lunes, 27 de abril de 2020

Historias de la puta mili

En cierto modo un confinamiento se parece al otro, en lo personal quiero decir; sea como sea, me lo ha recordado, y por eso lo traigo aquí. Hechos y experiencias que empezaron en 1970 y terminaron en 1972, casi cincuenta años al día de hoy.

Las publiqué en este mismo blog el 18 de junio de 2013.





Aún calentitas, traigo estas líneas, publicadas en el número del mes de mayo de la revista OP Machinery.





HISTORIAS DE LA PUTA MILI

A primeros de octubre de 1970, con una asignatura pendiente -Historia de las doctrinas económicas- para acabar la carrera, dos o tres prórrogas agotadas porque no me dejaron hacer la mili por milicias, y un sorteo con mal fario que me llevó a la marina, me subieron a un tren con más de un centenar de reclutas que serían mis nuevos compañeros, con rumbo al Ferrol del Caudillo, que así se llamaba por aquél entonces.
Pasamos los dos siguientes meses haciendo la instrucción en un cuartel de la ciudad gallega, a cuyo final, se adjudicaron los destinos definitivos para los quince meses que aún nos quedaban de mili. Para unos pocos, ocho para ser exactos, de un reemplazo total de unos mil quinientos, no hubo destino. La superioridad no tenía decidido donde enviarnos, o bien, nos birló el permiso que se concedía con tal motivo. Así que permanecimos recluidos en el vasto, vacío y desangelado cuartel hasta que el mismo día de Nochebuena, Checha, compañera de la Facultad y cuyo padre era, si no recuerdo mal, Coronel de Intendencia, me anunció nuestro destino en la visita que realizó, con su padre al mismo cuartel: cuatro al departamento marítimo de Cartagena y otros cuatro, al de Cádiz. Yo era de estos últimos. Fuimos los ocho juntos hasta Madrid esa misma noche, disfrutando de una bolsa con la cena navideña que incluía turrón y una botella de sidra El Gaitero (famosa en el mundo entero); pasamos el día de Navidad en Madrid y por la noche cada grupo tomó el tren hacia el lugar asignado.
En Capitanía General nos separaron de nuevo y a mí me condujeron al Arsenal de la Carraca, que sería mi destino por los siguientes tres meses, extremo este que nunca se nos anunciaba de víspera. En este destacamento imperaba un hijo del Almirante Carrero Blanco que, inmediatamente, me llamó a su presencia y me anunció, textualmente, que, o bien me portaba como él esperaba, o me pasaría a cuchillo. El domingo siguiente, para empezar bien las cosas, cuando llamaron a formación para asistir a misa, me negué: desde ese día, mi ocupación dominguera fue barrer el patio.
Rememoro estas andanzas porque la última semana de abril, con motivo de la esperada jubilación de mi mujer, que ya entonces era mi novia y cuyas cartas diarias fueron mi sostén, hemos hecho un recorrido por la provincia de Cádiz, a la que yo no había vuelto.
De La Carraca, me enviaron al Rancho de la Bola, en El Portal, Jerez, por seis meses, y de aquí, al Instituto Hidrográfico de la Marina, en Cádiz, por otros seis. Pero entre las escasas facilidades de desplazamiento y los arrestos con que me obsequió la Marina Española (uno de ellos de dos meses), no tuve mucha ocasión para conocer esa maravilla de tierra gaditana. Y una vez que salí fue hasta Alcalá de Guadaira, para asistir a un concierto en el que destacaba Enrique Morente. Recuerdo que fuimos en auto stop, cenamos en casa del que me llevó, asistimos al concierto y alguien nos trajo en coche, a tiempo de pasar la revista matutina. Esto fue desde el Rancho, cuya cerca era muy permeable, y con la colaboración de los que estaban de guardia.
Este Rancho ya no existe, como no sean los restos de sus barracones, y la barriada del Portal se encuentra, asimismo, muy deteriorada. Se nota, y  no solo ahí, el 42% de paro registrado en la provincia, y los que me encaminaron al Rancho, estaban pelando algarrobas, que, por la cantidad, imaginé para la cena.
En la ciudad de Cádiz, me sorprendió mucho la afluencia de gente humilde en la catedral vieja, rezando. Y Cádiz misma me recordó a La Habana, y a los cascos viejos de Manila y de Panamá, compartiendo decrepitud y miseria. La ciudad está muy caída, al igual que la alcaldesa, vieja, triste y coja, a quien encontramos en el mercado central. Pero es una ciudad que cautiva, con una población que no merece la postración que arrastra.
Y disculpen por lo descarnado del título.


