miércoles, 29 de enero de 2020

Contaminación acústica



Este texto se ha publicado en la revista OP Machinery en el número correpondiente al actual mes de enero.





CONTAMINACIÓN ACÚSTICA


Creo que lo que voy a decir es algo más que un tópico: España es un país muy ruidoso. Excesivamente ruidoso, podríamos decir. Recuerdo mi infancia cuando se celebraban las fiestas patronales, que en mi pueblo eran dos, San Juan y San Pedro, y, aparte de la misa mayor, ambos días se abrían con un baile a mediodía hasta la hora de comer y que se hacía en la bolera; después venía la comida, cada uno en su casa, y al atardecer teníamos la romería; se hacía una parada técnica para cenar y vuelta a bailar en la verbena, que tenía una hora prudencial de cierre. Estos actos lúdicos eran amenizados – así se decía en el programa de fiestas- por una pequeña orquestina que repetía todos los años y actuaba también en los pueblos colindantes, y cuyo alcance acústico raramente excedía de los cien metros, y si había viento y se llevaba sus notas en dirección contraria entonces apenas se oía si no estabas muy cerca.
La tecnología se ha desarrollado en todos los campos, también en estas cosas de la música. Desde hace años, no una orquesta, sino una guitarra eléctrica y unos altavoces son capaces de emitir con una intensidad sonora – no me meto en la calidad de lo producido- que multiplica en una escala logarítmica lo que se está tocando, sean bajos o agudos, con respecto a aquellos músicos de antaño. Esto se mide en decibelios (dB) y para ilustrar su significado bástenos decir que, por ejemplo, si el umbral de audición – la ausencia de sonido- es cero decibelios (0 dB), una respiración sosegada son 10 dB, el paso de un tren serían 80 dB, 110 dB el nivel de intensidad sonora de un concierto, algo más un martillo hidráulico, y 130 dB el estruendo producido por un avión al despegar: comparen ustedes.
En resumidas cuentas, hoy en día en las fiestas de mi pueblo, los vecinos del centro y los que están a menos de un kilómetro, por ejemplo, no escapan de la excelencia musical de los ejecutantes. A algunos les gustará, e incluso les parecerá correcto escuchar la música desde la cama, pero a otros les parecerá un despropósito; aunque solo sea por el hecho de la obligatoriedad a la que se ven impelidos. Pensemos también en los que están muy cerca, los que están enfermos, los que han de madrugar al día siguiente porque donde trabajan no es festivo, o los que han de ordeñar las vacas, que esas no entienden de fiestas...
A este respecto ha pasado desapercibida una sentencia dictada a propósito de una denuncia en Puerto Lápice. La sentencia viene dada nada menos que por el Tribunal Superior de Justicia de Castilla- La Mancha que ha ratificado una sentencia anterior en favor del demandante. Resulta que este Ayuntamiento, como muchos de los ocho mil y pico existentes, organiza para el desarrollo cultural y el solaz de los vecinos una agenda cultural que normalmente se compone de bailables en la plaza del pueblo los fines de semana veraniegos y que terminan a las 2,30 horas de la madrugada. Y resulta que en la plaza de los pueblos vive gente que lo que quiere es descansar o escuchar su propia música sin molestar al vecino.
Una primera sentencia condenó al Ayuntamiento a abonar a un matrimonio denunciante el importe del hotel preciso que les evitara la molestia. Ambas partes recurrieron y el Tribunal Superior de la comunidad castellano manchega ha dictaminado que “los derechos fundamentales de la familia perjudicada son mucho más trascendentes que el disfrute de unas actividades que podrían realizarse en las condiciones deseadas por el Consistorio si, simplemente, se cambiase su ubicación”.
¿Sentará jurisprudencia esta sentencia? ¿Se harán estas cosas donde no se moleste a los vecinos y no como hasta ahora?
Don Quijote se refirió a Puerto Lápice como un lugar de grandes aventuras. ¿Estaría pensando en rescatar el descanso de los vecinos y no solo a damas vizcaínas camino de Sevilla?

