sábado, 31 de diciembre de 2016

Píldoras de diciembre




PÍLDORAS
16/12/31

No sé si en toda España ocurrirá igual, pero voy a hablar sólo de lo que tengo cerca, lo conozco bien. En Guipúzcoa, el Diario Vasco (del grupo Vocento) dedica más del 50% de sus portadas anuales a noticias relacionadas con el fútbol, el 98% de ellas a la Real, naturalmente. Hoy mismo, los líderes de los cinco partidos que cuentan con representación provincial, posan ataviados con la camiseta del equipo. En páginas interiores, el asunto merece tres páginas completas.
Ya sé que el fútbol es una afición mayoritaria, aunque a mí me gustaría otra cosa y mi mujer opine que debiera estar estrictamente prohibido por un período de cinco años; ya sé que quizás gracias al fútbol se consiguen complicidades más difíciles de lograr de otra manera. Ustedes saben de sobra todo esto, y no voy a desgranar aquí el rosario de asuntos, algo más importantes que el fútbol, de los que esas mismas personas podrían tratar para una mejor formación de la ciudadanía; esas cosas que siguen sucediendo, algunas de las cuales se van a agravar en el año que empieza mañana, que nos van a afectar a todos y especialmente a los que ya están bastante afectados, aquí y fuera; que hay que dar un respiro y todo eso…pero, por favor, basta ya de de esa política tan conveniente para algunos medios y algunas formas de pensar, con la que se alimentan unos a otros. Para el deporte están los medios deportivos.
Y recordemos que hay suficientes medios en la prensa digital y que para envolver el bocadillo hay papel más barato que el impreso. Y más sano desde todos los puntos de vista.


PÍLDORAS
16/12/30

He visto, desde mi ventana, una imagen muy corriente: paradas, en medio de un sendero, charlando amigablemente, dos personas adultas; ambas llevaban, de una correa, a sus propios perros, cuatro animales pequeños, de compañía. He imaginado la conversación sobre las costumbres, los comportamientos, o la alimentación de los perritos respectivos. Han estado un buen rato conversando. He pensado si se conocerían del barrio, aunque sólo fuera de pasear al los perros, o  era la primera vez que se encontraban.
Es muy positivo que las personas se relacionen mutuamente, sea con otros propietarios de mascotas, con convecinos, con la cajera del súper, y hasta con  amigos de facebook; además, los perros te hacen salir a la calle y, es sabido, que ayudan a mantener los niveles de colesterol.
A mí me gustan los perros y, en general, todos los animales. Mi hija mayor tiene dos perros, dos gatos y una burra; me encanta manosearlos, hablarlos y hacerles sentir mi cariño, aunque sólo los perros y la burra parecen apreciarlo; los gatos preservan su intimidad en exclusiva para sus dueños.
Así que espero que se entienda que no tengo nada en contra de la escena de la ventana, pero…no he podido evitar pensar si esas mismas personas emplearían sus buenos diez minutos en hablar con otros desconocidos en plena calle, por ejemplo, el que pide una ayuda en una esquina, el que vende sin precio su canción, el que está sentado en el banco al que solemos ir, el de la mesa de al lado del café, el que nos sigue en la fila del cine…, si podrán hacerlo aquellos que ni nos miran al cruzarnos, no digo en la Gran Vía, sino en un estrecho sendero solitario en un paseo por el monte, que no tienen ni un leve gesto de cabeza en un ascensor…
Seguro que si habláramos más con cualquiera que topáramos en la calle –como se hacía antes, en los pueblos pequeños- seríamos mejores, más ricos y más felices.


PÍLDORAS
16/12/27


No estoy seguro de que lo que voy a escribir no vaya a enajenarme relaciones y lectores, pero no estoy aquí para callarme.
Confieso que creo no conocer ninguna melodía suya; no recuerdo haber visto nunca su rostro que ahora me persigue en cuanto enciendo la tele; y ni siquiera me sonaba su nombre…sí, me estoy refiriendo a Georges Michael. Créanme, soy sincero al escribir esto, les diré además que me sonaba Prince, también David Bowie (¿se escribe así?), y por supuesto, conocía a Leonard Cohen, pero no al tal Michael, y me entenderán ustedes si les digo que no comprendo esos panegíricos sobre la pérdida de esas figuras musicales en este año en el que el mundo se desliza un poco más hacia el abismo. Yo creía, infeliz de mí, que no nos sería dado ver en el mismo telediario la noticia del fallecimiento de ese señor junto a las fotos que aún nos ofrecen de la masacre de Alepo, por ejemplo.
No voy a decir que la industria de la música en inglés –en los demás idiomas, incluido el nuestro, parece ser que no canta nadie- no tenga su importancia, pero me da la sensación de que se pretende que nadie retenga en su cabeza ciertos conceptos sustituyéndolos por la dormidera musical.
¿Silenciará el bombardeo musical el verdadero y trágico sonido de las bombas?

