jueves, 22 de enero de 2015

25 de enero, tercera entrega







Pues nada, amigos, yo esperando que el ínclito Rafael Hernando dijera algo sobre Grecia, y casi llegamos al final de la campaña y aún no ha abierto la boca; o al menos, yo no lo he visto.
Así que la votación es el domingo –ignoro si allí tienen el sábado para reflexionar o tienen las cosas claras antes de la víspera-, y quiero despedir este modesto serial con unos pocos apuntes.
Por un lado, ha habido un vídeo del partido en el gobierno explicando claramente que, en caso de victoria de Syriza, el país se quedará sin un duro, los bancos extranjeros ya no comprarán más deuda, el tesoro nacional se quedará seco y las pensiones dejarán de pagarse. A los que no cobran ninguna pensión les dará igual, pero los que cobran algo, aunque sea poquito y no les dé para vivir, se tentarán la ropa mientras observan de reojo los anuncios sobre nuevos coches de cien mil euros, que siguen vendiéndose. ¿Qué harán?
Por otro lado, Pablo Iglesias y Cayo Lara apoyarán a Syriza en el último mitin y pedirán el voto a los ya convencidos de votar. ¿Alguno con dudas que lo vea por televisión, se decidirá entonces?
Por fin, el anuncio de hoy de Draghi de poner en marcha la máquina de hacer dinero –cosa que ha sido un anatema hasta estos momentos y que reafirma que la excesiva deuda acumulada hace imposible su pago- deja fuera a Grecia de sus beneficiosos efectos hasta que se vea en qué queda la cosa. Esto puede tener efectos contradictorios: desde el que piense que una victoria de la derecha haga más rápida la adhesión de Grecia a esa medida, hasta el que crea que la victoria de Syriza  le dará fuerza para la negociación con Bruselas al tener ya una parte de la batalla ganada, precisamente esa parte que antes no se podía plantear.
Sea cual sea el resultado del domingo, el lunes será, como siempre, el día de la victoria en España. Todo el espectro parlamentario español encontrará sobrados motivos para arrimar el ascua a su sardina. Incluido aquí el resultado que por ser tan apretado, no deje otra opción al ganador que negociar con algún otro para tener mayoría suficiente para gobernar.
Pero no me resisto a cerrar este comentario, sin acudir a un reciente artículo de Joseph E. Stiglitz, premio nobel de economía que textualmente decía, hace justamente un par de días: El problema no es Grecia. El problema es Europa. Si Europa no cambia sus maneras de actuar —si no reforma la eurozona y rechaza la austeridad— una reacción popular será inevitable. Grecia podría mantener el rumbo en esta ocasión. Pero esta locura económica no puede continuar por siempre. La democracia no lo permitirá. Sin embargo, ¿cuánto más dolor tendrá que soportar Europa antes de que se restablezca el sentido común?
En otro momento será, pero tengo previsto volver sobre esas palabras de Stiglitz, acerca de una reacción popular y el papel de la democracia. Sean ustedes felices.

miércoles, 14 de enero de 2015

LEVIATÁN






El pasado domingo tuve una buena sesión de cine con mi mujer: la película rusa Leviatán, me dejó la suficiente impresión como para dedicarle estas líneas y ofrecérselas a ustedes ahora.
Candidata a varios premios internacionales, realizada en 2014, es ofrecida en versión original subtitulada, lo cual, evidentemente para los que no sabemos ruso, nos deja a medias; mientras uno lee los subtítulos, aunque estén bien condensados, se pierde detalles de la filmación, que es, en muchos momentos, sobrecogedora. La acción se sitúa en algún punto del gran norte ruso, a orillas del mar de Barents y podemos apreciar lo agreste del país unido al abandono reciente y el poco cuidado secular.
El título coincide a la vez con las dos acepciones conocidas del leviatán. De un lado, el gran monstruo marino citado en el Génesis, que se nos presenta tanto en el enorme esqueleto de una ballena jorobada como en los de unos barcos que muestran su costillar, semienterrados en el limo de una ría pesquera, así como cuando vemos a otra bien viva emerger ante unos acantilados en unos momentos de gran tensión emocional de uno de los protagonistas; del otro, del de la creación de Hobbes,  cuando percibimos claramente la opresión de un estado absoluto y corrupto que deja al individuo en la más absoluta indefensión.
Nos habla, a este respecto, de un país que enlazó la servidumbre de un período zarista que parecía que no acabaría nunca, con la dictadura de un partido comunista durante casi ochenta años, para caer finalmente en una pseudodemocracia donde se perpetúan las formas de poder y sumisión, ante lo que no parece haber otra salida que la ingesta constante del vodka. Esta crítica no se para solamente en la forma de gobierno, se extiende a la justicia, con unos recitados demoledores (aunque no entendamos ruso) y acaba en la iglesia ortodoxa. Escuchando el sermón del obispo comprendemos que hay tanta verdad en sus palabras como en el diario Pravda, que fue el portavoz oficial del Soviet Supremo. Y, claramente, nos trae a la memoria las homilías que conocemos por estos lares, tan vacías de contenido como llenas de apelaciones a una verdad que sólo en la liturgia se entiende.
En fin, no puedo ser más explícito si aspiro a que no se la pierdan; creo que les he dejado unas pocas pistas que encontrarán su explicación cuando la vean. No será una obra maestra, pero es de esas películas que merecen la pena ser vistas.