lunes, 20 de enero de 2020

Tercer lunes de enero




Pues sí amigos, hoy tercer lunes de enero, celebramos (?) el día mundial de la tristeza. Imagino que no estará ligado a ninguna actividad de consumo, como es tan habitual, como si no consumieramos ya lo suficiente, vamos.
Parece que la iniciativa de esta celebración ha sido cosa de un psicólogo, y creo que no era argentino. Tampoco es que debamos estar todo el día tristes, esto es algo que se deja al albur de cada uno. Motivos hay suficientes como para celebrar la tristeza los lunes o cualquier otro día de la semana, pero salvo que se tenga un motivo estrictamente personal e ineludible, mi recomendación es que no estén tristes, ni hoy, ni mañana. Procuren no estar tristes nunca, su naturaleza se lo agradecerá. Al menos, así lo afirma la inteligencia emocional.
Pero para cumplir con la celebración les invito a leer la siguiente entrada que trata de las locanciones tristes, y les recomiendo vivamentte que escuchen la correspondiente tercera sinfonía de Gorezki, de la cual hablo en el texto. 
A pesar del título que lleva, su sublime belleza no les dejará sumidos en tristeza alguna, sino, más bien, en una sensación de paz espiritual y sosiego. Pueden encontrarla fácilmente en Youtube.



NOTAS MUSICALES


No hay mal que mil años dure, dice un refrán español. Han pasado los días navideños, hemos sufrido doce mil setecientos veintiocho anuncios de colonias y perfumes – ¿tan mal olemos los españoles? ¿son todos los fabricantes empresas de moda? ¿en qué pueden diferenciarse unos de otros, aparte del envase?-, han pasado también los Reyes Magos y nos enfrentamos a la cuesta de enero. La sorpresa más agradable ha sido una carta de mis amigos los Kociemski, Marek y Piotr, que junto a su felicitación de navidad me han enviado un CD con la Tercera Sinfonía de Gorecki.
Henryk Mikolaj Gorecki es un compositor que no deja indiferente a nadie. Su Sinfonía de las canciones tristes, para orquesta  y soprano, escrita en 1976, se divide en tres movimientos, donde en cada uno de los cuales, la soprano interpreta una de esas canciones. Es una música deliberadamente simple, en modo de canon, que recita unas pocas notas que, a medida que vamos escuchando, parece ser una incesante idea que se alimente  a sí misma, si podemos decirlo así. Al mismo tiempo tenemos la sensación de que algo va a cambiar, algo impredecible va a ocurrir. Y es la soprano quien entra con esas mismas notas, adaptándose perfectamente y entonando algo que es claramente una plegaria.
Reproduciendo sus palabras, Gorecki nos dice: Siempre he vivido en compañía de la muerte. Para comprender mi sinfonía hay que ir hasta el campo de concentración de Auschwitz. (…)Mi sinfonía no es sobre Auchswitz. Ni acerca del terrible régimen que vivimos los polacos bajo Stalin. (…) Pero mire a su alrededor. Sienta el vacío. Mire a su alrededor, a los millones de hambrientos de África. Mire la cara de odio que pone un automovilista al detenerse en un cruce. Este pozo de odio, este egoísmo asesino, está entre nosotros y sólo esforzándonos mucho lo podremos controlar.
La primera canción es una canción religiosa del siglo XV, de la colección de los cantos Lysagora, del monasterio de la Santa Cruz, el lamento de una madre por su hijo. La segunda es mucho más dramática: Zakopane, que en polaco quiere decir cubierta por la nieve, es una pequeña población pero importante estación  para los deportes de invierno, al pié de las montañas Tatra. En el sótano del cuartel general de la Gestapo, en la celda nº 3, grabado en el muro, sobre la firma de Helena Banda Blazusiakowna, de 18 años, presa desde el 16 de septiembre de 1944, se pudo leer, además: No mamá, no llores. Virgen Pura, Reina del Cielo, protégeme siempre. Zdrowás Mario. (Ave María)
Podemos imaginar en el terrible clima invernal de Zakopane, en la humedad del sótano, tras las torturas por ser sospechosa de pertenecer a la resistencia polaca, la escasa esperanza de conservar la vida para una persona de esa edad. Pero no percibimos dolor en sus palabras, están dirigidas a su madre, rogándole que no llore, sólo preocupada por ella. Son muy similares a las de la carta de Guy Môquet, el célebre resistente francés, también escrita a sus padres poco antes de morir fusilado por los nazis a los 17 años. O la carta de Julia Conesa, de 19 años, una de las Trece Rosas, dirigida a su madre y hermanos, reclamando su inocencia y pidiendo que su nombre no se borre en la historia. Parece ser común que quien se encuentra en una situación tan extrema siendo inocente, se preocupe por sus seres queridos, quizás en un intento desesperado de que en éstos perdure su inocencia.
En el tercer movimiento aparece nuevamente el dolor de una madre por la pérdida de su hijo a manos del enemigo, escrito esta vez en el dialecto de la región de Opole.
Esta versión de la Tercera Sinfonía, de las Canciones Tristes, es asimismo la tercera que poseo en mi exigua colección de música –tengo también su Miserere- pero la primera dirigida por el propio Gorecki, grabada en directo en la misma iglesia de la Santa Cruz de Zakopane.
Al lado de mi casa están el parque de bomberos y el Conservatorio de Música. A ratos, pueden oírse los ensayos de la Marcha de San Sebastián, de Sarriegui. Resulta inevitable establecer, no comparaciones, que no vendrían al caso, sino relaciones entre ambas manifestaciones culturales. La obra de Gorecki, con su forma canónica, repetitiva, nos lleva a un estado de ánimo difícilmente expresable con palabras; la marcha de Sarriegui, alegre, expansiva, de hondo significado para los donostiarras, parece querer mantenernos en movimiento. En ambos casos hablamos de repeticiones. En un caso, la repetición obedece a la necesidad del ensayo y es algo inherente, quizás, a los tiempos que corren: es preciso repetir las cosas muchas veces para que se graben en nuestra  memoria, de forma machacona, diríamos; en el otro caso, la repetición es muy distinta, parece decirnos algo, se graba fácilmente en nuestra mente y obedece a una lógica interna, causándonos gran impresión. Una nos habla al espíritu; la otra, quizás a la carne.
En este punto, y volviendo a las palabras citadas de Gorecki, cabe preguntarse: ¿la impresión que su audición pueda causar en un judío, diferirá de la que sienta un palestino de Gaza? Parece que es creciente el número de los primeros, con Baremboin a la cabeza, capaces de respondernos sinceramente. Quizás por eso pueda decirse de la música que es el más universal de los lenguajes.


