martes, 25 de septiembre de 2018

El caso Almería


Este artículo ha sido publicado en la revista OP Macinery, en el número de agosto-septiembre.


Unos meses después del fallido intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 –eso sí fue tal cosa, a ver si nos enteramos- , un joven almeriense que trabajaba en Santander recibió el aviso familiar de que un hermano suyo haría la primera comunión; entretanto este hombre, Juan Mañas, había trabado amistad con Luís Montero, un salmantino que también trabajaba en la ciudad, y con Luís Cobo Mier, montañés de pura cepa como sus apellidos indican. Estos pensaron acompañarle en el desplazamiento y aprovechar así la oportunidad para conocer la provincia andaluza. A ello se dispusieron poniéndose en marcha el 7 de mayo en el coche de Cobo, pernoctando en Madrid y reanudando su viaje a la mañana siguiente, pero con tan mala fortuna que hubieron de detenerse por problemas mecánicos y alquilar un coche en Manzanares con el que continuaron su viaje hasta Pechina, pueblo de origen de Juan Mañas.
El 7 de mayo la banda terrorista ETA llevó a cabo un atentado en Madrid en el que resultó malherido el General Valenzuela, Jefe de la Casa Militar del Rey, y muertos los tres militares que le acompañaban. El comando estaba compuesto por tres integrantes, y alguien, que vio los movimientos de aquellos tres jóvenes en tierras manchegas, los confundió con los terroristas y dio parte a la Guardia Civil.
Los jóvenes durmieron la noche del día 8 en el domicilio familiar de los Mañas, y dedicaron el día 9 a visitar la provincia, como tenían pensado.
La Guardia Civil se puso en marcha y ese mismo día, el 9 de mayo les detuvo en Roquetas en una tienda de “souvenirs”, hacia las nueve de la noche, sin que ellos ofrecieran la más mínima resistencia. La prensa del día 11 se hizo eco de la captura del comando del atentado de Madrid, detallando que los tres perdieron la vida cuando las fuerzas que les conducían hacia Madrid hubieron de dispararles en su intento de fuga y defendiéndose de ellos...
El juicio se inició el 14 de junio de 1982, trece meses después, y finalizó el 27 de julio. Solamente fueron procesados tres de los once guardias: el teniente coronel Castillo Quero, que en el momento de los hechos estaba al frente de la Comandancia de Almería y era el mando de la operación, el teniente Gómez Torres y el guardia Fernández Llamas.
El abogado de la acusación particular, Darío Fernández, en todo momento intentó que fueran condenados por asesinato, en contra de la opinión del fiscal, que calificaba los hechos de homicidio. Le fue denegada una prueba fundamental en cualquier proceso judicial sin ninguna razón de peso, como es la reconstrucción de los hechos, y siempre dudó de las garantías técnicas y científicas de las autopsias realizadas por los forenses. Fue constantemente acuciado y los intentos de intimidación por parte de miembros de la Benemérita fueron variados, "incluida una bomba bajo su coche: Darío tuvo que esconderse en una cueva", recuerda Lola Liquete Cobo, sobrina de Luís Cobo.
Años después, el teniente coronel Victoriano Guillén, quien se opuso con contundencia al golpe de Estado del 23F y fue castigado por ello, explicó ante las cámaras del programa de televisión Crónica de una generación: "La Dirección General de la Guardia Civil mandó un radio (nombre que se daba en la Guardia Civil a los fax o télex) diciendo que eran etarras y que habían atentado contra el general Valenzuela. Castillo Quero, el teniente coronel al frente del operativo, que era un enfermo mental, un imbécil poseído y que, además, presumía de su amistad con el rey, vio allí la ocasión de hacer un servicio y hacer méritos, colgarse medallas".

El Parlamento de Cantabria ha homenajeado el jueves 10 de mayo de 2018, al cumplirse los 37 años del brutal asesinato, en presencia de familiares y de todos los grupos políticos (PP, Psoe, Ciudadanos, Prc y Podemos, que han aprobado el texto), a las víctimas de esta historia. En el acto promovido por el colectivo Desmemoriados se ha instado al Gobierno de España a "iniciar los cambios legislativos necesarios y oportunos para que todas las víctimas de terrorismo, incluyendo las de violencia policial, grupos de ultraderecha y grupos parapoliciales, sean reparadas y reciban la consideración y protección" que corresponde a esta condición.

