El
pasado nueve de mayo escribíamos en estas líneas un comentario sobre el banco malo. Por lo que empezamos a saber
hoy mismo, puede que no sea tan malo; de ahí el título de hoy.
Porque,
como decíamos entonces, la clave estará en la calidad del gestor que el
Gobierno nombre para presidirlo, pues la entidad tendrá una legislación
especial, es decir, estará desregularizada
al máximo. Es decir, no tendrá que dar cuentas ni por el precio al que pague
los activos inmobiliarios ni por el precio al que los venda: podrá satisfacer
las apetencias de los vendedores (bancos, en general) así como las de los compradores,
que no parece que puedan ser los que cobran los cuatrocientos euros famosos.
¿Quién
será ese hombre justo? ¿Quién tendrá ese inmenso caudal de criterio, honradez y
confianza ilimitada en su persona? ¿Existirá tal hombre en nuestro país? ¿Cómo
no nos hemos apercibido de su existencia?
A
juzgar por los nombramientos que el actual Gobierno ha efectuado durante la
legislatura, en cualquiera de las áreas de su incumbencia, la experiencia no
nos hace ser, en absoluto, optimistas.
Permanezcamos atentos a la pantalla.