He de añadir que este texto fue publicado en el número de febrero de 2008 de la revista EuroEquipos, y en este mismo blog el 25 de noviembre de 2011.




lunes, 13 de enero de 2020

El caballo de Troya





Ya lo conocemos todos, el caballo de Troya fue una ingeniosa estratagema militar que, aprovechando la curiosidad del enemigo sitiado, permitió introducir en su reducto fuerzas propias y hacer posible la conquista.
Nuestro flamante Presidente del Gobierno ha llevado a cabo una estrategia que no es como la que se utilizó en Troya, pero quizás la alcance en inteligencia. Firmó un pacto de gobierno con quien hace poco le quitaba el sueño, y teniéndole así bien amarrado, se descubre una cuarta vicepresidencia – que conste que aplaudo tanto sus contenidos como la persona al cargo- que diluye la que le había concedido; coloca como Ministro para la Seguridad Social a José Luís Escrivá, que ha de ser más que bien visto en la Comisión Europea, reforzando la imagen de Nadia Calviño. Y ya tenemos, de una sola tacada, varios objetivos logrados. Porque es imaginable que si este nuevo gobierno cojeara en las medidas sociales que se supone va a tomar, su socio de pacto se tentará bien la ropa antes de aparecer nuevamente como culpable de una ruptura, como le ocurrió la vez anterior cuando Pedro Sánchez, tras haber negociado con él, le invitó a sumarse al acuerdo que había – a sus espaldas- alcanzado con el ex líder de Ciudadanos.
¿No es esta estrategia un golpe maestro? ¿Y no tenemos razones, tras lo que le hemos escuchado y visto hacer, como para tener serias dudas acerca de su proceder?
El bello Pedro exhibe otras facultades notables, dejando a un lado las meramente físicas, y la práctica política tiene retorcidos vericuetos que parece conocer muy bien.
Muy pronto veremos cual es su proceder, y no me importará reconocer que me he equivocado si esto sucediera; es más, me alegraría.
Hasta aquí lo que había escrito anoche. Ahora sabemos del nombramiento de la Fiscal General del Estado. ¿Será la última sorpresa que Pedro nos depare?

