martes, 29 de marzo de 2016

La hora de la verdad (y 7)






No se sabe si por la mañana o por la tarde, mañana se producirá el encuentro más esperado, Pedro Sánchez recibirá a Pablo Iglesias. Entretanto, hoy noventa o cien días –qué más da- después de las elecciones, Pedro se ha reunido con Albert, con el objetivo de “mejorar” el pacto que les une, para que sea más fácilmente asumible por Pablo. En vez de doscientas medidas que mejoren la situación de los españoles, el nuevo pacto podrá contener cuatrocientas o quinientas. ¿Quién da más?
Por otro lado Pedro ha tenido el gesto de retrasar el congreso de su partido, perdonando la vida a sus posibles competidores por la Secretaría General, al considerar que ahora está en una situación de debilidad que se transformará en fortaleza y ventaja una vez que asuma la presidencia del gobierno. ¡Así está de crecido!
En estas condiciones, es de imaginar que Pablo se habrá preparado concienzudamente para el encuentro de mañana con el gran líder de la transversalidad hispánica. Es de prever que Pedro mantenga una línea abierta permanente con Albert para ir consultando las propuestas y ganar tiempo; de este modo, el gran pacto por el cambio se hará una realidad y tendremos un nuevo gobierno.
Pero, por si a Pablo le sirve el consejo,  yo exigiría un encuentro con “luz y taquígrafos”, con la presencia de un notario que de fe de las propuestas y las respuestas, y si esto no fuera posible, una grabadora en la mochila resultaría de gran utilidad. Sería la única manera de que Podemos no aparezca como el malo de la película, como el culpable de la nueva convocatoria de elecciones.


lunes, 28 de marzo de 2016



Miguel Hernández
1910-1942
Poeta


VIENTOS DEL PUEBLO ME LLEVAN


Vientos del pueblo me llevan,
vientos del pueblo me arrastran,
me esparcen el corazón
y me aventan la garganta.

Los bueyes doblan la frente,
impotentemente mansa,
delante de los castigos:
los leones la levantan
y al mismo tiempo castigan
con su clamorosa zarpa.

No soy de un pueblo de bueyes,
que soy de un pueblo que embargan
yacimientos de leones,
desfiladeros de águilas
y cordilleras de toros
con el orgullo en el asta.
Nunca medraron los bueyes
en los páramos de España.
¿Quién habló de echar un yugo
sobre el cuello de esta raza?
¿Quién ha puesto al huracán
jamás ni yugos ni trabas,
ni quién al rayo detuvo
prisionero en una jaula?

Asturianos de braveza,
vascos de piedra blindada,
valencianos de alegría
y castellanos de alma,
labrados como la tierra
y airosos como las alas;
andaluces de relámpagos,
nacidos entre guitarras
y forjados en los yunques
torrenciales de las lágrimas;
extremeños de centeno,
gallegos de lluvia y calma,
catalanes de firmeza,
aragoneses de casta,
murcianos de dinamita
frutalmente propagada,
leoneses, navarros, dueños
del hambre, el sudor y el hacha,
reyes de la minería,
señores de la labranza,
hombres que entre las raíces,
como raíces gallardas,
vais de la vida a la muerte,
vais de la nada a la nada:
yugos os quieren poner
gentes de la hierba mala,
yugos que habéis de dejar
rotos sobre sus espaldas.
Crepúsculo de los bueyes
está despuntando el alba.

Los bueyes mueren vestidos
de humildad y olor de cuadra:
las águilas, los leones
y los toros de arrogancia,
y detrás de ellos, el cielo
ni se enturbia ni se acaba.
La agonía de los bueyes
tiene pequeña la cara,
la del animal varón
toda la creación agranda.

Si me muero, que me muera
con la cabeza muy alta.
Muerto y veinte veces muerto,
la boca contra la grama,
tendré apretados los dientes
y decidida la barba.