lunes, 5 de enero de 2015

25 de enero, segunda entrega



Pues si quieren que les sea sinceros, no pensaba yo que íbamos a tener noticias jugosas sobre el proceso electoral griego de forma tan inmediata.
Ayer, el semanario alemán Der Spiegel –el más leído en ese país- filtraba la noticia de que Alemania veía “inevitable” que Grecia saliera del euro si Syriza ganase las elecciones. Y más aún, que esa salida –que ya tiene nombre, “Grexit”, de Grecia y exit, salida- no perjudicaría de forma notable los intereses de la zona euro, sino que sería una cuestión manejable. Vamos, que si los griegos están tan desesperados como para votar a Syriza, se verán fuera del euro donde hace más frío que dentro.
Aún no sabemos qué han dicho los de Syriza, ni mucho menos los de Nueva Democracia –sí, los mismos que falsificaban los datos macroeconómicos griegos que enviaban a Bruselas, ¿recuerdan?-, aunque se supone que habrán remitido un telegrama de agradecimiento y estén pensando que si la campaña se la hacen desde fuera, para qué se van a molestar ellos.
Aquí, en España, más de uno se habrá frotado las manos, y, henchido de satisfacción por los resultados del paro, estará preparando un comunicado de respuesta. ¿Qué nos dirá el sonriente e inteligente Hernando, el nuevo portavoz popular en el Congreso?
Sigan al tanto, seguro que no tendrá desperdicio.

sábado, 3 de enero de 2015

25 de enero




Ya lo saben ustedes, el próximo 25 de enero habrá elecciones generales en Grecia. Lo que quizás no sepan –al menos, en detalle- es que Grecia, aparte de estar intervenida por la Troika (FMI, Banco Central Europeo y Bruselas), ha perdido desde 2010 un 30% de su PIB, tiene una tasa de paro en torno al 25%, y a más del 50% de sus jóvenes desempleados; su deuda pública es del 175% de su PIB, y su nivel de corrupción muy alto; recuerden que su gobierno falsificaba las cifras macroeconómicas abonando una coima al banco Goldman Sachs (cuando Mario Draghi era vicepresidente para Europa de dicho banco). Ya ven que en algunas cosas se parece bastante a nuestro país: por aquél entonces nuestro actual ministro de Economía era Presidente para España y Portugal de Lehman Brothers, que quebró.
Por otro lado, una Coalición de Izquierda Radical, que esto es lo que significa el acrónimo SYRIZA, parece que tiene ciertas posibilidades de alzarse con el triunfo. Y en su programa habla de cosas como reestructurar la deuda o emplear la última parte del préstamo otorgado por la UE para aliviar las necesidades de la gente. Entretanto Junker, el presidente de la Comisión europea, ya ha dicho que prefiere que no haya cambio de caras en el gobierno griego y que no le gustan los extremismos, y el gobierno habla de bajar las pensiones y subir el IVA a ciertos medicamentos.
Así que ya pueden ustedes imaginar cómo va a ser la campaña. Los mass-media españoles le van a dedicar más de una portada y será obligado  seguir el proceso electoral; no olviden esas similitudes que se dan entre los dos países más la que se da entre Syriza y Podemos: todo lo que se diga de Grecia será válido para España, especialmente todo lo apocalíptico, claro.
Permanezcan atentos.