Casi
seguro que ustedes la han visto, esa foto en la que se les ve a ambos, Mario
Draghi y nuestro Luis de Guindos; los dos en pie, de perfil, en Bruselas o
alguno de esos sitios que frecuentan; Mario, su antebrazo derecho reposando
displicente sobre el respaldo de lo que puede ser un escaño, levemente
entornada la cabeza, los ojos cerrados, ofreciendo su oreja izquierda a las
palabras de su interlocutor en atenta escucha; éste, nuestro guindo, los brazos
a la espalda, en posición sumisa, cejas levantadas, arrugas en la frente,
cariacontecido, hablándole.
Pudiera
parecer un acto de confesión: he (hemos) hecho esto y lo otro, estamos así y
asá, pero no sé qué más hacer, imploro tu caridad, todo lo espero de ti, tú que
estás en las alturas.
O
bien: ya ves cómo está la cosa, tío, esto no hay quién lo arregle, nos vamos a
pique, ¡hombre!, si pudiéramos maquillar un poco las cuentas, como lo de
Grecia, ya sabes, pero no quiero hacerlo solo, prefiero que tú lo sepas aunque
siempre negaré esta conversación, claro…
Ambos
son hombres de una educación y una formación exquisitas, provenientes de las
mejores escuelas y con amplia experiencia en las altas finanzas
internacionales. Ustedes, ¿con cuál de las dos posibles conversaciones se
quedan?
Casi que una tercera , no apta para menores ni para estómagos delicados.
ResponderEliminarPero una doble o triple , combinando las aquí supuestas , creo sería la más acertada.