Cantando espero a la muerte,
que hay ruiseñores que cantan
encima de los fusiles
y en medio de las batallas.

jueves, 24 de marzo de 2016

Tres historias


Este artículo se publicó en el nº de marzo de la revista OP Machinery



Hay tres hechos, sin ninguna relación entre sí, que tienen ciertas concomitancias que quiero presentar a su consideración. He de añadir que para cuando ustedes lean estas líneas, dos de ellos, los menos importantes, habrán quedado cubiertos de polvo, en algún rincón de nuestra memoria; el tercero, en cambio, seguirá ganando densidad, sin que podamos aventurar que rumbo pueda tomar. Vayamos por partes.
La ciudad de Málaga ha sufrido hace un par de semanas una huelga de los trabajadores de la limpieza pública. Huelgas hay en todos los lugares y en todos los momentos. La empresa trata de minimizar sus costes, y en tiempos críticos como los actuales, con una legislación laboral favorable, ese objetivo recae sobre todo en los empleados; así, España ha logrado, a costa de los trabajadores, ser un modelo en toda Europa en cuanto a bajos salarios, menores derechos sociales y nula falta de estabilidad laboral, factores que conducen a la extensión de la pobreza y a una mayor desigualdad social.
El segundo hecho fue el deseo expreso de un concejal catalán del PP de que la alcaldesa de Barcelona se dedicara a fregar suelos.
Estarán ustedes conmigo si les digo que todos los trabajos son dignos, si se ejecutan con dignidad –valga la redundancia- y con profesionalidad. Las mujeres que fregaban suelos y escaleras, antes de que un español inventara la fregona, lo hacían de rodillas, dejándose las  uñas en el empeño. Yo recuerdo haberlo visto siendo niño, en aquellas estrechas y oscuras escaleras de madera. Nunca se me ocurrió dudar de su dignidad, y nunca lo he hecho. Al igual que de otros muchos trabajos que en aquellos años se hacían con mayor exigencia física que en la actualidad. Todo tipo de trabajo conlleva la misma carga de dignidad, y, si me apuran, aún me parecen más dignos los que, en la parte más baja de la escala social, son ejecutados por personas humildes que transmiten en su quehacer una carga de decencia y amor por lo bien hecho, que no se encuentra en otros trabajos de mayor relieve.
Tal consideración es extensible al gremio de los trabajadores de la limpieza; lo afirmo sin ningún género de dudas. Y también sin dudas, les puedo decir que es propio de la condición humana desear que nuestros hijos tengan, de adultos, una vida mejor que la nuestra, por la vía de un mejor trabajo. Pues bien, ya es hora de que lo sepan: una de las clausulas que los trabajadores de Málaga reclamaban era el derecho a legar su puesto de trabajo a su jubilación. Ignoro si han mantenido ese derecho, eso no importa ahora, pero me parece un indicio claro de la situación en la que actualmente se encuentra España.
El tercer hecho se refiere al impulso primero que tenemos los humanos, que es el de salvar nuestra vida. Seguir ese impulso, salvar la vida propia y de su familia, y si es posible mejorarla, es lo que intentan cientos de miles de sirios e iraquíes y otras etnias, a los cuales la estructura política en que estamos encuadrados responde de una manera que no me atrevo a describir aquí, en consideración a ustedes. Creo que los refugiados y las imágenes de Siria en general son para nosotros como un espejo que nos devuelve aquello que no queremos ver de nosotros mismos. En unos produce rabia y odio hacia los desvalidos; de ahí, el comentario del concejal. En otros, renueva la sensación de desamparo que se va apoderando de los españoles ante un futuro sin esperanza de una vida mejor; por eso, el deseo de legar un puesto de trabajo, aunque sea de barrendero.
Quizás ustedes encuentren otras concomitancias entre los tres hechos de que hablábamos al inicio; para mí son caras del mismo prisma, y para finalizar permítanme que les recuerde ese adagio que dice piensa globalmente, actúa localmente. Las cosas están más interrelacionadas de lo que a simple vista parece. Y, sobre todo, no nos dejemos engañar.