jueves, 23 de abril de 2020

Notas sobre el virus (2)






Siguiendo con estas, a veces, contradicciones, otras veces curiosos parecidos, y otras simplemente coincidencias que yo observo en estos tiempos del virus, vayamos con las siguientes:

Llevamos seis semanas de confinamiento, y cuando leo el periódico local – para informarme acudo a otros medios- me maravilla la capacidad de llenar páginas que tiene el virus este, con lo que yo ya contaba, pero aún más, el hecho de que las páginas deportivas no hayan disminuido. Los redactores deportivos tienen una capacidad infinita para escribir sus artículos sin tener, en realidad, nada que contar. Es cierto que a veces se pasan, mostrándonos fotos de cómo un futbolista belga hace bicicleta estática en la magnífica terraza de su piso, no con vistas, sino encima de la bahía; es decir, como cualquier vecino de la ciudad, y la mayoría de los que van a Anoeta.
La final de la copa aplazada ha sido también un asunto de tal trascendencia que yo mismo tengo claro que estaba programada para el pasado 18 de abril; las opiniones sobre cuando debiera celebrarse y si se va a reanudar o no la liga y qué opciones hay, amén de lo que van a hacer los distintos países europeos es, igualmente un asunto que domino a estas alturas.
Pero lo que de verdad me llama la atención es la pugna soterrada entre los gacetilleros que defienden los colores blanquiazules y los que luchan por los rojiblancos. ¿Saben ustedes que a ambos les paga la misma empresa?

Un suceso muy reciente que nos ha llamado la atención ha sido la detención del que en ese momento era alcalde de Badalona, la cuarta ciudad de Cataluña, y mayor que muchas capitales de provincia. Si ser alcalde es siempre de gran importancia, en estos momentos que vivimos tal trabajo deviene en una tarea urgente, apremiante y, desde luego, estresante. Digo esto porque creo que este hombre ha presentado esta situación de ánimo como la causante del incidente en que se vio envuelto. Y es de justicia reconocerlo así; cuando aplaudimos en los balcones también incluimos a los políticos que están al frente; yo, al menos, así lo siento. Otra cosa es que unos den la talla y otros se queden en el camino, pero tienen esa exposición pública; yo estoy en mi casita la mar de tranquilo y no hago otra cosa que criticar y protestar. Lo que no es de recibo es que algunos políticos se conviertan exclusivamente en esta última clase de personas, cuando son responsables de lo que está ocurriendo por la manera en que han gobernado hasta ahora, y otros, que aún no lo han hecho, mejor es que no tengan esa posibilidad; ya saben a quienes me refiero en ambos casos.
Pero bueno, el alcalde de Badalona ha sido dado de baja en su partido y despojado de su condición; de su comportamiento durante los hechos dará explicación ante la justicia.
De lo que no sabemos nada es de los paseos de Mariano, contraviniendo la norma que a todos – a él también- obliga.
Y por no extendernos más, recordemos al que en el momento de unos hechos similares era Magistrado del Tribunal Constitucional, por designación del Partido Popular – contraviniendo las normas sobre calificación y experiencia para el cargo-, y que fue detenido por la policía municipal de Madrid tas sufrir un accidente de moto y en unas condiciones como las del alcalde de Badalona, que ya han arruinado su carrera política. Enrique López, que así se llama el individuo en cuestión, es actualmente Consejero de Justicia, Interior y Víctimas, de la Comunidad de Madrid, por designación de su Presidenta Isabel Díaz Ayuso.
Cuando decimos que todos los políticos son iguales, debiéramos reflexionar un poco y activar la memoria.

martes, 21 de abril de 2020

Notas sobre el virus





Siempre hay algunas noticias que por su contenido, aunque provengan desde lugares tan distantes como Washington y Torrejón de Ardoz no dejan de llamarnos la atención.
Seguramente habrán escuchado sobre el empeño del pelopanoja de que aparezca su nombre en los cheques de 1.200 y 600 (según hayan pagado o no impuestos) que el gobierno americano va a entregar a millones de sus ciudadanos, para compensar de la falta de ingresos que se avecina; sería así llamado el cheque de Trump, y eso en un año electoral no es asunto menor, que diría Rajoy.
También conocerán que el Ayuntamiento de Torrejón de Ardoz ha buzoneado, sirviéndose de la guardia municipal y voluntarios, diez mascarillas para cada vecino - sí esas tan difíciles de conseguir, además de caras-, lo cual no había hecho ningún municipio en España. Lo que quizás no sepan es que el alcalde, del PP, tiene 19 asientos en el consistorio de un total de 27. La vecina entrevistada sobre esta cuestión dijo que eran las mascarillas del alcalde. No distinguió entre el actual y el anterior, pero yo me inclino por este último. Les dejo la tarea de averiguar sobre el mismo.