 Episodios como el descrito jalonaron el período que se conoce como “la transición española”, desde 1978 cuando se aprueba la Constitución; la etérea presencia de la dictadura franquista ha impregnado –y sigue haciéndolo-  el devenir de la sociedad española, entre la mirada impasible de media España y el silencio cómplice de la otra media. El sufrimiento y la desventura los pusieron unos españoles, en tanto que otros, como los verdugos de este caso, cumplieron la mitad de sus condenas en confortables instalaciones militares recibiendo, además, ilegales fondos públicos.

P.D. Hasta aquí el artículo tal y como lo escribí el pasado mes de mayo. Ahora la guinda la pone la contestación del gobierno de la nación el pasado 14 de septiembre a la instancia planteada por el Parlamento de Cantabria, descrita más arriba; "La Ley de Solidaridad con las Víctimas del Terrorismo y el Real Decreto por el que se aprueba el Reglamento de Reconocimiento y Protección Integral a las Víctimas del Terrorismo reconocen dicha condición de víctimas únicamente a las que lo hayan sido en actos terroristas o de hechos perpetrados por persona o personas integradas en bandas o grupos armados o que actuaran con la finalidad de alterar gravemente la paz y la seguridad ciudadana". En otras palabras: no se les reconoce la condición de víctimas, y a otra cosa, mariposa.


Tanto los hechos como las fechas y los nombres que se citan han sido extraídos de artículos periodísticos de los diarios El País, El Diario Montañés y Diario.es. Por si acaso.




lunes, 17 de septiembre de 2018

Y sigue el barquito navegando...







Esta frase la pronunciaba un amigo mío cuando quería dejar constancia del hastío que una determinada situación le causaba. Seguro que ustedes pueden adjudicarle otros sentidos, pero quedémonos con ese; con ese significado y con el deseo implícito de que esa situación, hecho o, en definitiva, causa, pase: “Pase de mí este cáliz” dicen que dijo uno que sufrió  injusta persecución por la justicia y por el gobierno.
Sí, han acertado, estoy hablando del “caso catalán”. A caballo entre la manifestación de la Diada y las manifestaciones que vendrán por el 1 de octubre, y luego por los encarcelamientos, pienso que debemos hacer una pequeña reflexión sobre este barquito que sigue navegando rumbo a un puerto del que desconoce su ubicación, y con un piloto que no sabe interpretar las cartas náuticas o no las encuentra.
Que nadie de ninguno de los dos bandos se moleste por lo de barquito, no trato de quitar al caso la importancia que tiene, aunque yo no concuerde con ninguna de ambas partes. Con uno de ellos porque no soy partidario de los nacionalismos –incluido el español- y me parece un precio muy caro el que sus actores están pagando, unos en el exilio y otros en la cárcel; sin olvidar a los ciudadanos que están atónitos ante lo que sucede en su país sin entender muy bien las causas o entendiendo que las que encuentran no son justificación suficiente para lo que está sucediendo. A este respecto me ha parecido escuchar al diputado Tardá, nacionalista y republicano, que no es lógico ni posible aspirar a la independencia con menos del cincuenta por ciento de apoyo popular; no parece que le estén haciendo caso en sus propias filas.
Del otro lado, me permitiría aconsejarles que hicieran un breve recuento de lo acontecido. A saber, la justicia de varios países europeos adonde han acudido los exiliados, ha negado la razón a la justicia española, esa que siempre proclamamos independiente y al nivel de la mejor. ¿Estarán equivocados todos los demás? Y, en un caso, han instruido  proceso contra el juez español causante del desaguisado –cuya defensa hemos de pagar todos los ciudadanos-, que se empeña en mantener a los  que se quedaron en la cárcel como si no existiera la libertad condicional. ¿Hay alguien que piense, a estas alturas, que estamos ante un caso de éxito en la justicia y la política españolas? ¿No significa, más bien, dotar al adversario de una carga ética que añadir a sus razones? Ha dimitido de todos sus cargos, incluido el acta de diputada, la persona a quien todo el mundo señaló en su día como mentora de la política del Estado contra el independentismo catalán. Lo ha hecho como consecuencia de la pérdida de poder interno en su partido, pero considero lícito preguntarme: ¿Significa también su dimisión el reconocimiento implícito del sin sentido y fracaso de su política? Porque, claro, ella es abogada del Estado y obtendrá, si se lo propone, la vuelta al escalafón: ¿vamos a tenerla de nuevo haciendo otra brillante defensa del Estado como la que ha realizado en el “caso catalán”? Visto lo visto, sería mejor que dejara de defendernos definitivamente.
Y el barquito sigue navegando. Los mayoría de españoles y  catalanes desearíamos que tocara puerto seguro, con un blando céfiro a popa, para que la política trabajara para aquello que ha de servir: mejorar las condiciones de vida de todos los ciudadanos. Porque el peligro es que la brecha entre españoles se agrande. La derechona –uy, perdón, la derecha española, quería decir- tiene sobrada tendencia a lanzar sus redes electorales en los momentos más críticos, así lo hizo en el caso vasco en su día, y hace meses en el que nos ocupa. Sí, ya sé que han sido dos partidos diferentes en cada caso, pero la ideología es la misma, y cualquier observador podrá constatar que hoy en día, gracias al servicio que prestan los medios afines, cada vez más personas, empiezan a recelar de los catalanes, y eso es cosa que no beneficia la correcta singladura del barquito.
Es lo que le pedimos a este gobierno, que con valentía y amplitud de miras trabaje sin cesar para que esa brecha no se agrande. Por el bien de los verdaderos españoles, sean de donde sean o hablen el idioma que hablen.