lunes, 21 de marzo de 2016

Me basta así






Me basta así

Si yo fuese Dios
y tuviese el secreto,
haría un ser exacto a tí;
lo probaría
(a la manera de los panaderos
cuando prueban el pan, es decir:
con la boca),
y si ese sabor fuese
igual al tuyo, o sea
tu mismo olor, y tu manera
de sonreír,
y de guardar silencio,
y de estrechar mi mano estrictamente,
y de besarnos sin hacernos daño
-de esto sí estoy seguro: pongo
tanta atención cuando te beso-;
                              entonces,
   si yo fuese Dios,
podría repetirte y repetirte,
siempre la misma y siempre diferente,
sin cansarme jamás del juego idéntico,
sin desdeñar tampoco la que fuiste
por la que ibas a ser dentro de nada;
ya no sé si me explico, pero quiero
aclarar que si yo fuese
Dios, haría
lo posible por ser Ángel González
para quererte tal como te quiero,
para aguardar con calma
a que te crees tú misma cada día,
a que sorprendas todas las mañanas
la luz recién nacida con tu propia
luz, y corras
la cortina impalpable que separa
el sueño de la vida,
resucitándome con tu palabra,
Lázaro alegre,
yo,
mojado todavía
de sombras y pereza,
sorprendido y absorto
en la contemplación de todo aquello
que, en unión de mí mismo,
recuperas y salvas, mueves, dejas
abandonado cuando –luego- callas...
(Escucho tu silencio.
                     Oigo
constelaciones: existes.
                         Creo en ti.
                                   Eres.
                                         Me basta).


Ángel González, 1965






jueves, 10 de marzo de 2016

La hora de la verdad (6)





Cuando alguien se empeña en repetir a otro, para que lo oigan los demás, cosas que sabe que no tienen fundamento, suele ser porque tiene en muy baja estima a esos otros que escuchan. Vamos, que piensa que son unos ignorantes o que tienen muy pocas luces. Me pregunto qué pensará Pedro Sánchez  de nosotros cuando, una y otra vez, nos dice que Podemos y el PP buscan lo mismo sólo porque no están dispuestos a votar lo que él quiere. ¿Pensará que somos tan cortitos? ¿O será que no tiene mejores argumentos? Quizás simplemente le dé exactamente igual lo que pensemos de él, lo cual puede ser más grave aún.
Porque viendo a esas planas mayores de los partidos políticos, todos tan uniformados, me da siempre la sensación de que están dentro de una urna de cristal, que viven ajenos al mundo real donde nos encontramos el resto de los mortales. Al contemplarlos en esa burbuja puedo entender –no digo compartir- ese empeño en repetir esos mensajes machaconamente día tras día.
En cualquier caso, la hora de la verdad está ahora más cerca, o eso me parece a mí. En la cuarta entrega nos preguntábamos si el Psoe saldría a las nuevas elecciones con el programa que trajo a las de diciembre, o bien con el que ha consensuado con C´s. Pero ahora la pregunta es si habrá nuevas elecciones. Con ese pacto y la petición expresa de que Rajoy se haga a un lado y facilite la gran coalición, todo apunta a que ésta sea posible. Un pacto a tres daría estabilidad y merecería el plácet de la oligarquía española y de las autoridades europeas. Al fin y al cabo, para él sería lo más cómodo, cumpliría con todos los de su burbuja, salvaría su culo –Celia dixit-, y Rivera, más preocupado por su corbata, no será un socio incómodo. Además, evitamos que más diputados del PP pidan su compensación al no perder el escaño.
Y me parece más cercano que nunca, sobre todo después de escuchar a Pedro Sánchez rogarle a Pablo (Manuel) Iglesias que se siente a negociar y  que puede contar con su vicepresidencia. (Ya me entienden, tiene que salvar la cara)
¿Los españoles, preguntan ustedes? Sobre esto volveremos otro día.




martes, 8 de marzo de 2016

Europa raptada


El siguiente artículo fue escrito a finales de septiembre de 2015, pero por un inoportuno traspapeleo, se ha publicado en el número de febrero pasado de la revista OP Machinery.
A la luz de los acuerdos a que trata de llegar estos días Europa con el gobierno turco, considero que aún tiene actualidad.