Resumiendo, ya tenemos una certeza total sobre quienes van a ganar las siguientes elecciones en Torrejón y en Estados Unidos. El cheque de Trump lo emite el Tesoro americano, que con ello incrementará la deuda, ya de por sí bastante elevada, pero que no es problema: el mundo seguirá comprando bonos del tesoro americanos como lo viene haciendo desde hace décadas. La deuda municipal de Torrejón, la pagaremos entre todos de cualquier manera.

Hay otras concomitancias tan curiosas como las descritas. En USA las ventas de armas han alcanzado niveles históricos. No nos preguntemos qué peligros nuevos amenazan a los ciudadanos americanos que puedan ser enfrentados disponiendo de más armas; el virus no se mata a tiros, lo que ineludiblemente nos lleva al miedo, como causante de esa inclinación a armarse: ante el miedo, se arman aún más. Y la Asociación Nacional del Rifle que en la anterior campaña electoral contribuyó con 90 millones de dólares para los gastos de Trump y compañía, agradecerá que el pelopanoja haya considerado las armerías como uno de los comercios esenciales que deben estar abiertos durante estos tiempos del virus.

Aquí no, no nos armamos de momento, aquí, si tenemos una vecina médico o enfermera le dejamos un recado bien visible en el portal, por si algunos otros vecinos no lo saben, pidiéndole que se vaya a vivir a otro lado. Total, cambiar de piso es, como todos sabemos, facilísimo. Y si se pone terca, le pintarrajeamos el coche, no se vaya a creer que no vamos en serio. Cualquier cosa antes de permitir que nos contagie. Luego, a las ocho de la tarde, saldremos al balcón, a aplaudir y sonreír.
De la gente esa, si es que es gente, que está hacinada en los Centros de Internamiento de Inmigrantes y otros lugares habilitados a tal fin, mejor ni acordarse; ni vamos a consentir que vengan más desarrapados. Que, además no sabemos en qué situación estarán, y ya tenemos bastante con lo que tenemos.

La patronal de la sanidad privada ha solicitado al gobierno apoyo financiero hasta el 75% de su facturación en tanto dure el virus, ya que tienen 2.200 camas sin utilizar y varias autonomías no han acudido a ellas en demanda de camas, por lo que no tienen a quien facturar y eso genera déficit de liquidez.
Como tenemos pocas dificultades para financiar la sanidad pública, lo justo sería que financiásemos también la privada. Hay que ayudar al capital, ¿a quién le vamos a pedir ayuda cuando la necesitemos? Que la necesitaremos, eso es seguro.

sábado, 18 de abril de 2020

Lucas y la información meteorológica


Este artículo ha aparecido en la revista OP Machinery, en su versión digital -qué remedio- del pasado mes de marzo.



