miércoles, 29 de agosto de 2012

No tan malo




El pasado nueve de mayo escribíamos en estas líneas un comentario sobre el banco malo. Por lo que empezamos a saber hoy mismo, puede que no sea tan malo; de ahí el título de hoy.
Porque, como decíamos entonces, la clave estará en la calidad del gestor que el Gobierno nombre para presidirlo, pues la entidad tendrá una legislación especial, es decir, estará desregularizada al máximo. Es decir, no tendrá que dar cuentas ni por el precio al que pague los activos inmobiliarios ni por el precio al que los venda: podrá satisfacer las apetencias de los vendedores (bancos, en general) así como las de los compradores, que no parece que puedan ser los que cobran los cuatrocientos euros famosos.
¿Quién será ese hombre justo? ¿Quién tendrá ese inmenso caudal de criterio, honradez y confianza ilimitada en su persona? ¿Existirá tal hombre en nuestro país? ¿Cómo no nos hemos apercibido de su existencia?
A juzgar por los nombramientos que el actual Gobierno ha efectuado durante la legislatura, en cualquiera de las áreas de su incumbencia, la experiencia no nos hace ser, en absoluto, optimistas.
                Permanezcamos atentos a la pantalla.

sábado, 25 de agosto de 2012

Freedom leaks




Como seguramente recordarán ustedes, no hace tanto tiempo que Londres se negó en redondo a la extradición de Pinochet, de infausta memoria. Entonces el demandante fue el juez Garzón, en nombre de la Audiencia Nacional española.
La justicia británica desplegó todas sus artes en defensa de aquél personaje que, para muchos, no merecía morir en la cama como cualquier ciudadano honrado.
Ahora –curiosidades de la vida-, el mismo juez defiende la no extradición del creador de Wikileaks, a la que Londres parece proclive. En medio se encuentra Suecia, país poco sospechoso de dobleces diplomáticas; unas ciudadanas de ese país han acusado a Julian Assange de violación. Y entretanto, Washington afirma no tener intenciones de ser la última etapa del posible viaje del australiano.
Hubo un tiempo, y parece que ya ha pasado, en que funcionaban el asilo político y la presunción de inocencia, en defensa de la libertad de las personas.
Imposible aventurar cómo acabará este caso, pero la Gran Bretaña tiene tras de sí una acreditada postura de supeditación incondicional a los deseos de su ex colonia, hasta convertirse en el mamporrero oficial de la política americana. Por si acaso, he querido curarme en salud ante estas pérdidas de libertad a las que los anglosajones nos tienen tan acostumbrados.

sábado, 18 de agosto de 2012

Veintiún carros




Así es, veintiún carros. Ni más ni menos. Ni siquiera ha importado el valor de lo que contenían, que, perteneciendo al epígrafe de bienes de primera necesidad, no parece que fuera muy alto.
Este simple hecho de salir de un par de supermercados con veintiún carros cargados de comida y sacarlos gratis para repartirlos entre gente necesitada ha hecho correr ríos de tinta y, sobre todo, ha retratado unas cuántas cosas. A saber:
Ha hecho aún más popular al conocido alcalde de Marinaleda, a quien unos califican de sensible personaje de la izquierda, otros como la perfecta conjugación de los principios teóricos y de la praxis política y otros –en fin- como un oportunista.
Ha puesto de manifiesto la necesidad que hay en este país, acrecentada por la crisis y la falta de perspectivas.
Y ha retratado al ministro español del interior. Le faltaron veintiún segundos para salir en defensa del sacrosanto principio de la propiedad y emitir un mandamiento judicial contra el alcalde Gordillo, mandamiento que, dicho sea de paso, adolece de no sé qué triquiñuelas legales. Esto dejó muy satisfechas a las personas de orden y justicia y muy pocos, entre todo el espectro político –todo hay que decirlo- echaron en falta semejante velocidad de respuesta oficial ante robos mucho más importantes y descarados como los de la trama Gürtel, Urdangarín, Camps o Matas, o el mismo caso de Bankia o los preferentes.
Pero claro, estos otros casos no eran veintiún carros, ni eran braceros andaluces. Son la flor y la nata de esta sociedad hipócrita. Y tienen quienes les defiendan.

sábado, 11 de agosto de 2012

Alepo




Hace exactamente seis meses, el once de febrero pasado, publicábamos unas líneas con el título de Homs. Ciudad que encarnaba en aquellos momentos el triste privilegio de ser víctima de la tiranía más absoluta, la que ejerce el sátrapa contra su propio pueblo.
Hoy, once de agosto, aquel privilegio, tras pasar por media docena de ciudades olvidadas, tras mal de quince mil muertos y más de ciento cincuenta mil ciudadanos desplazados y refugiados en los países vecinos, ese privilegio, hay que repetir, recae sobre Alepo, la segunda ciudad del país.
La situación sigue siendo la misma; China y Rusia, más Irán, siguen apoyando al régimen asesino; los demás, también, aunque sea por omisión.
Poco importa ya cuál sea el desenlace de la batalla de Alepo; los maravillosos juegos olímpicos de que disfrutamos –cómplices a su manera- nos ocultan con su absoluto protagonismo en los informativos las lamentables noticias de esa ciudad mártir. Pero aunque el régimen gane esa batalla –ya saben, venceréis pero no convenceréis- tiene perdida la guerra. Lo lamentable sería que hubiera que esperar otros seis meses para publicar otra entrada que, con el título de Damasco, saludara el triunfo de los derechos humanos contra la estirpe de los dictadores.

sábado, 4 de agosto de 2012

Super Mario




Casi seguro que ustedes la han visto, esa foto en la que se les ve a ambos, Mario Draghi y nuestro Luis de Guindos; los dos en pie, de perfil, en Bruselas o alguno de esos sitios que frecuentan; Mario, su antebrazo derecho reposando displicente sobre el respaldo de lo que puede ser un escaño, levemente entornada la cabeza, los ojos cerrados, ofreciendo su oreja izquierda a las palabras de su interlocutor en atenta escucha; éste, nuestro guindo, los brazos a la espalda, en posición sumisa, cejas levantadas, arrugas en la frente, cariacontecido, hablándole.
Pudiera parecer un acto de confesión: he (hemos) hecho esto y lo otro, estamos así y asá, pero no sé qué más hacer, imploro tu caridad, todo lo espero de ti, tú que estás en las alturas.
O bien: ya ves cómo está la cosa, tío, esto no hay quién lo arregle, nos vamos a pique, ¡hombre!, si pudiéramos maquillar un poco las cuentas, como lo de Grecia, ya sabes, pero no quiero hacerlo solo, prefiero que tú lo sepas aunque siempre negaré esta conversación, claro…
Ambos son hombres de una educación y una formación exquisitas, provenientes de las mejores escuelas y con amplia experiencia en las altas finanzas internacionales. Ustedes, ¿con cuál de las dos posibles conversaciones se quedan?