En mi anterior reflexión sobre Europa (y su rapto) centraba mi análisis sobre el caso griego, que congregaba todas las miradas de la actualidad en aquellos, ya lejanos días, de la segunda mitad del mes de julio.
No teníamos la foto del pobre niño ahogado en la playa turca, ni sabíamos de Petra Laszlo, con su alevoso repertorio de patadas y zancadillas. Todo ello nos ha hecho despertar a una nueva realidad. Para constatar, de la forma más desesperanzadora posible, que en Europa no hay, tampoco, una política común, un sentimiento común, ni una vergüenza común. Y hemos aprendido que veremos imágenes aún más crudas, a medida que el “General Invierno” endurezca su táctica.
El resultado de las elecciones griegas nos ha sido silenciado. Creo que es lícito preguntarse si hubiera ocurrido lo mismo en el caso de un resultado diametralmente opuesto. Estoy seguro de que no, el gobierno español habría preferido un triunfo de sus correligionarios griegos, como habría preferido también que las opciones independentistas se desinflaran en el caso catalán. Por el contrario, ha tenido que ver cómo los griegos han optado por que sea Syriza quien administre la miseria a que lo haga, quedándose de paso con la comisión por la gestión, el partido de Nueva Democracia. Algo parecido le ha pasado con Portugal. Y ha tenido que ver también el poco apoyo cosechado en Cataluña, aviso de lo que le va a ocurrir en las elecciones generales de diciembre.
¿Existía Siria en aquellos momentos? ¿Dónde estaba el foco de las noticias, cuando ya se habían movido millones de sirios –familias enteras o lo que quedaba de ellas-, cuando esos grupos humanos se movían por Turquía y Grecia, fundamentalmente? En Europa no se hablaba de ello, y, lo que es más grave, las estructuras de gobierno europeas no avisaban de lo que se avecinaba. Ha habido quienes han comparado este éxodo de ciudadanos del Oriente Medio con el de los godos que, presionados por Atila, llamaron violentamente a las puertas del decadente Imperio Romano. Aquél proceso adelantó en poco más de cien años a la caída de Roma.
En estos mismos momentos asistimos a la erección de nuevas vallas, dotadas de concertinas –made in Spain- en las fronteras de Hungría, que ha copiado el mismo procedimiento puesto en marcha por España alrededor de Ceuta y Melilla. Y ello, rompiendo un acuerdo tomado en Bruselas por los responsables políticos de la Unión Europea.
Supongo que es pronto para decir cómo va a resolverse este conflicto. La solución segura va a ser la del largo plazo, de tal modo que bien podemos decir que Europa será mestiza o no será; la defensa a ultranza del propio y escaso bienestar ante la amenaza de una riada incesante de inmigrantes cuyo empuje parece avasallador no nos deja otra opción racional: quinientos millones de africanos darán el salto en un momento u otro, y otros tantos asiáticos tantean también su oportunidad. Este es el futuro que le espera a Europa, ya sea cuestión de años o de unos pocos decenios, pero no tardarán tanto como los bárbaros del norte que acabaron con el Imperio Romano.
Sea como fuere, parece que tenemos que concluir en que de aquella Europa que supuso un sueño común queda muy poco, si no es nada. Al escribir estas líneas, puedo decir que estamos como al principio: la solidaridad europea se ha esfumado; los refugiados se quedarán en sus campamentos y ningún país llevará a cabo la acogida; esperaremos a que el crudo invierno cumpla su misión, las bajas sean importantes y esto desanime a la diáspora. Apenas queda la esperanza de que, como en otras ocasiones tan oscuras como ésta, los europeos hayan sido capaces de imaginar otra realidad y luchar por hacerla posible. ¿Habrá bombas para todos o Europa será capaz de organizar esos movimientos de otra manera? ¿Tendremos los líderes necesarios que señalen el camino o seremos guiados por los servidores de otras instancias, otras superestructuras, otros intereses que trascienden el mero interés de las personas?
Ustedes, ¿qué piensan?




sábado, 5 de marzo de 2016

La hora de la verdad (5)