Todos podemos ver cómo en la televisión – poco importa el canal- las noticias sobre la meteorología, - las noticias del tiempo, a secas- ocupan más y más minutos; otra cosa sería analizar su calidad, muchas veces nos muestran la blancura de la nieve como un fenómeno curioso y poco visto.
A mí me gusta enterarme de las previsiones a través de Aemet, ya saben, la Agencia Española de Meteorología, consciente de que nadie me va a proporcionar una información más fiable, basada en más datos y observaciones, e interpretada por técnicos conocedores de la materia; la única fuente fidedigna de información que un ciudadano español puede encontrar en su país. Pero he podido constatar cómo cada día que pasa esa búsqueda se vuelve más y más complicada.
Así, me he lanzado en busca de Lucas para que, como siempre, me de la explicación más exacta y completa.
-Hay varias razones -me cuenta, tras los saludos de rigor.
-Pues adelante Lucas, empieza por donde quieras.
-Vamos a ver, tú buscas tu información a través del móvil, ¿no?
-Pues las más de las veces, sí.
-Y encuentras que tu móvil, en vez de llevarte a Aemet como antes, te dirige a otras supuestas fuentes de información, ¿verdad?
-Verdad de la buena, Lucas.
-Está muy claro, amigo mío, una se llama eltiempo.es, otra weather.com, o tutiempo.net, ...
-Otras más, tiempo.com, accuweather.com, etc.
-Eso es, ya ves que no son otra cosa que la palabra tiempo en diferentes versiones e idiomas, cumpliendo con el hábito que tenemos los españoles de bautizar cualquier cosa en inglés para que adquiera un marchamo de calidad y modernismo.
-En efecto, Lucas, no se oye en ningún sitio una canción cantada en español, todas han de ser en inglés.
-Eso es. Pero volvamos a donde estábamos. ¿Imagino que tú sabes lo que es la Aemet?
-Sí, claro, por eso, como te decía, yo siempre incluyo la palabra Aemet en la búsqueda, pero es igual: siempre me sale alguna de las que hemos comentado, u otras, que hay más. Y tengo que seguir hasta que veo que estoy en Aemet.
-E imaginas que la información, la dé quien la dé, es la misma y tiene el mismo origen: Aemet, ¿no es así?.
-En efecto, y eso es lo que me cabrea.
-Pues mira, es muy sencillo de explicar: esas empresas, habría que saber si es una sola o varias, tienen en las compañías de telefonía unos motores de búsqueda para que, aunque tú pidas una fuente de información dada, se te dirija a ellas.
-¿Pero eso habrá que pagarlo?
-Naturalmente, las telefónicas no hacen casi nada gratis, y a las susodichas les cobrarán por aparecer en primer lugar. Y, además, esas que hacen predicciones, pagan a Aemet por la información. Así que pagan dos veces. Pregúntame el porqué.
-Pues te lo pregunto, me tienes en ascuas.
-Verás: hay un consenso generalizado en que USA prohibirá a su servicio nacional de meteorología seguir facilitando la información, excepto a empresas privadas que paguen por la dichosa información.
-Me dejas de piedra…
-Comprende que la información que ofrecen los servicios nacionales es muy compleja y muy útil y tiene mucho valor. Y no me estoy refiriendo a la pregunta de qué tiempo va a hacer en Cuenca el próximo fin de semana para decidir si voy o no voy, sino a lo que quieren conocer las empresas de navegación, las de transporte y tantas otras. Necesitan una información fiable, avanzada, constante y disponible, y para eso saben que hay que pagar. De modo que en estos asuntos hay dinero de por medio, y mucho dinero. Además…
- ¡Cómo! ¿Aún hay más?
-Siempre hay más, querido, a estas alturas debieras saberlo. Ellos, quiero decir los que mandan, piensan no compartir su información con los demás países, cosa que hasta ahora se hacía gratis et amore. Eso es dinero, más dinero del que nos podemos imaginar. Por eso, no tiene nada de extraño que algunos se estén situando en el mercado, quiero decir, invirtiendo en hacerse un nombre para cuando llegue ese momento. Y no te digo nada de cuando la crisis climática empiece a hacer de las suyas. Ahí sí que va a ser importante disponer de información y que sea lúcida
-Lucas, por favor, no me digas más…
-Tú lo has querido…
-Sí, sí, está bien, pero tengo que irme ¡Hasta luego, Lucas!






martes, 14 de abril de 2020

¡Salud y República!





Podríamos definir la forma república como el estadio superior de las formas de gobierno a lo largo de la Historia. La forma adulta podríamos decir, o también la más respetuosa con la población, que con ella adquiere la categoría de ciudadanos, abandonando la de súbditos; el state of the art, que dirían los estudiosos de esa evolución. La República Ateniense - que también esto debemos a Grecia- fue finalmente derrocada por los que aspiraban a otra forma de gobierno, digamos más expeditiva.

Esta ha sido una constante en la historia de la humanidad, la disputa entre la democracia y la dictadura. En muchas ocasiones, en la segunda opción se ha aligerado el yugo y se ha llegado a un compromiso entre el monarca y la ciudadanía: monarquía parlamentaria, se llama. Hay una forma monárquica, se mantienen el monarca y la dinastía, pero la política se lleva democráticamente: el rey reina, pero no gobierna. El ejemplo típico lo constituyen las monarquías europeas, donde hay una democracia plena, en unas monarquías de palacios y castillos. España está englobada en este grupo, pero debemos preguntarnos por qué tenemos un Rey que lee discursos escritos por “negros”, para que después sesudos comentaristas analicen las palabras del monarca.

