PÍLDORAS
17/08/15
Este
espinoso asunto del aeropuerto de El Prat, en Barcelona, está consiguiendo unas
buenas dosis de audiencia, ante las expectativas inciertas sobre su solución
final; vamos, es el culebrón de este mes de agosto.
Más
allá de esto, es un paradigma perfecto para entender diversos aspectos de la
realidad económica, social y política de España en estos años de la Gran
Depresión, donde se ha instaurado el axioma irrefutable del neoliberalismo
dominante que afirma, sin ambages, que toda actividad pública mejora cuando es
ejercida por el sector privado (sobre todo si son amiguetes)
A mí
me interesa destacar unas pocas cosas que no encontrarán en los medios de comunicación, `por ejemplo:
¿Va
a pagar Aena el coste de la intervención de la Guardia Civil?
¿Lo
va a repercutir a Eulen, que es lo que debiera hacer?
¿Va
a revisar el Gobierno la política vigente de subcontrataciones, para que hechos
como este no vuelvan a suceder?
¿Va
a entender la gente que protesta por el retraso en acceder a la zona de
embarque, y, lo que es más grave, perder su vuelo, va a entender repito, el
hecho de que los huelguistas son personas como ellos mismos, que son también
clase trabajadora y clase media, que los que manejan este cotarro no están
afectados por el problema puesto que disponen de otros medios para desplazarse,
o simplemente no se desplazan desde esos aeropuertos bulliciosos e incómodos?
¿Va
a comprender el público en general que está cayendo en la trampa de enfrentarse
con personas como ellos mismos, y que de ese enfrentamiento no surge otra cosa
que el beneficio para los de siempre, que nos miran condescendientes desde sus
torres de marfil? ¿O es que todavía hay alguien que cree que esos vuelan desde
los mismos aeropuertos que utilizamos nosotros?