Pedro Sánchez ha cosechado ya sus dos primeras derrotas en el proceso de investidura. Ahora se hace un punto y aparte, y se vuelve a la negociación para tratar de conseguir un resultado positivo. Sinceramente, no me gustaría que obtuviera una tercera derrota que nos llevara a unas nuevas elecciones. Pienso que no sería bueno que eso ocurriera, pero tampoco que haya que evitarlo a cualquier precio. Veamos cómo están las cosas:
Parte de los que dicen estar enterados afirman que el pacto que ahora tiene formado no es sino el embrión de otro, mucho más grande, que incluye al PP, sin Mariano como candidato a la presidencia, o bien, con Albert Rivera en esa posición; es decir un pacto de “derecha civilizada”; un pacto lampedusiano, para que nada cambie en profundidad. Esa solución, sin Pedro al mando puede parecer difícil, pero el verdadero objetivo, que es evitar que Podemos toque poder, está reclamado por muchas y poderosas instancias.
La otra posibilidad, un pacto entre Psoe, Podemos y algunos más, puede recibir el apoyo suficiente como para conseguir la investidura, sobrepasando los votos en contra del PP y C´s. Y en este caso, mi consejera áulica, piensa que podría lograrse si los dos grandes partícipes renunciaran a una presencia pública con demasiada visibilidad para ellos. ¿Cómo? Verán, ella dice que hay una figura que reúne ciertas características, y que aún no está quemado políticamente. Ayer mismo, Albert Rivera le echaba en cara a Pablo Iglesias que no se pareciera más a aquellos líderes comunistas que contribuyeron a que la transición se hiciera posible, y citó a Solé Tura y al propio Carrillo.  Mi consejera áulica señala que Alberto Garzón, aunque sea del Partido Comunista, tiene los cuernos y el rabo más pequeños que Pablo Iglesias, y que tiene un buen cartel, es muy prudente en sus manifestaciones, y maneras de chico formal y sensato. Vamos, el yerno que cualquier madre quisiera tener.
De modo que su propuesta es que Pedro y Pablo aceptaran a Alberto Garzón como presidente del hipotético gobierno de coalición, al que se podría unir, incluso, Albert Rivera, que contribuiría a dar prestancia a tal gobierno. ¿Bases programáticas para ese gobierno?  La Ley 25 de emergencia social, la reforma de la ley electoral y del Senado, con los aderezos que sean precisos en la Constitución, y la democratización de la Justicia y de los medios de comunicación estatales. ¿Qué les parece? Situaría al PP en la oposición, se podrían convocar nuevas elecciones en un par de años, cuando se hubiera visibilizado el cambio político, y tendríamos un horizonte bien distinto al de hoy.
Y si a Pedro este proyecto no le gustara, lo tendría que explicar de forma clara y concisa. Ya no podría poner a Podemos en el mismo lado de la balanza que el PP, y aquél se recuperaría del error que –a mi juicio- cometió al levantarse de la mesa de negociación, cuando el Psoe negociaba en habitaciones contiguas programas diferentes con partidos distintos.
Redondo, ¿no?



jueves, 3 de marzo de 2016

Tres de marzo de 2021

Vuelve a ser 3 de marzo y quiero repetir la entrada que leerán, si quieren, a continuación, como homenaje a las víctimas de la matanza de Vitoria, el 3 de marzo de 1976:

Hoy se cumplen 40 años de la matanza de Vitoria, siendo Manuel Fraga Iribarne ministro del Interior, y por tanto, máximo responsable de aquellos actos. Aquellos cinco obreros murieron defendiendo sus derechos.
Ese mismo día de hace cinco años, unas declaraciones de un responsable de la CEOE anticipaban claramente la política de recortes salariales vigente en nuestro país.
Lo que podéis leer a continuación es algo que escribí en la segunda ocasión.


Tres de marzo

     Ya saben ustedes que, hace unos días, la De Cospedal, habló de una posible reforma laboral para cuando alcancen el poder. Como no se entendió muy bien lo que quiso decir o no quiso explicarse mejor -para no asustar al personal, digo yo- hubo comentarios generalizados acerca de su alcance, aunque la mayor parte de ellos atinaron en el arcano.

     Les ofrezco hoy un comentario titulado Tres de marzo, porque se conoció en ese día del año pasado, que escribí en la misma fecha y que alcanzó a publicarse en el Euroequipos de febrero del mismo año. Ya ven que las cosas no siempre se dicen por decir -incluyo aquí las que nos dedica esa señora- sino que tienen su base doctrinal, en este caso en la mismísima CEOE.