Amigos de esos países se extrañan siempre de que en España continuemos con esa dinastía históricamente tan dada al vicio y a la corrupción, que se ha reencarnado en esa figura que se conoce como el rey emérito. Obviamente, la familia reinante tiene una carencia de legitimidad de origen por la dictadura de la que es continuadora y deudora. Dictadura, no lo olvidemos, que llegó al poder tras un “alzamiento” de fuerzas militares con apoyos católicos, monárquicos, terratenientes y partidos políticos de derechas. Esta urdimbre de fuerzas reaccionarias siempre pesará en la actual monarquía española, por muy moderna que quiera aparentar. Y, siendo imaginativo, yo recomendaría al monarca que propusiera el cambio de la actual monarquía a una República, de la cual él mismo fuera el Presidente por el plazo legal que se establezca, cuatro o cinco años; transcurrido el plazo, podría optar a una segunda y última presidencia, con el sueldo que se establezca para ese desempeño, si superara las elecciones correspondientes contra el candidato que llegara avalado por una consulta popular; quizás ganara y se convirtiera en un caso insólito en la historia. ¿Por qué no? Lo que no tiene sentido es que, por un mero hecho de filiación se pueda heredar un trono. Es algo que no se sostiene, y debemos recordar que al menos una vez en el siglo XIX, en esa familia se llegó a reinar sin ser hijo del rey, sino de uno de los múltiples deslices de la reina.

En fin, hemos venido a este mundo por un impulso vital que en su recorrido de miles de millones de años en esta tierra busca mejorarse y en ello se empeña. Y nosotros, vida consciente, debemos tratar de que esa mejora se desarrolle, y en nuestra vida en sociedad nadie sea más que otro, haya nacido donde haya nacido, y que todos los humanos tengan las mismas oportunidades. Para eso debemos construir una sociedad justa y equitativa e implantar las medidas conducentes a ese objetivo.

Consecuentemente, en este 14 de abril que nos recuerda la fecha en que se proclamó la Segunda República Española, quiero desear a todos ustedes dicha y felicidad. Con el saludo que a muchos nos identifica: ¡Salud y República!

Sé muy bien que este saludo no será compartido por todos; a los que no se sientan identificados, les deseo “solamente” salud y felicidad.



domingo, 12 de abril de 2020

Balcones anti virus





Las ocho de la tarde, la hora de los aplausos, cuando vamos conociendo vecinos nuevos, que no es que hayan llegado ahora, que estaban ahí, en ese mirador de enfrente, en esa ventana, en ese balcón en el que no habíamos reparado; veíamos gente sí, pero no la conocíamos, ni siquiera de vista. Enfrente hay una familia cuya hija, Julia, lanza un irrintzi, típico grito vasco, un aúpa vecinos, o un aúpa Amara, que logran que los aplausos se renueven con mayor fuerza, y las sonrisas y los saludos desde la lejanía se multipliquen. Después, nos retiramos al interior de nuestros castillos y escuchamos las noticias y nos ponemos al día de lo último que ha sucedido. He de confesar que apenas sigo el recorrido vital del virus (¿puede ser esto redundante?) porque resulta obsesivo y es mejor atender solo una o dos veces al día.

Cuando salgo a los aplausos pienso unos segundos en el personal sanitario y en el amplio grupo de oficios y personas que nos hacen la vida posible durante este largo confinamiento; unos segundos, no crean, lo que han tardado ustedes en leer la frase anterior. Después, en otros momentos del día, como este que compartimos ahora, pienso en la gente que está en casas poco cómodas, o en malas condiciones, o no tienen casa, que piensan en el próximo futuro porque hayan perdido su trabajo o sospechen que puedan perderlo, que tengan un familiar ingresado con la etiqueta de contagiado…

