martes, 27 de marzo de 2018

Las cosas reales








Primero está el rey, luego el duque, detrás el marqués, sigue el conde, aparece el barón y termina el señor. Si no me equivoco mucho, este es el orden en estas cuestiones de la monarquía; es decir, los del común, debemos obediencia al señor, y así se sigue por la escala jerárquica hasta dios, de quien todos dependemos.
A veces, aparece alguien muy dotado y merecedor, y el rey le concede un título: esa es una de sus múltiples prerrogativas. Recuerden cuando el rey anterior hizo marqués a Vicente del Bosque: había ganado para España el campeonato mundial de fútbol, ¡casi nada!
De modo que si el rey puede otorgar títulos, igualmente podrá ratificarlos, digo yo. La nieta de Su Excelencia el Caudillo reclama para sí el título al que legítimamente tiene derecho, como heredera de su madre, que lo poseyó, concedido también por Su Excrecencia.
¿A qué vienen, pues, estas quejas, a mi modo de ver, totalmente infundadas? ¿Vamos a discutirle al rey sus derechos? ¿No estamos en una monarquía?
Si alguien no está de acuerdo, que se proclame republicano. Seamos consecuentes.

sábado, 24 de marzo de 2018

No solo Cataluña






"Primero vinieron a buscar a los socialistas, y yo no dije nada,
porque yo no era un socialista.
Luego vinieron por los sindicalistas, y yo no dije nada,
porque yo no era un sindicalista.
Luego vinieron a buscar a los judíos, y yo no dije nada,
porque yo no era judío.
Luego vinieron a buscarme, y no quedó nadie para hablar por mí."
Poema erróneamente atribuido a Bertolt Brecht, quién fue responsable de su difusión.
“Estoy en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”. Frase erróneamente atribuida a Voltaire.

He querido iniciar esta entrada con dos conocidos textos. El primero, atribuido al gran dramaturgo alemán Bertolt Brecht, nos habla de lo estúpido que resulta hacer  el Tancredo ante los evidentes avances de un gobierno que, para decirlo suavemente, se asoma continuamente al abismo de la dictadura. Si yo no tuviera la provecta edad que pesa sobre mis espaldas, consideraría seriamente la salida del exilio. El segundo, una acertada defensa de los derechos democráticos de pensamiento, manifestación y asociación, justo cuando se concretaban, define la postura obligada para aquellos que como yo mismo no nos sentimos nacionalistas ni, por ende, separatistas. La libertad de opinión, el pensar como se quiera y el poder manifestarlo, están en la base de un sistema político que se tilde de democrático.
Esta España, o esta deriva de una España nacida de la dictadura franquista, que este gobierno está pilotando se está especializando en conculcar los más elementos principios que, por democráticos, le son ajenos. Incluso un tribunal  de Naciones Unidas que se ocupa de los derechos humanos acaba de advertir a las autoridades del Estado sobre la ilegalidad de la situación de Jordi Sánchez, preso hace tres meses.
La gran mayoría de catedráticos de derecho constitucional españoles, manifiestan sus dudas sobre la situación procesal de aquellos que sufren cárcel por el llamado process catalán. Yo, que no soy jurista, no puedo entender que personas que bajo las reglas legales vigentes han podido presentarse a unas elecciones como las del 21 de diciembre pasado, pasen, por el hecho de haber contado con el voto de sus conciudadanos a perder sus derechos políticos como diputados electos. ¿Para qué, entonces, se les permite presentarse a las elecciones, hacer campaña y ser proclamados electos? ¿Lo entienden ustedes?
Delitos tan graves como el de rebelión y sedición, penados con el doble de años de cárcel que en cualquier país europeo, se aplican a personas que no  han recurrido a las armas, a las algaradas callejeras, o a los crímenes de lesa patria. En tanto, unos, como el cuñado del rey, con una sentencia firme a sus espaldas, continuan gozando de la libertad más absoluta; y otros, engarzados, en el régimen corrupto que caracteriza al actual gobierno siguen gozando en libertad de lo saqueado al bien común de los españoles.
¿Saldremos de esta?


martes, 6 de marzo de 2018

El deporte rey


Este artículo se ha publicado en la revista OP Machinery en su número de marzo del corriente año.