miércoles, 12 de septiembre de 2018

Corbetas, bombas y muertos




La actual Navantia es el despojo que queda de la industria naval pública española tras la reestructuración llevada a cabo en los años ochenta, hace ya treinta años. Aquello, como tantas otras cosas, se cerró en falso, tras muchas protestas, cientos de heridos y algún muerto. Los grandes astilleros del Nervión, de la ría del Ferrol y de la bahía de Cádiz, que perdían ingentes cantidades de dinero vía presupuestos públicos continuaron haciéndolo, también hoy en día, pese a haber aligerado plantillas y a las inyecciones continuadas de dinero público. Conviene recordar las promesas de Feijoo, la gran esperanza blanca de la derecha española, llegando a exhibir contratos para la construcción de enormes hoteles flotantes para Méjico, que nunca se han llevado a cabo, o la operación –aún en curso- con los submarinos españoles que, además de mejorar los de la armada nacional, permitiría exportar a otros países. Por cierto, el importe de esta operación fallida, viene a ser el mismo que la construcción de las corbetas para Arabia Saudí. Vean, si quieren, https://literharturas.blogspot.com/2016/07/de-color-bien-pero-no-flota.html.
Entretanto, otros astilleros más pequeños, y seguramente más hechos a la innovación, a la investigación y a buscarse la vida, al no contar con el soporte de las arcas públicas, están construyendo barcos con muchísima más tecnología y valor añadido para sectores como el del gas y el petróleo, o el más moderno de los aerogeneradores offshore.
De modo que bien puede decirse que Navantia es especialista en generar pérdidas, construyendo corbetas o sin construirlas.
Dos. Todos, para nuestra desgracia, hemos visto imágenes de calles enteras devastadas por las bombas, y hemos leído sobre bombardeos indiscriminados contra autobuses escolares, con el esperado balance de víctimas inocentes; ambas cosas en Yemen y perpetradas por el ejército saudí, el de los primos de nuestros monarcas. Bien es cierto que esos niños muertos son árabes, o medio negros, y mira por donde, nunca serán un problema frente a nuestras fronteras.
Tres. Kichi, que así le llaman familiarmente al alcalde de Cádiz, puede tener razón como alcalde que defiende los intereses inmediatos de sus convecinos, pero como político, creo que tiene una visión muy cortoplacista: él conoce muy bien lo que hemos explicado en el punto uno.
Cuatro. El historial de las relaciones comerciales españolas con Arabia Saudí, no se limita al armamento, sean bombas o sean corbetas. Recuerden el Ave a La Meca, por un montante de unos 6.000 millones de euros. Si bien hay muy pocos países en el mundo que puedan montar una operación de esa envergadura, juntando la construcción de la vía en pleno desierto, el suministro de los trenes, la tecnología que implica, y el mantenimiento de los mismos, también es cierto que las declaraciones de cierta noble alemana bien relacionada en nuestro país, sobre el reparto de comisiones entre compradores, vendedores y los que han facilitado la operación desde su alta posición política –de ser ciertas- hace que el número de oferentes para dicha operación sea aún más pequeño, si no nos convierte en el único.
Cinco. España es un país muy moderno, de los más modernos que existen, como proclama la Marca España. ¿Es consistente con esta realidad el hecho de que nos dediquemos a vender armas con las que se matan personas inocentes? Vivimos bajo el imperio de la ley, como nos recuerdan nuestras autoridades continuamente, cuando nos dicen que la ley es igual para todos. ¿Casa bien este sistema con el hecho de que haya personas que gozan de total y absoluta inviolabilidad en nuestro país? Imaginemos que una de esas personas resultara culpable de asesinato, no se le podría juzgar por ello. ¿Tiene sentido?
Final. Como dice un conocido programa, no recuerdo si de radio o de televisión: estos son los datos; de ustedes la conclusión. En estos cinco puntos he pretendido resumir el debate sobre las corbetas, las bombas, los puestos de trabajo amenazados, y sobre todo hablar del oscurantismo, la información interesada y desviada, y los intereses cruzados. Objetivamente hablando, no hay diferencia entre trabajadores que construyan corbetas o bombas, o aquellos que resulten muertos o heridos como resultado de su uso infame; todos ellos están sometidos al mismo sistema económico, aunque no lo sepan o no se lo crean, y sus respectivas élites gobernantes mantienen entre sí curiosas relaciones de amistad y de interés económico. De nosotros depende, teniendo una más completa información sobre el tema formarnos una opinión más clara. Como siempre.