miércoles, 14 de diciembre de 2016

Lucas y las radiales




LUCAS Y LAS RADIALES

Recurro a Lucas para ver si me explica, con esa claridad tan suya, el numerito que se ha montado con esto de las autopistas radiales que tanto dinero nos va a costar a todos.
-Hombre, parece mentira que os extrañéis ahora, era una operación que estaba cantada. ¿Tú has oído hablar del método alemán en estas cuestiones de financiación de infraestructuras?
-La verdad es que no, yo de esas cosas…
-Es muy fácil, verás: el Estado tiene la posibilidad, para acometer una obra, por ejemplo una autopista, sin pagar un solo euro,  de encargar a una empresa o consorcio de empresas que haga la construcción de la misma, que es lo suyo, pero permitiendo además que esa suma, la perciba la constructora a través de la recaudación de los peajes correspondientes en los próximos, veinte, treinta o los años que sean precisos. La constructora recibe en ese período el importe de la obra, el mantenimiento de la misma y hasta los gastos de gestión y explotación y va pagando con sus ingresos los préstamos que la banca le haya hecho para acometer la misma y obteniendo su beneficio. Esto es lo que llama, coloquialmente, el método alemán, con todas las variantes que quieras introducir.
-Vaya, pues es una solución, ¿no?
-Puede serlo, pero ya sabes que, hecha la ley, hecha la trampa.
-¿Y aquí qué pasó, Lucas?
-Muy sencillo: el cálculo de costes, incluyendo el de expropiación de los terrenos, y el de afluencia de tráfico, que es el que teóricamente iba a permitir el flujo de caja para que la operación saliera bien, resultó fallido.
-¿O sea que los técnicos del ministerio correspondiente erraron en sus estimaciones?
-No, hombre, no seas tan simple, los cálculos no los realizó el ministerio…
-Pero…no me digas que…
-¡Bingo! Los números los hicieron las constructoras
-Y claro, apuntaron muy alto y el asunto no cuadró. Pero, entonces, son las empresas las que pierden si las cosas no salen…
-Eres un primavera, las empresas nunca pierden, hombre. ¿Recuerdas el caso Castor, ese depósito de almacenamiento de hidrocarburos frente a la costa de Vinarós? Ahí metieron una cláusula para cubrirse en el caso de que hubiera una razón de fuerza mayor que hiciera imposible el almacenamiento.
-¿Y?
-Se produjo una serie de movimientos sísmicos que lo hacían inviable y a cobrar.
-Y aquí, ¿qué ha pasado?
-Pues aquí se cubrieron con otra cláusula que llaman de responsabilidad patrimonial de la Administración, es decir, que como el Estado está detrás, si las empresas no pagan, que lo hagamos entre todos. Y el Estado ha esperado el tiempo necesario para que ya no haya ninguna opción y no quede otra que apoquinar.
-¡Pero bueno! Estamos rodeados de mangantes…
-Tú me preguntas y yo te respondo, las conclusiones son tuyas. Ahora la cuestión va camino de los seis mil millones de euros, o un billón de las antiguas pesetas, si lo prefieres. Un poco más de deuda, otro poco más de recortes, eso se paga fácil, recuerda que a escote nada es caro.
-Hasta luego Lucas.
-¿Cómo que hasta luego? Yo no he acabado…
-Ah, perdona…
-Hemos hablado de las radiales, pero no hemos descendido a uno de los puntos clave: la subida de coste de las expropiaciones.
-Bien, ¿y?
-Bastará decirte que una conocida saga familiar se ha levantado ciento cuarenta millones de euros por haber perdido unos terrenos rústicos sin valor alguno y cuyo origen fue más que dudoso. Solo te diré que son los herederos de un gran dirigente nacional. El fundador de un sistema y de una ideología que aún está en el gobierno. Con el apoyo, eso sí, de los españoles
-No quiero saber más. ¡Hasta luego, Lucas!