EL DEPORTE REY

Funciona como un engranaje perfecto; ninguna de las tres partes se ha puesto de acuerdo, la primera, porque sería metafísicamente imposible, sabemos que es una parte que existe, pero no tiene iniciativa, al menos, no en este asunto. La segunda, simplemente se beneficia, y al mismo tiempo contribuye a la expansión, añadiendo su masa de lectores en beneficio propio y de la primera, y finalmente, la tercera, esa misma masa de lectores, satisface su pasión y se entrega, desarmada, a la primera, que se aprovecha políticamente del juego a tres.
Ustedes habrán adivinado que estamos hablando de los “poderes”, de la prensa (y la radio y la televisión, claro), y de los “hinchas” del deporte, principalmente, pero no solo, del fútbol.
Es algo que viene de lejos, en el Imperio Romano, aparte de repartir pan, se construían coliseos, capaces para miles de espectadores, para que los ciudadanos se mantuvieran entretenidos, lo que se llama Panem et Circenses. La versión española era Pan y Toros, eso nos suena más cercano. En definitiva, no es otra cosa que el interés por parte de las autoridades de mantener a la población entretenida con espectáculos de cualquier tipo para alejarla de pensamientos políticamente peligrosos que puedan perjudicar a la élite dominante.
Lo novedoso de nuestros días es que ya no se emplean esclavos o soldados enemigos prisioneros sino que las actividades las realizan hombres libres que suelen ganar mucho dinero, y cuya vida se convierte de facto en parte del espectáculo; el ejemplo más cotidiano puede ser el fútbol, al que se pueden añadir todos los demás deportes profesionalizados.
Desde la más tierna infancia los niños y niñas de los colegios son invitados a visitar las instalaciones del equipo de fútbol de la capital. Allí se les obsequia con una camiseta, ven a los jugadores de los que siempre oyen hablar, y va quedando en su memoria un poso que asocia su vecindad con el equipo de fútbol; las camisetas son para usarlas, unos niños ven a otros y los que no tienen aprenden enseguida dónde está la tienda oficial que las vende. Allí se puede encontrar la del futbolista más famoso o la del más guapo, es lo mismo, la cuestión es venderlas y como esa población infantil tiene la curiosa manía de crecer y necesitar talla más grande, el negocio tiene asegurada una clientela. No para aquí la cosa: el periódico también es visitado por el colegio para que los niños vean donde se imprimen las noticias y conozcan el diario de su ciudad.  Así que los niños asocian el fútbol con el periódico y con la ciudad.  Asociación que va creciendo con los propios niños. ¿Quién puede discutir, cuando sean grandes, esa íntima relación? Lo que es bueno para el equipo, es bueno para la ciudad, y el periódico siempre defiende a ambos: La coartada perfecta.
Veamos un ejemplo: el 31 de enero se cierra el mercado invernal de futbolistas. Hoy es 1 de febrero, y en esta ocasión, el Athletic de Bilbao ha fichado por 32M€ a una de las figuras de la Real Sociedad, que cobrará 5M€ netos en los siguientes cinco años (bien, ¿no?). Resulta que esto ha sentado como un tiro en San Sebastián, pudiéndose oír apelativos como mercenario al futbolista en cuestión, y toda clase de improperios contra la directiva del equipo de Bilbao, enemigo tradicional del equipo de casa. El Diario Vasco, el periódico de aquí por excelencia, ha dedicado al asunto las portadas de los días 30 y 31, y éste día, la friolera de 10 páginas interiores analizando la grave cuestión. Tras esas 10 páginas, había otra del equipo de Éibar, también guipuzcoano, y que va primero que los otros tres equipos vascos en la liga nacional. 
Frases como “golpe duro para la afición” o “el que no esté comprometido con el equipo, que se vaya” han sido de lo más oído y leído. Y el presidente del club, que ha llevado a cabo una inteligente gestión económica en el equipo ha dicho: “es el momento de estar orgullosos de los que visten esta camiseta”. Un señor que, además, es responsable en una de las empresas de armamento más importantes del país; es decir, no es un perroflauta.
Hace unos años, alguien dijo que las entidades más influyentes en toda la provincia eran el Diario Vasco, la Real Sociedad y la Diputación Foral. Y por ese orden. 
Juzguen ustedes.