lunes, 10 de septiembre de 2018

Siempre el Castor






Siempre el Castor, es el título que se me ha ocurrido para esta entrada, a pesar de que estoy seguro de que no será la última vez que escriba sobre este asunto.
Arriba encontrarán, por orden de aparición en escena, las otras ocasiones que hemos tratado este acuático asunto. En alguna de esas entradas hemos hablado de los gastos que se derivarían del mantenimiento de las dichosas instalaciones. Pues bien, los versos de Neruda que también hemos citado, ya no son de mucha utilidad: ya los astros no titilan a lo lejos, ahora hemos de aguzar la mirada, y solo el conocimiento que tenemos de esta parte del Mediterráneo nos permite encontrar ese perfil de la plataforma del Castor en la noche veraniega. Sí, señores, para aminorar la cuenta de mantenimiento se ha decidido rebajar la potencia lumínica instalada. Al menos esa es mi conclusión, aunque hay amigos que me señalan que sigue igual, y que lo que ha mermado es mi capacidad visual.
Y, solo por aportar un dato más, les contaré quien firmó la DIA (Declaración de Impacto Ambiental) que permitió seguir adelante en este proyecto que ya ven ustedes en qué ha concluido. La actual Ministra de Energía, Medio Ambiente y Cambio Climático, Teresa Rivera era a la sazón Secretaria General del Cambio Climático, cuando el anterior gobierno socialista de Zapatero abordó el proyecto del Castor, y en esa tesitura le tocó firmar dicho papelito. Hemos de entender que esa firma es una de tantas que le ponen en la carpeta cada semana a una persona en su puesto, proyectos que vienen de la escala funcionarial, con los vistos buenos reglamentarios, visados por el propio gabinete y con todas las garantías habidas y por haber.
Teresa Rivera es una persona de reconocido prestigio internacional en asuntos de medio ambiente y cambio climático, prestigio que no creo que se vaya a ver mermado por aquella firma que entiendo tenía un cariz meramente administrativo y venía de un ministerio que ni siquiera era el suyo. La decisión política de acometer dicho proyecto, calificado de estratégico, pero enfrentado a movimientos ecologistas, está sometida a un proceso civil que algún día verá la luz y al que ella es ajena. No se preocupen, tampoco habrá culpables que nos ayuden a los ciudadanos de a pie a pagar la factura.
Para esto nos valemos y sobramos solos. Como siempre.


