en el hospital, dale cinco pavos y consígueme otro para mañana. Los demás, incluido nuestro hombre, vuelven a lo suyo como si no hubiera pasado nada.

Nuestro protagonista, por una serie concatenada de sucesos favorables ajenos a su escasa inteligencia, se ve encumbrado a las altas esferas del poder, con la ayuda de su mujer, tan codiciosa como él pero más inteligente y mejor formada. Desempeña diferentes cargos públicos bajo las presidencias de Nixon, Ford, Carter, Reagan y Bush. Con el primero de los Bush fue Secretario de Defensa entre los años 1989 y 1993, desde donde tuvo que lidiar con la guerra de Irak. Con la llegada de Clinton a la Casa Blanca, Dick Cheney (el hombre del que estamos hablando), hubo de retirarse a sus cuarteles de invierno, y en 1995 fue nombrado consejero delegado de Halliburton, una empresa clásica del mundo del petróleo y contratista de la administración americana, incluido el ejército, claro. Seguramente se cobraba los favores que la empresa le debía, en una clara operación de puertas giratorias. Ahí estuvo hasta las elecciones de 2000 y cobró un bonus a su salida de 36 millones de dólares. Con la presidencia de Bush hijo en 2001, éste, tan corto e inútil como él, le llamó para que fuera su vicepresidente. Eso no colmaba su ambición, ya que el cargo de vicepresidente es poco más que una figura decorativa, pero encuentra un abogado que le muestra la manera para limitar el poder del presidente y traspasarlo a su gabinete, que él domina. Crean así, aprovechándose del pusilánime presidente, un auténtico núcleo de poder a su servicio; su poder ejecutivo es ahora casi ilimitado, y con un poco de habilidad será posible declarar la guerra a Irak (recuerden al trío de las Azores y el desencadenamiento de la operación “Tormenta del Desierto”), satisfaciendo así los intereses del lobby petrolero. Esa guerra, de infausta memoria y cuyos efectos y consecuencias (como la de Afganistán) aún no estamos en condiciones de valorar permitió continuar la política de externalización de ciertas operaciones en favor de unidades paramilitares contratadas por Halliburton; una operación redonda, que incluía también el encargo de llevar a cabo un programa de reconstrucción en Irak, que luego no se llevó a cabo. Aquél programa permitía a empresas fabricantes de maquinaria registrarse en Halliburton como posibles y preferentes suministradores, y muchas empresas españolas se registraron, como parte positiva de la política del trío de las Azores.

En otros tiempos, en el absolutismo, cuando los reyes reinaban, la suerte de cada país y, por ende, de sus súbditos dependía de la prudencia del monarca, de su catadura moral y de su fortuna. Si había suerte el país prosperaba; por el contrario, se podía uno convertir en esclavo del invasor si las cosas venían mal dadas. Así pues, podemos decir que la historia ha sido un intento de poner trabas al poder ilimitado de los monarcas y de los gobernantes. Lo que nos cuenta esta película es, precisamente, cómo personas con más determinación que inteligencia y sin ningún prejuicio, pueden llegar a hacerse con enormes cuotas de poder para utilizarlo en su provecho exclusivo y de sus socios, expoliando a su país y no dudando en embarcarse en aventuras militares con las consecuencias que éstas van a suponer para cientos de miles de vidas humanas.


Una historia real, con nombres reales, actores que a veces parecen las mismas personas a las que representan, muy bien contada, y con un gran sentido del humor… Si esto no es la excelencia, yo diría que se le parece mucho. Estamos hablando de cine, concretamente, de la película Vice (de Vicepresidente, en español “El vicio del poder”), con guión, dirección, producción, y unas esporádicas, pero muy ocurrentes apariciones, de Adam Mckay, su director.

Una pregunta: ¿Se hubiera podido hacer esta película en España, de ser española la historia? Otra: ¿Cuánto tiempo ha de transcurrir hasta que la humanidad deje de verse involucrada de nuevo en manejos de este tipo? Piensen en Venezuela.


sábado, 2 de marzo de 2019

Notas de febrero (y dos)





Uno. Don Felipe Juan Froilán de Marichalar y Borbón, alias “Froilán”, hijo de la infanta Elena, nieto del rey emérito y sobrino de Felipe VI, acudió con sus colegas, como tantos chavales de su edad, envuelto en una bandera nacional, a la manifestación que tuvo lugar en la plaza de Colón, y en un rasgo de carácter que le honra, propio de su edad, “sin avisar en casa”.
Hace ya muchos años, cuando las infantas empezaron a casarse, comenté -no fui el único- que la mayor desafección hacia la familia real por parte de los que aún veían con simpatía a la misma, vendría de toda esa generación de nietos y nietas, primos y sobrinas que darían mucho que hablar, como es el caso que hoy comentamos.
Pero me equivoqué: no hacía falta esperar a la tercera generación; ya con la segunda hemos tenido suficiente, incluido el tener en la calle a un reo de la justicia condenado a prisión.




Dos. En la inauguración de esa feria de aparatos electrónicos (Mobile World Congress, que queda mucho mejor) en Barcelona, hemos podido ver y escuchar a los tres máximos representantes del Estado, el Rey, el President de Catalunya, y la Alcaldesa de la ciudad.
Como no podía ser de otra manera (qué bien queda esta frase!) los tres se saludaron, se dejaron fotografiar juntos y pronunciaron sendos discursos. La Alcaldesa y el President resaltaron los valores republicanos, en tanto el Rey dejó claro que España es hoy una “democracia plena”. Es decir, cada uno en su papel. Y no pasó nada!




Tres. Habrá muy pocos españoles que no hayan visto escenas enteras del juicio por antonomasia; en todas las cadenas y a todas las horas. Pues bien, a mí lo que más me ha llamado la atención desde el primer día hasta hoy, es el juez que se sienta a la izquierda del presidente del tribunal, en segundo lugar, después de uno con el pelo blanco y antes de la única jueza presente. Imagino que este juez, lógicamente con la experiencia y los méritos que sin duda le adornan, habrá pedido formar parte del tribunal renunciando a sus emolumentos y dietas correspondientes. ¿Por qué lo digo? Porque el hombre es enteramente feliz y mira sonriente a los comparecientes, sean acusados o testigos, como esperando el siguiente chiste.
Lo que me extraña es que nadie, harto ya de soportar esa mirada, entre burlona y condescendiente, no le suelte un “¿se puede saber de qué carajo se ríe usted, señor magistrado?




Cuatro. El ministro de transportes egipcio ha dimitido tras la explosión de una máquina en la estación de Ramsés en El Cairo, que ha dejado más de veinte muertos y decenas de heridos.
En un accidente de metro en Valencia en 2006 hubo 43 muertos y 47 heridos; no hubo ninguna dimisión. En el accidente del Alvia en Santiago de Compostela en 2013 hubo 80 muertos y 144 heridos; dimitió una diputada del PP.
Obviamente, estos países atrasados, incultos e islamistas, como Egipto, tienen muy extraños hábitos políticos.