 


viernes, 10 de enero de 2020

El caso Dreyfus





Hoy les recomiendo que vean la última película de Roman Polanski, el conocido director polaco (nacido en París), judío, y lamentablemente conocido también por, digamos, una vida muy azarosa.
La película en cuestión lleva el título de El oficial y el espía, y narra con absoluta fidelidad – en palabras de Polanski- el famoso Caso Dreyfus. El capitán del ejército francés Alfred Dreyfus, judío de Alsacia, se convirtió en chivo expiatorio de intereses políticos y militares franceses en un tiempo en el que la República aún no había digerido la derrota de 1870, y el antisemitismo en Francia y en toda Europa vivía uno de sus momentos álgidos.
Un perversa investigación de los servicios de documentación del ejército francés concluyó en una condena, predeterminada, que llevó al capitán Dreyfus a ser desposeído de sus galones y conducido a un islote-cárcel en la Guayana francesa donde habría de pasar el resto de sus días por traición a la patria. Ni que decir tiene que el juicio farsa conculcó la presunción de inocencia, aceptó falsas pruebas y pasó por encima de las salvaguardas jurídicas de los procedimientos judiciales; se buscaba un culpable de suministrar informes militares secretos al enemigo alemán y el capitán alsaciano pasaba por allí en ese momento.
La película continúa mostrando cómo el comandante Picquart, que había participado en el juicio, ascendido a coronel, y nombrado jefe de los mismos servicios de inteligencia, encontró ciertas pruebas y fue tomando conciencia de la farsa, hasta convertirse en firme defensor de Dreyfus y conseguir, con su perseverancia y la ayuda de otras personalidades, como el gran novelista francés Émile Zola, que redactó su famoso Yo acuso en defensa del reo, la revisión del caso. Pero ambos, Zola y Picquart, fueron también condenados. Por no hacer más largo el relato de los hechos, concluyamos que, finalmente, lo que había comenzado en el otoño de 1894 fue concluido en 1899, pero no fue hasta 1906 cuando Dreyfus fue reintegrado parcialmente en el ejército, con el grado de comandante. Después participó en la Primera Guerra Mundial, alcanzó el grado de coronel y murió en 1935.
En la película hay varios puntos que quedan meridianamente claros. Uno de ellos es que el deseo y el empeño puesto en encontrar un culpable ante lo que aparecía como una traición encontró su concreción al poder escoger, entre los posibles sospechosos, a un oficial judío. Qué mejor que colgarle el sambenito y zanjar rápidamente un caso que demostrara la eficaz actuación de la justicia militar. Fue inmediatamente comprado por toda la opinión pública, especialmente, la antisemita.
La revisión de los hechos que efectuó Picquart, fue en principio radicalmente negada, como convenía a todos los implicados, en primer lugar el ejército francés. Las artimañas legales impuestas a lo largo de los procesos judiciales no tuvieron otra finalidad que negar la evidencia, y cuando esto ya no fue posible, tratar de salvar la imparcialidad de los jueces, especialmente los jueces militares. Al final, y este es otro de los aspectos, se trató de liberar al inculpado, pero sin castigar a los verdaderos culpables ni socavar el prestigio militar. Los llamados valores superiores estuvieron siempre por encima de la justicia, y se impuso un reconocimiento de la victima que no fuera completo, como el hecho de no reconocerle los cinco años de encarcelamiento en la más absoluta soledad y en las peores condiciones físicas y psíquicas, y que no le contaran en su carrera profesional, impidiéndole de hecho alcanzar el generalato. Incluso cuando Picquart fue nombrado ministro, éste, que había luchado por esclarecer el caso a costa de problemas legales y personales, le negó el reconocimiento de aquellos infames cinco años, apelando a los problemas políticos que acarrearía tal decisión por las complicaciones que podrían generar.
Claro que todo esto ocurrió hace más de cien años, y ahora estamos empezando el tercer decenio del siglo XXI; aquello ocurrió a caballo de los siglos XIX y XX, es decir, en otro mundo. Pero indefectiblemente, cuando uno se levanta de la butaca tras las dos horas largas de película, no puede dejar de pensar que en esta España de hoy han ocurrido y siguen ocurriendo casos que dejarían pequeño a este famoso Caso Dreyfus.
Vean la película, merece la pena y saquen sus propias conclusiones.

