lunes, 13 de enero de 2020

El caballo de Troya





Ya lo conocemos todos, el caballo de Troya fue una ingeniosa estratagema militar que, aprovechando la curiosidad del enemigo sitiado, permitió introducir en su reducto fuerzas propias y hacer posible la conquista.
Nuestro flamante Presidente del Gobierno ha llevado a cabo una estrategia que no es como la que se utilizó en Troya, pero quizás la alcance en inteligencia. Firmó un pacto de gobierno con quien hace poco le quitaba el sueño, y teniéndole así bien amarrado, se descubre una cuarta vicepresidencia – que conste que aplaudo tanto sus contenidos como la persona al cargo- que diluye la que le había concedido; coloca como Ministro para la Seguridad Social a José Luís Escrivá, que ha de ser más que bien visto en la Comisión Europea, reforzando la imagen de Nadia Calviño. Y ya tenemos, de una sola tacada, varios objetivos logrados. Porque es imaginable que si este nuevo gobierno cojeara en las medidas sociales que se supone va a tomar, su socio de pacto se tentará bien la ropa antes de aparecer nuevamente como culpable de una ruptura, como le ocurrió la vez anterior cuando Pedro Sánchez, tras haber negociado con él, le invitó a sumarse al acuerdo que había – a sus espaldas- alcanzado con el ex líder de Ciudadanos.
¿No es esta estrategia un golpe maestro? ¿Y no tenemos razones, tras lo que le hemos escuchado y visto hacer, como para tener serias dudas acerca de su proceder?
El bello Pedro exhibe otras facultades notables, dejando a un lado las meramente físicas, y la práctica política tiene retorcidos vericuetos que parece conocer muy bien.
Muy pronto veremos cual es su proceder, y no me importará reconocer que me he equivocado si esto sucediera; es más, me alegraría.
Hasta aquí lo que había escrito anoche. Ahora sabemos del nombramiento de la Fiscal General del Estado. ¿Será la última sorpresa que Pedro nos depare?

 


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