TRES DE MARZO

de 1976 (en el recuerdo)





            No ha sido sin una creciente aprensión que he leído en la prensa de hoy la noticia de que José de la Cavada, responsable de Relaciones Laborales de la ConfederaciónEspañola de Organizaciones Empresariales (CEOE) había lanzado la idea de un nuevo contrato para los menores de treinta años, con un sueldo de 633 euros al mes -supongo que brutos, claro- o incluso menos, sin costos de seguridad social para las empresas, sin posibilidad de generar paro y sin indemnización por despido. Y no porque me afecte directamente, que lamentablemente, tengo más de treinta años y de dos veces treinta, sino porque me llamo José –léanlo abajo- y da la puñetera casualidad de que nací en La Cavada.Así que para algunos soy José (el) de La Cavada, que fonéticamente suena igual. Por ello he estado considerando la posibilidad de quedarme en casa, desconectar el teléfono y seguir los acontecimientos por Internet, que es lo bueno que tiene este medio, leer la prensa, entrar en el chat y ver los correos que te lleguen sin que el remitente sepa si los has leído o estás fuera. Y puedes estar así, al pairo, con los anteojos puestos y ver cómo se pasa la mañana y qué acontecimientos se producen.

         De modo que eso he hecho, he abierto el chat y he leído la prensa. Si por la tarde ha amainado el vendaval, saldré a dar una vuelta, pero no quiero exponerme a que alguien me reconozca por la calle y se arme la marimorena.

         Y pronto ha empezado a animarse el chat, y casi voy a copiar literalmente las entradas para que lo vean ustedes mismos. Omito el nombre del remitente porque creo que no viene al caso.

Uno: ¡Hay que ser hijo de puta para plantear estas medidas!
         Otro: Hay que entenderlo, hombre, esto es un aviso para navegantes.
         Otro: ¿Has dicho para navegantes o inmigrantes? Pues no creas, no sería mala idea. O que quieren estos inmigrantes de  mierda, ¿cobrar igual que nuestros hijos?
       Otro: Podrían cobrar al setenta por ciento, los españoles quinientos euracos y los sudacas y los negros trescientos.
          Otro: Querrás decir trescientos cincuenta.
Otro: ¡Joder, cómo afinas!
Otro: Oye, que mis hijos están todos trabajando y en buenos puestos.
        Otro: Suerte que tienes, yo tengo todavía a los dos de becarios y me cuestan más que cuando estaban en la uni.
          Otro: ¡Todo por los hijos!
         Otro: Sí, por los hijos de puta de los inmigrantes que vienen a quitarnos los puestos de trabajo.
        Otro: Con ese tipo de contrato seguro que el Díaz Ferrán no habría cerrado Air Comet.
          Otro: Y las empresas serían más competitivas.
 Otro: Y aumentarían las exportaciones. ¿No quieren eso?
          Otro: Y no haría falta fabricar fuera, ya que aquí saldría a costo.
          Otro: Pero si sólo dura un año, ¿después se puede meter a otros?
          Otro: Pues en esas condiciones que trabaje rita.
        Otro: Habrá quién no le quede más remedio que aceptarlo. Será mejor eso que nada, ¿no?
         Otro: Yo me iría al extranjero.
         Otro: Sí, en Air Comet, ¿no?
       Otro: Pues la cosa está muy jodida, unos alemanes le han propuesto a Grecia que venda alguna isla deshabitada, para aligerar la deuda.
        Otro: ¿Deshabitada? Pienso que sería mejor habitada, con esclavos y todo, así no hay que llevarlos.
         Otro: Y nosotros, ¿qué vendemos? ¿Gibraltar?
         Otro: Eso, eso, les vendemos Cataluña, con estatuto y todo.
         Otro más: ¡Y las vascongadas!

Como el asunto ya empieza a desvariar, les ahorro el resto, que, créanme, es de lo más jugoso. En los periódicos empieza a salir que el presidente de la CEOE ha dicho que esto no era en realidad una propuesta, sino sólo un ejemplo –de cómo pueden ir las cosas, digo yo- y Soraya Sáenz de Santamaría ha puesto cara de circunstancias, y que bueno, que no lo han recibido, que habrá que estudiarlo, que quién sabe… Pienso que ya ha pasado lo peor y me voy a tomar un blanco. De todas formas creo que deberían prohibir los apellidos toponímicos.