sábado, 4 de enero de 2020

El fin de las ideologías





Esto del fin de las ideologías es un debate que tiene ya un tiempo, trufado de neoliberalismo, pero lo traigo a colación a propósito del debate de investidura que se está produciendo en el día de hoy en el Congreso español.
En casa estaba puesta la radio, y entre el desayuno, el afeitado, que hoy me tocaba, y el vistazo a la prensa, he podido atender a retazos la intervención de Pedro Sánchez.
Si he de ser sincero, nuestro próximo presidente del gobierno ha hecho lo que ningún político en España: abandonar su escaño, dimitir de sus tareas de partido, y, a pecho descubierto y sin cobrar euro alguno, iniciar una ronda de visita a todas las autonomías para tratar de reunir apoyos favorables a su persona, dar la batalla dentro de su partido y..., ¡ganar la secretaría general del Psoe! También puedo decir que nunca he vertido comentarios laudatorios acerca de su persona, aparte de los humorísticos sobre sus características físicas. Sobre su partido he de comentar lo que muchos de ustedes sabrán si han leído alguno de mis escritos en este medio.
De modo que ya tenemos el terreno suficientemente acotado: ni él mismo, ni su partido gozan de mi confianza, porque entiendo que el Psoe ha seguido una senda política hacia el centro, con la cual no coincido en absoluto, ya sea porque entiendo que no es lo que los españoles necesitamos ni lo que se puede y debe esperar de un partido que se dice socialista.
Sin embargo, he de decir que lo que le he escuchado esta mañana me ha recordado lo del fin de las ideologías. Decenios antes, Groucho Marx dijo aquello de estos son mis principios, pero si no le gustan, tengo otros, que era una versión temprana y amable de ese fin de las ideologías. Y hay que añadir que Pedro Sánchez lo borda en este sentido. Defiende con el mismo ahínco, insistencia y brillantez, tanto una postura como la contraria, tanto da que se trate de una coalición con la derecha, como que sea con la izquierda. Lo que importa, vienen a significar esas posturas, es que se logre el objetivo. Si no es posible un pacto con las derechas, ha de lograrse con las izquierdas, lo importante es conseguir el fin, como cuando peregrinaba por la geografía española en busca de votos que le dieran de nuevo la secretaría general. Para este cometido, ha demostrado una capacidad fuera de lo común. Lo necesario, ahora, es que mantenga ese ritmo y pueda pilotar la coalición que ha logrado y los votos favorables que le apoyan en el Congreso.
Porque esto es lo importante; en esta encrucijada, aún teniendo cada uno su propia ideología – porque algunos la tenemos- lo que necesitamos es un gobierno que persevere y nos lleve al puerto deseado, navegando a lo largo de toda la legislatura. Que no será fácil, que habrá que sortear mil obstáculos, empezando por la apelación al Constitucional de todas las leyes progresistas por parte de la derechona; que habrá que gobernar a golpe de decreto ley, como decíamos el otro día, para lograr los objetivos de la legislatura.
Así que bienvenido sea el nuevo gobierno, y bienvenido sea el nuevo presidente, y guardémonos nuestra ideología en aras del fin común.



viernes, 3 de enero de 2020

Nuevo gobierno





Aunque parezca mentira, el próximo martes, 7 de enero, nos encontraremos con un regalo de los Reyes Magos, aunque haya mayoría de republicanos por medio; tendremos un gobierno de izquierdas sin que este adjetivo sea el único que se le ponga por parte de unos y otros.
Se ha dicho mucho de este próximo gobierno, se está diciendo más, y se seguirá hablando muchísimo más aún, si es que ello es posible. Por esto mismo, vamos a tratar de recordar ciertos aspectos que, seguro, serán los menos aludidos.