Escucho a un enterrador madrileño que explica el sufrimiento y el pesar de los deudos que no han podido despedirse de su familiar y lo están enterrando sin ceremonia. A continuación hablan de Nueva York y su número de muertos, que ya se acerca al nuestro y va a batir récords mundiales e históricos, y veo, en un paraje desolado con edificios desconchados y abandonados, un terreno baldío donde han abierto una zanja para depositar docenas y docenas de féretros de desnuda tabla sobre las cuales vierten paladas de tierra sucia y húmeda, y dicen que son muertos sin reclamar, y que cuando sean reclamados los volverán a desenterrar… Pienso que no hay razón para que nos quieran engañar, la emisión televisiva es para nosotros no para los neoyorquinos. Esas personas que entierran así son las que ellos llaman losers, perdedores, que es uno de los peores insultos en la tierra del triunfo garantizado para quien trabaje duro y constante. Nosotros sabemos que ser pobre y negro o hispano es tener todos los números para ser carne de presidio, para no poder pagar un seguro sanitario que te salve del virus, para ser un perdedor en ese país donde se presume de impuestos bajos o nulos, y que algunos quieren trasplantar aquí, cuando lo que hemos de hacer es justamente lo contrario. Esos muertos de la zanja nunca serán reclamados por nadie, nadie va a reclamarlos porque sería prohibitivo para sus bolsillos o porque quizás ni sepan qué ha sido de ellos. Y porque además tampoco exista registro de cada uno. Recuerden sin ir más lejos, el caso de los fallecidos españoles en el accidente del Yak-42 en Turquía: Cuántos golpes de pecho, cuánto saludo a la bandera, cuánta apelación a la patria por parte de los directamente responsables, grandes militares y políticos españolísimos.

Así que juntémonos con nuestros vecinos, seamos una piña, conozcámonos mejor, hagámonos mejores, si es posible.
Y, sobre todo, no nos dejemos engañar. Esto lo superaremos unidos, todos a una, pero no como un rebaño.

martes, 7 de abril de 2020

Comentarios nada víricos





En algunas ciudades españolas se están habilitando hoteles para que alberguen enfermos leves en su fase de recuperación del virus y queden así libres las camas hospitalarias que nuevos pacientes puedan necesitar (respiro, me ha salido todo de un tirón, sin una sola coma).
Creo, pero puedo estar equivocado, que en China se conocen como Arcas de Noé, y me pregunto de dónde habrá salido tal apelativo, dada la escasa tradición bíblica en el confucionista mundo de la etnia Han. Pero bueno, a lo que íbamos: Yo escuché que la asociación hotelera madrileña había “puesto a disposición” de las autoridades sanitarias el Hotel Colón y el Hotel Miguel Ángel, entre otros; por su parte, el consistorio donostiarra ofreció también el Hotel María Cristina a tal fin, en el que ya han entrado algunos nuevos “clientes”. Hay que precisar que este hotel pertenece al Ayuntamiento, que lo tiene actualmente cedido en arrendamiento a la división de hoteles de lujo The Luxury Collection, de la cadena americana Marriot.

En México, cuando alguien te dice, refiriéndose a cualquier cosa suya por la que muestres admiración, “a la orden” con ello quiere decir, sin ningún género de dudas, que puedes considerarla tuya, y puede llegar a ofenderse si te niegas a recibirla. Aquí no llegamos a tanto, pero cuando escucho esa expresión “poner a disposición” entre una entidad y otra y sobre todo en una circunstancia como la actual, yo entiendo exactamente que la entidad oferente no espera recibir pago alguno de aquella otra que recibe. Y la oferta consistorial seguramente no le costará un céntimo a la sanidad vasca.

Para ello habrá hablado con su arrendatario que, lógicamente, tiene el hotel cerrado, le habrá comentado que desearía disponer por un plazo dado de esa propiedad para el propósito reseñado y, aquí, la disyuntiva: ¿Habrá contestado Marriot con la misma altura de miras diciendo faltaría más, dispón del hotel, devuélvemelo como está ahora, o le habrá dicho, pues bien, me descuentas ese tiempo del alquiler de este año? La primera posibilidad sería la lógica, en cierta forma la compañía está ligada a la ciudad, y sería un detalle. Pero en el mundo de los negocios lo que prima sobre todas las cosas es la cuenta de explotación, y los nubarrones sobre el mundo del turismo son espesísimos. Adivinen ustedes la respuesta, mientras esperamos a conocerla.

En cualquier caso, y para no llevarse sorpresas, yo soy partidario de proceder de diferente manera. Dado que todos los hoteles están cerrados y varios de ellos reúnen unas condiciones similares, aunque sin el glamour del María Cristina, el propio departamento de sanidad (y no el Ayuntamiento) debiera haber sondeado a esos varios para estar seguro de que la operación vaya a salir gratis. Y con la premisa de que sean de cadenas nacionales.