sábado, 1 de septiembre de 2018

America first






América, America first, es hasta el momento la mayor potencia mundial que han visto los siglos, pero es claro y notorio que va perdiendo fuelle. Militar y económicamente es poderosísima, pero su decadencia es interna, y quizás sea eso lo que han visto quienes la dirigen: alberga en su seno claros signos de pérdida de pulso, ya no es el país que ganó la segunda guerra mundial, o el que lideró la economía mundial hasta nuestros días. Eliminada la amenaza “socialista” en Rusia e incorporada esta nación al sistema, toca ahora hacer frente a una nueva amenaza más difusa desde el punto de vista territorial y de los métodos de desafío que emplea, cual es la amenaza del islamismo radical. Se han mantenido varias batallas contra este nuevo poder con distinto resultado, y las tecnologías digitales y de la información han demostrado ser una ayuda decisiva, aunque se precisan nuevos conflictos para un desarrollo más ambicioso de las mismas -no olvidemos que son necesarias millonarias inversiones que sólo el conglomerado científico-militar puede acometer con la financiación prestada desde el Capitolio.
Es decir, la guerra se puede ganar, aunque sea a costa de enormes sacrificios de todo tipo para la población, nunca para los que mandan; la política de comunicación necesaria para infundir a la ciudadanía las dosis de miedo precisas para que otorgue un –por otro lado- innecesario consentimiento hace tiempo que se ha iniciado, de formas y maneras distintas según en qué país; el ensayo de guerras comerciales ha empezado ya, abriendo una nueva etapa de relaciones internacionales inéditas en los últimos decenios, hasta el punto de que los mayores defensores del neoliberalismo reinante se muestren confundidos. Con todo ello, se pretende, a mí entender, ir preparando el mundo para una contienda mucho mayor, que se antoja urgente para no dar más alientos, fuerza y preparación al último enemigo, que es el verdaderamente temible.
Porque militarmente se puede ganar a cualquiera, cueste más o cueste menos. Comercialmente, puede decirse lo mismo. Pero, ¿qué decir de un rival que utiliza las mismas armas industriales y comerciales, que acumula día a día mayores recursos a costa nuestra, cuyo superávit comercial no hace sino crecer; que invierte en investigación sumas ingentes, cuyas empresas, universidades y centros de investigación mejoran sin tasa, que extiende su influencia sobre el tercer mundo poseedor de recursos materiales y mineros; cuyo nivel de vida y desarrollo de sus ciudadanos aumenta de año en año a unas tasas que para nosotros quisieran (o no) nuestros líderes; con ciudadanos que están siendo sometidos a un nivel de control que para sí desearían nuestros gobiernos, que vence en  todos los aspectos de la competencia internacional con creciente claridad, empleando, eso sí,  las mismas armas capitalistas? ¿Qué se puede decir de este rival? … no, no me estoy refiriendo a China, a secas.
Estoy hablando de la República Popular de China. Es decir, un país capitalista pero con un férreo gobierno comunista. Ese es el verdadero peligro al que el sistema neoliberal se enfrenta. Quizás por eso hagan falta gobiernos como el actual gobierno americano. Aunque ni nosotros ni siquiera él mismo sepamos para qué, hay poderes que están detrás y que son los que promueven y/o permiten ciertos acontecimientos, los que saben perfectamente que si se deja que ese país siga creciendo no habrá modo de pararle.
Ya no se trata de contrapesos como era la Rusia soviética -por otro lado un gigante con pies de barro. China es un país capitalista, insistamos en esto, con un gobierno comunista detrás. Un país mucho más grande, que emplea las mismas armas que el llamado mundo libre, pero gobernado rígidamente, con puño de acero, por un partido que se declara marxista. Esto es lo novedoso. ¿Cómo se le vence? ¿Lo sabe esa América a la cual pertenecemos, queramos o no? ¿Lo sabe su gobierno, sus élites dirigentes? ¿Cómo se dirimirá la supremacía económica y política? ¿Qué consecuencias sufriremos los que estamos en medio?
Esto es lo que cada uno de nosotros debe analizar.