Uno. Deja una – profunda (?)- división en Cataluña, donde la derecha y la extrema izquierda nacionalistas se quedan aisladas, sin compañía en el centro izquierda. La derecha nacionalista (Junts per Catalunya) amenaza con adelantar las elecciones autonómicas, lo cual posiblemente le lleve a una bajada en apoyos; normalmente, siempre ganan los que optan por salidas constructivas, léase Esquerra Republicana de Catalunya, que puede ganar por esta vía el gobierno en aquella comunidad.

Dos. Igualmente, la derecha españolista crecerá en apoyos ante la hecatombe que los partidos de la derecha nacional van a anticipar. Pero estará por ver si vuelven a las posiciones que tenían hace un par de comicios, cosa que aventuro será difícil.

Tres. Queda muy claro que para los partidos de la derecha española, el concepto “España” hace referencia, exclusivamente, a la concreción geográfica de sus propias ideas, esa suma de ideas sociales, políticas, religiosas y hasta sexuales, caducas en su mayor parte, que se concretan en ese vocablo que tanto dicen amar; los españoles no importan o les importan menos, lo que les importa es España.

Cuatro. Un caso curioso que enlaza con el anterior es el de Revilla, presidente de la autonomía montañesa: Gobierna con el apoyo del Psoe, tan a gusto como antes lo hizo con el del PP, pero como no le gusta lo de la mesa maldita, anuncia su voto en contra; cuando el Psoe cántabro le dice que puede retirarle su apoyo a la presidencia, dice que no, que son cosas diferentes.

Cinco. La derecha española no quiere ni oír hablar de negociaciones con Cataluña; no tiene ningún proyecto político que persiga bajar la temperatura entre ambas partes, fuera de la aplicación del articulo 155, o si es preciso enviar los tanques. ¿Cómo piensan mejorar esta situación? Vale que políticamente les venga bien, pues mientras se hable de Cataluña no se hablará de lo que de verdad interesa a los españoles, pero, ¿tiene alguna idea para que este conflicto amaine? ¿No hemos aprendido nada con el caso vasco?

Seis. Todos los nacionalistas hablan de la autodeterminación de los pueblos, sin reconocer que esto fue un proceso de la época de la descolonización. Y no siempre bien llevado, por cierto. Y los nacionalistas de derechas se aferran a esta historia para afirmar que la autodeterminación no es posible. Y tienen razón, e incluso los más inteligentes lo saben, y los otros les bailan el agua. Pero, ¿hubo una llamada a la autodeterminación en el referéndum escocés o en el caso canadiense? ¿No hubo un referéndum en Euskadi para votar o no, el Estatuto de Guernica? ¿Dónde está Euskadi hoy en día?

Siete. Para terminar, ¿sacan el Gobierno y el Tribunal Supremo españoles alguna conclusión de los continuos varapalos que la justicia europea les está propinando? O es que estos europeos son también comunistas bolivarianos, filoetarras e independentistas? ¿O son del contubernio de Munich?

En fin, se podrían encontrar unos cuantos puntos más, y asimismo ustedes podrían, ahora mismo, citar algunos de ellos. Pero siempre viene bien recordar la composición política de los diferentes parlamentos. Por ejemplo, el catalán y el vasco, vacíos ambos de representantes de esa derecha española arcaica y casposa. Y lo único seguro es que en el nuevo período legislativo asistiremos por su parte a una continuada acción de reprobar las medidas que la nueva mayoría lleve al Congreso, llevarlas como inconstitucionales al tribunal consiguiente, en el cual se han encargado de mantener la mayoría de magistrados y tratar así de invalidar el voto de los españoles en las urnas. Y después se quejarán de que el gobierno haga su labor a golpe de decreto ley.