Por otro lado en la operación del Maria Cristina, una constructora local ha procedido a lo necesario para garantizar que el hotel vuelva a tener suelos, paredes y techos en las mismas condiciones originales. Y sin cobrar. ¿Qué les parece? A mí, mal. Siempre tendremos la sospecha de si en futuras adjudicaciones no se estará cobrando lo que ahora regala. Sáquese a concurso urgente y páguese lo que sea menester. Funcionemos con impuestos. La caridad está muy bien, pero cuando se practica individualmente.





lunes, 6 de abril de 2020

La guerra





Y entonces aparecieron todos, los uniformes resplandecientes, aquellas pecheras repletas de cruces, medallas e insignias, con esas chapas de colores de las que los profanos ignoramos su significado pero que deben ser algo así como el resumen de las cuentas bancarias para los millonarios; dos de ellos, los de la Guardia Civil y la Policía Nacional con unas apariencias de gente bragada en el oficio; el Jemad, la máxima autoridad militar, con el aire de suficiencia que le otorga el cargo: la cabeza echada hacia atrás, permitiéndole observar y dominar mejor la escena. Podían haber llevado el uniforme de faena, o como se diga, ese en el que solo se distingue el nombre y la gradación, y que da mejor apariencia, la apariencia del que está trabajando, pero...
Así empezó el despliegue de ese lenguaje militar que ha acabado por imponerse: todo el mundo habla de la guerra, desde el presidente del gobierno hasta la oposición; desde científicos hasta filósofos, el último, hoy mismo, Josep Ramoneda, que ha dicho que el confinamiento supone, de hecho, un recorte en las libertades individuales. Salvo en la de opinión, diría yo.

Así que yo no voy a ser menos, hablaré también en términos militares, aunque mi guerra va a estar más dilatada en el tiempo. Tenemos, no obstante, que acumular el bagaje necesario, lograr que la intendencia de las ideas trabaje sin descanso, para que cuando llegue el momento, que llegará, no de golpe en un amanecer radiante, sino en pequeñas fases que nos irán dando esas cotas de libertad que nos han sido arrebatadas, estemos preparados para esa guerra, para esa batalla, más bien, que habremos de librar. Porque la guerra no es nueva, es la guerra de siempre, la que se lleva librando batalla a batalla desde tiempo inmemoriales, pero sobre todo desde que la avaricia y la acumulación de poder en manos de unos pocos empezaran a dejar a las mayorías sociales con la parte residual de las ganancias, desde que se inició esa loca carrera que ha llevado a que el 1% de las personas acumulen tanta riqueza como el 45% restante, en tanto el 50% de la población mundial no llega al 1% de la riqueza.

Debemos estar preparados para que la salida de la crisis del virus se aproveche para encaminar actividades en el entorno de la lucha contra la crisis climática. La crisis anterior nos hizo perder una cierta hegemonía industrial en el dominio del aprovechamiento de la energía solar; quizás estemos a tiempo de recuperar esos años perdidos, y ganar esa guerra

Tampoco podemos perder la guerra que la socialdemocracia viene perdiendo desde hace decenios. Hasta el punto de que hoy ese concepto político-social se muestre carente del significado profundo que tuvo en sus mejores momentos, encarnados en el Partido Socialdemocrático Sueco, que en las décadas de los treinta, cuarenta y cincuenta del siglo pasado llevó al país a instaurar el Estado de Bienestar que ahora añoramos. No podemos perder la guerra por la Sanidad Pública, que tanto ensalzamos ahora, debemos revertir al dominio público aquellos hospitales que hoy explota la sanidad privada, principalmente en las comunidades madrileña y valenciana; no podemos consentir el fracaso de los cientos de residencias privadas, en manos de compañías de seguros y fondos de inversión extranjeros que se han revelado causantes de buena parte de los ancianos residentes fallecidos. Y quizás tengamos que reconsiderar la arquitectura autonómica en estos aspectos para que la sanidad pública tenga una responsabilidad única y no esté al albur de las políticas de ciertas autonomías que drenan los fondos públicos en favor de actividades privadas.

Y en el mismo sentido, la política impositiva ha de ser la misma para toda España. No puede ser que, como en el caso de Madrid, se elimine el impuesto del patrimonio y de sucesiones y luego, en caso de necesidad, se venga a exigir a la administración central un trato igual que a las demás autonomías.

