martes, 25 de septiembre de 2012

Galeusca




Galeusca, acrónimo formado a partir de los vocablos Galicia, Euskadi y Cataluña, fue, durante la Segunda República, un intento de concertación entre las tres autonomías citadas para hacer valer el peso de sus diputados en el Congreso español.
Ahora, ante la convocatoria de adelanto electoral en Cataluña, con el objetivo claro de lograr una mayoría proclive al independentismo –o para hacer olvidar, por una temporada, las penurias de la recesión- rescatamos este viejo concepto por si sirve para crear una nueva liga de fútbol en la que el Barça pueda brillar con luz propia. Imaginen una competición entre el Barça mismo, el Celta y el Deportivo, y el Athletic, la Real y el Alavés. Al Espanyol habría que mantenerle en la liga española, pero podría incluirse a algún equipo francés del Languedoc.
Esta sería una garantía para que Ciu sacara adelante su objetivo electoral ya que se contaría con la enorme masa de los aficionados al fútbol, que, como todo el mundo sabe, son legión; y me temo que legión influenciable.
De nada.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Pan y toros



Según dicen los informativos, anoche en el Camp Nou, durante el partido de Champions, prendió en las gradas el grito de ¡Independencia! (para Cataluña, se entiende). Tampoco me extrañaría que en el próximo partido en el Bernabéu (apellido catalán, pero obvien esto) los seguidores del equipo rival, el de la capital de España, la tomaran contra el Barça, Cataluña, las autonomías y demás zarandajas.
La consigna de Pan y toros ha tiempo que pasó a ser, en realidad, Pan y fútbol; actualmente, la TV nos ofrece, los viernes, un primer partido de fútbol, el sábado tenemos uno a las cuatro, otro a las seis, otro a las ocho y otro a las diez; el domingo, igual ración que el sábado, y el lunes, con el partido restante de primera división, se acaba la jornada; el martes, empieza la Champions, que acaba el miércoles, y el jueves se ofrece la Europe Ligue y vuelta a empezar.
No tengo ninguna duda de que antes de diez años, Cataluña, Euskadi y Galicia, serán estados independientes de España; para ello se habrá reformado la Constitución –ya saben, eso que es intocable-, todo habrá sido aceptado por Europa y todos viviremos en paz y más o menos como ahora; y beberemos cava catalán, ya que el champagne seguirá siendo más caro.
Si sigue habiendo rey, me parecerá igual de mal que se meta donde nadie le llama, pero espero que la gente se movilice por cosas que valen la pena: tenemos harto de ellas.
Se supone que habremos madurado algo. Si no, aviados vamos.

  


lunes, 17 de septiembre de 2012

Las manifestaciones





Los hechos:

El día once de septiembre, el día de Cataluña, hubo una manifestación en Barcelona, a la que acudieron, con toda seguridad, más de seiscientas mil personas. Dicho de otra manera, casi dos de cada diez ciudadanos catalanes se manifestaron a favor de la independencia de Cataluña. Cuatro días después, el día quince, hubo otra en Madrid, de carácter nacional, convocada por los sindicatos e innúmeras organizaciones ciudadanas que, a duras penas, logró reunir a sesenta mil personas. Dicho de la misma manera, no llegaron ni a dos de cada cien los ciudadanos españoles que se manifestaran contra los recortes.

La interpretación:

Alguien que no conociera las realidades española y catalana, podría, lícitamente, entender que:
Los españoles no catalanes viven mucho mejor que los catalanes, no tienen apenas paro, ganan mejores sueldos y no están afectados por recorte alguno.
O bien, los españoles no catalanes tienen sojuzgados a éstos, abusan de ellos y los catalanes han empezado a cansarse de esta situación.
O, también, los catalanes piensan que, si fueran independientes, la crisis no les afectará y los sucesos de corrupción que han protagonizado muchos de los que llevaban las pancartas por la independencia no volverán a producirse y podrán vivir en un nuevo estado próspero, democrático y justo.
O, finalmente, los catalanes son unos ingenuos, creen en el catalanismo y se dejan seducir por cantos de sirena.

Pregunta final:

¿Por cuál de estas razones u otras se inclinan ustedes?





lunes, 10 de septiembre de 2012

La cólera de Dios





Fue primero Ramón J. Sender, en 1968, quién se ocupó de aquél hijo de Oñate, rengo y de mal carácter. En su La aventura equinoccial de Lope de Aguirre podemos seguirle, desde el golpe de mano contra Ursúa, hasta la consumación de su delirio y su muerte a manos de sus hombres; el trayecto vital de una ambición despiadada y, en cierta medida, el anticipo en casi doscientos años de lo que harían los libertadores hispanoamericanos.
Después, en 1972, Werner Herzog retomó el personaje, poniéndole el rostro de Klaus Kinski: su película se tituló Aguirre, la cólera de Dios. Recomiendo ambas dos, la película y la novela.
Viene esto a cuento –como algunos de ustedes ya habrán adivinado- a propósito de ese movimiento, incipiente pero firme, que se viene observando entre las familias políticas de la derecha española. Ese conglomerado que se ha mantenido bien cementado, desde el centro derecha hasta la extrema derecha españolas, puede estar en vías de disgregarse, a semejanza de lo que ocurre entre los progresistas de este país.
Esa mujer de sempiterna mueca, tan difícil de definir como la de la Gioconda  –aunque a algunos les parezca una sonrisa- puede convertirse en el recambio de ese otro personaje gris, blando y falsario al que tenemos por presidente. De momento, se ha limitado a sugerir la implantación de la pena de muerte para los arquitectos, dado que su obra les perdura. ¿No se le habrá ocurrido considerar que, a veces, también, los políticos duran menos que sus actos?

jueves, 6 de septiembre de 2012

Isla de tierra




Gracias a los pretendientes a inmigrantes subsaharianos –todavía  deberíamos llamarles emigrantes, pues están en tierra de nadie- nos hemos enterado del nombre de uno de esos peñones que tenemos en la costa marroquí (¿no podríamos llegar a un acuerdo con el primo del rey y vendérselos?), últimos vestigios de nuestra época colonial.
Hemos podido ver el desalojo con nocturnidad y alevosía –sin viento fresco de levante, esta vez- de esas pobres personas, para contemplar, a continuación, su deambular inmisericorde por el paisaje marroquí.
Médicos sin Fronteras, el Comité para la Ayuda a los Refugiados y otras organizaciones que se preocupan de estos casos nos cuentan que han sido vejados, golpeados y perseguidos, quizás llevados ante la frontera argelina para que se busquen allí la vida, a sabiendas de que también serán expulsados de ese país.
Cierto, nosotros no tenemos la culpa, no les hemos invitado a nuestra fiesta y ni siquiera se sabe si habrá sitio para todos los que ya hemos llegado a este banquete. Pero son personas. De otro color, pero personas.
Y, como dice mi amigo Luís, ateo confeso y anticlerical acérrimo, ni los del turbante ni los de la sotana han dicho una palabra. Y que lo único que les preocupa son las cuestiones relativas al sexo y al sometimiento de los parroquianos. ¿Será cierto?