En
esta semana que hoy concluye se han producido en esta ciudad dos hechos tan
contradictorios que no me resisto a comentarlos en este blog.
El
primero es que se han cerrado los multicines (o mini cines, no sé cómo se dice)
de La Brecha. Eran ocho o nueve, con
diferencia los más cómodos de la ciudad, y en pleno centro, aunque, para mi
gusto, no cuidaban excesivamente la programación. También desconozco si este
asunto de la exhibición, se desarrolla en un mercado libre o como tantos otros
mercados tiene sus más y sus menos. Sea como sea, creo que es una mala noticia
para la ciudad, se han perdido dos decenas de empleos y no casa bien con la
pretendida imagen de ciudad culta que se quiere dar a la misma.
El
segundo hecho –sí, lo han adivinado ustedes- es la inauguración del Festival de
cine de San Sebastián. Parece ser que se han vendido antes de su apertura
ochenta y tantas mil entradas, y legiones de papanatas pasan horas y horas
esperando ver a los divos (¿Pasará Denzel Washington a la historia del cine?)
en los escasos trescientos metros que separan el hotel María Cristina y el
Kursaal, recorrido que, lógicamente, recorren en nuevos coches relucientes que
luego se venderán como kilómetro cero.
Del
primer hecho se han hecho eco algunos medios locales; del segundo, los locales,
los autonómicos, los nacionales y, dicen, los internacionales, aunque cualquier
cinéfilo podría enumerar una decena de festivales internacionales de más
calidad que éste y -pero eso no se dice- al menos un par de ellos españoles.
Ahora bien, a glamour no nos gana
nadie.