Estas son la clase de guerras de verdad, las que tenemos que ganar. Para situaciones urgentes, en caso de necesidad, disponemos de la UME (Unidad Militar de Emergencia) un cuerpo de ejército que justifica y prestigia la profesión.




miércoles, 1 de abril de 2020

La Renta Básica Universal






Esperamos el análisis sobre la Renta Básica, pero ni hablas de eso ni del coronavirus, a pesar del título. Así se expresa, impaciente, un seguidor asiduo. Así que nada de coronavirus, esta entrada se va a llamar Renta Básica Universal, ni coronavirus ni zarandajas.

Será bueno empezar por una definición, a ver si nos sirve esta: La Renta Básica es un mecanismo en virtud del cual cada persona, por el hecho de serlo, recibe del Estado en el que habita, una remuneración mensual que le garantice el acceso a una vida digna. Persona significa individuo mayor de edad; si tiene hijos a su cargo, recibirá una fracción de esa remuneración por cada uno. El hecho de recibir esa remuneración no implica obligación ni contraprestación alguna respecto al Estado pagador; es incondicional.

El individuo en cuestión puede tener trabajo o no, o desear, o no, tenerlo; puede ser rico o puede haberle tocado la lotería; puede tener casa propia o varias casas, o no tener ninguna; puede vivir solo o con su pareja (que también cobrará su RBU, como es lógico), y puede tener hijos por los cuales cobrará una parte adicional, como hemos señalado más arriba.

Este sistema va más allá de los ya establecidos, que hemos visto anteriormente, que buscan una cierta justicia social, ayudando a los que menos tienen, tratando de establecer unas bases sociales más justas. La RBU implica una revolución social que precisaría grandes cambios en la legislación fiscal, ya que establece un mínimo de IRPF (Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas), que estaría constituido por la percepción de ese ingreso, por el que nada se pagaría, y a partir de ahí, una marcada y progresiva escala de tipos, junto la consideración de cualquier rendimiento de capital, rentas mobiliarias e inmobiliarias, herencias, etc, al mismo tipo impositivo que las de trabajo, que como hemos señalado, sigue siendo una opción para quien la desee. En esta última cuestión descansa gran parte de la capacidad distributiva de la RBU, ya que hasta ahora, las rentas de capital no tributan como las rentas de trabajo. Recuerden el comentario de Warren Buffet, uno de los hombres más ricos del mundo, sobre el hecho de que las secretarias de su oficina personal pagan más IRPF que él mismo.

Es decir, el IRPF deviene más progresivo, y en esa mayor función recaudatoria va a residir la capacidad de la Hacienda para afrontar la propia Renta Básica Universal. Sobre esta viabilidad financiera hay ya varios estudios. En nuestro país, Arcarons, Raventós, y Torrens (Universidad de Barcelona) los han llevado a cabo, referidos a Cataluña, Guipúzcoa, y el resto de España, agrupados así por las diversidades tributarias. Los resultados son accesibles y muestran su viabilidad, baste decir que los referidos a Guipúzcoa establecen un aumento impositivo para las rentas altas de casi el 4%, cuando la diferencia de presión fiscal que soportamos comparada con la europea está cifrada entre el 5 y el 8 por ciento.

Ejemplos de Renta Básica (quitamos lo de Universal porque el experimento no lo era) se han llevado a cabo en varios países, el último de ellos en Finlandia en 2017. En ese país se entregaron 560 euros mensuales libres de impuestos a 2.000 personas en paro durante dos años. Los resultados de este experimento sobre la disposición de los perceptores por encontrar trabajo con respecto a los demás, y sus repercusiones sociales se conocerán en breve. En Suiza se convocó un referéndum federal en 2016, con una renta de 2.260 euros, se abstuvieron el 55% de los ciudadanos, y a favor votaron el 23%, con lo que el no venció por un 77%.

La RB constituye un movimiento en alza, muy centrado entre los economistas académicos pero sin un apoyo claro y decidido a nivel de calle. Si la UE no ve claro que tenga que salir en apoyo de los países que van a sufrir más intensamente esta crisis derivada del coronavirus, si no hay una conciencia de que enlazaremos esta crisis con la necesidad de implementar políticas de descarbonización que serán muy caras, si la ciudadanía espera retomar de nuevo la senda consumista que traía, será difícil que triunfen políticas que busquen la justicia social, la lucha contra la desigualdad y opten por el progreso y el bienestar de las personas.

Pero seguiremos en esa línea; sabemos que nos asiste la razón.